Viaje de vuelta a la tierra de los abuelos para no ¡®occidentalizarse¡¯
Las autoridades holandesas temen que hasta 800 menores puedan ser enviados contra su voluntad a Turqu¨ªa, Marruecos, India, Pakist¨¢n, Somalia, Kenia o Banglad¨¦s para que no pierdan sus ra¨ªces
En 2016, el mayor estudio efectuado hasta la fecha sobre las creencias religiosas de los adolescentes holandeses (entre 14 y 15 a?os), constat¨® ¡°la lenta secularizaci¨®n de los de credo musulm¨¢n¡±. Seg¨²n la Universidad de Utrecht, autora de la investigaci¨®n, ¡°el islam marcaba su identidad, pero siguen menos sus ritos y empiezan a considerar la fe un asunto privado¡±. Este junio, el Centro de Contacto sobre el Matrimonio Forzoso y el Abandono (LKHA, en sus siglas neerlandesas) ha alertado del aumento de los menores llevados por sus padres a Marruecos, Etiop¨ªa, Turqu¨ªa, Somalia, Kenia, Banglad¨¦s, India o Pakist¨¢n para evitar ¡°que se occidentalicen demasiado¡±. Ocurre durante las vacaciones de verano: las ni?as, nacidas y criadas en Holanda, pueden ser casadas en una tierra que desconocen. Los ni?os acaban en internados, con otros familiares e incluso desconocidos. No hay un registro nacional, pero LKHA teme que la cifra real ronde los 800.
Los viajes siguen un patr¨®n. El menor es sacado de Holanda en avi¨®n, solo o acompa?ado de un progenitor o familiar, y se pierde su rastro. En 2015, el Centro de Contacto gestion¨® 23 denuncias de esta ¨ªndole efectuadas por el propio afectado, un familiar, amigos, profesores, vecinos, o conocidos al tanto de lo ocurrido. En su p¨¢gina de web figura un n¨²mero nacional de tel¨¦fono al que dirigirse. Para el extranjero, se aconseja ponerse en contacto con la embajada holandesa correspondiente. Tambi¨¦n indican el enlace de Veilig Thuis [Seguros en el hogar], un organismo que ayuda a menores en apuros. La polic¨ªa local y nacional, los centros de apoyo a las mujeres maltratadas, el Centro Internacional sobre el Secuestro de Menores, el Servicio de Inmigraci¨®n, y el Ministerio de Exteriores son algunas de las instancias que colaboran. En 2016 llegaron 30 denuncias. Este a?o son ya 16.
El problema son los casos que escapan al radar de las autoridades y de ah¨ª que la cifra estimada de ni?os en esta situaci¨®n oscile entre 180 y 800. El servicio de Protecci¨®n de Menores indica que, si bien los propios padres toman la decisi¨®n de mandarlos al pa¨ªs de los abuelos, la familia puede presionar desde all¨ª. Para que no pierdan su cultura.
El menor es sacado de Holanda en avi¨®n, solo o acompa?ado de un progenitor o familiar, y se pierde su rastro
Los expertos han indicado a las escuelas cu¨¢les son las se?ales del cambio: si observan que los ni?os se comportan de otra forma, est¨¢n nerviosos o huidizos, deben llamar a Menores. Si no hablan del veraneo, muestran ansiedad o sus padres les acompa?an a la ida y a la vuelta, tal vez est¨¦n preparando el viaje en sus casas. Si ignoran la decisi¨®n tomada por sus progenitores, es m¨¢s dif¨ªcil darse cuenta a tiempo.
Para ilustrar el problema, Protecci¨®n de Menores ha contado la historia de Issa (nombre ficticio), un jovencito que esperaba ilusionado pasar las vacaciones con su padre en ?frica. Su madre lo llev¨® al aeropuerto holand¨¦s y al aterrizar lo recibieron unos desconocidos. Le quitaron el pasaporte y el tel¨¦fono m¨®vil y le prohibieron usar internet. Nunca vio a su padre. ¡°Varios meses despu¨¦s, logr¨® ponerse en contacto con nosotros a trav¨¦s de un amigo del colegio holand¨¦s¡±, detallan desde esta instituci¨®n. Cuando se constat¨® que lo hab¨ªan abandonado,? el juez de menores otorg¨® la custodia a la Protectora y la polic¨ªa africana [no se desvela el pa¨ªs] lo fue a buscar al pueblo donde estaba. ¡°Necesitamos protecci¨®n policial constante porque dimos por hecho que su familia tratar¨ªa de recuperarlo. Superamos varios tr¨¢mites legales, pero regres¨®¡±. Issa vive ahora con la familia de su amigo.
La alerta a los centros docentes trata de impedir que ¡°este verano haya ni?os como Issa en el aeropuerto de ?msterdam-Schiphol¡±, dicen los oficiales de menores. Porque el rescate no es f¨¢cil. Desde Holanda hay que asegurarse de que se trata de un abandono en otro pa¨ªs, y no de un secuestro parental o un traslado leg¨ªtimo, aunque el ni?o lo rechace. Despu¨¦s, hay que traerlos sin que sufran da?os habiendo cumplido las reglas establecidas. A veces, los propios afectados prefieren quedarse en el pa¨ªs al que fueron llevados ¡°por temor a regresar a un hogar donde no saben si sus padres les castigar¨¢n o si volver¨¢n a intentar mandarlos de viaje¡±, seg¨²n los expertos. El caso de las ni?as, a menudo casadas contra su voluntad, es m¨¢s dif¨ªcil de investigar porque pasan a formar parte de la familia del marido.
Issa esperaba ilusionado pasar las vacaciones con su padre en ?frica. Su madre lo llev¨® al aeropuerto holand¨¦s y al aterrizar lo recibieron unos desconocidos. Le quitaron el pasaporte y el tel¨¦fono m¨®vil y le prohibieron usar internet
Hay otra versi¨®n menos radical que consiste en matricular a los hijos adolescentes en el pa¨ªs de origen durante el equivalente al bachillerato, pero sin impedir su regreso. En este caso, el choque emocional es enorme, porque pueden sentirse extra?os en una tierra que sus padres reclaman suya, pero donde los ni?os no han vivido, y extra?os de nuevo en Holanda a la vuelta. Un desgarro emocional dif¨ªcil de recomponer.
Junto a la progresiva secularizaci¨®n de los adolescentes musulmanes, constatada por el estudio universitario de Utrecht mencionado al comienzo de este art¨ªculo, la discriminaci¨®n asociada al credo y al origen inmigrante ha producido otro fen¨®meno. Seg¨²n la Oficina de Planificaci¨®n Cultural, para los holandeses de origen turco (397.000, en un pa¨ªs de 17.000.000 de habitantes) y marroqu¨ª (386.000) la fe es cada vez m¨¢s importante. Con datos reunidos entre 2006 y 2015, la Oficina se?ala que un 6% de los holandeses adultos es musulm¨¢n. Ellas llevan m¨¢s a menudo velo; ellos acuden con mayor frecuencia a la mezquita. Si bien hay grados de cumplimiento de los ritos religiosos, entre los de ascendencia turca, en las mismas fechas, los practicantes estrictos han pasado del 37% al 45%. Entre los de procedencia marroqu¨ª, del 75% al 84%. ¡°Ello no quiere decir que se consideren ortodoxos o incluso salafistas¡±, puntualiza la Oficina.
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