Divorcio en desventaja para las mujeres kenianas
Fracasa el intento de cambiar la ley en el pa¨ªs africano para que el reparto patrimonial sea igualitario y no obvie las aportaciones no monetarias de ellas
Las divorciadas kenianas seguir¨¢n en desventaja en lo que respecta a los bienes gananciales. El Tribunal Supremo del pa¨ªs africano ha desestimado una petici¨®n que reclamaba que, en caso de que una pareja ponga fin a su matrimonio, sus propiedades se repartan a partes iguales.
Cuando la Federaci¨®n de Mujeres Abogadas de Kenia present¨® la petici¨®n en septiembre de 2016, su objetivo era la derogaci¨®n de la secci¨®n s¨¦ptima de la Ley de R¨¦gimen Econ¨®mico Matrimonial. Esta norma dicta que, en caso de divorcio, las propiedades de la pareja se reparten de acuerdo con la contribuci¨®n que haya hecho cada uno mientras dur¨® el matrimonio. Las abogadas afirman que la ley contradice un art¨ªculo de la Constituci¨®n keniana, seg¨²n el cual "ambos c¨®nyuges tienen los mismos derechos en el momento de contraer matrimonio, mientras dure este y en caso de su disoluci¨®n".
Sin embargo, el Tribunal Supremo replic¨® que el reparto al 50% que propon¨ªan las juristas dar¨ªa lugar a posibles fraudes, al abrir la puerta a que la gente contrajese matrimonios de corta duraci¨®n con el ¨²nico objetivo de hacerse con la mitad de las propiedades del otro c¨®nyuge. En consecuencia, el 14 de mayo el tribunal fall¨® en contra de la petici¨®n. La Federaci¨®n de Mujeres Abogadas afirma que recurrir¨¢ la decisi¨®n.
El mismo d¨ªa de la sentencia, Josephine Mong'are, presidenta de la asociaci¨®n, declar¨® que en su organizaci¨®n existe un gran temor a que el pa¨ªs retroceda de golpe a la ¨¦poca en la que las mujeres recib¨ªan un trato injusto sobre los bienes ganaciales. "Tal como est¨¢ formulada actualmente, la Ley de R¨¦gimen Econ¨®mico Matrimonial tiene sus limitaciones y en Kenia cada a?o sigue habiendo millones de mujeres que se ven obligadas a luchar por conservar sus propiedades tras el divorcio o la muerte de su esposo. Debemos salvaguardar los avances en favor de la mujer de la actual Constituci¨®n".
La secci¨®n s¨¦ptima es una enmienda a?adida a la Ley de R¨¦gimen Econ¨®mico Matrimonial cuando esta se aprob¨® en 2013. En origen, la legislaci¨®n garantizaba a las mujeres que, en caso de divorcio, los bienes se dividir¨ªan a partes iguales. La versi¨®n enmendada cambi¨® el reparto de manera que correspondiese a la contribuci¨®n de cada c¨®nyuge, pero tambi¨¦n hizo recaer la carga de la prueba sobre el hombre. En vez de ser la mujer la que tiene que demostrar que tiene derecho a un reparto igualitario, como establec¨ªa la normativa anterior a la ley actual, ahora es el hombre quien debe probar que le corresponde m¨¢s de la mitad de las propiedades.
"La mayor¨ªa de las mujeres que se ven envueltas en [un litigio por la tierra] ni siquiera tiene la capacidad de presentar una demanda. Casi siempre se limitan a renunciar, aliviadas porque su matrimonio haya terminado, y lo ¨²nico que quieren es seguir con su vida".
Pero los defensores de los derechos de las mujeres denuncian que el sistema actual perjudica gravemente a las mujeres kenianas, que ya se encuentran en importante desventaja con respecto a los hombres en lo que a propiedades se refiere. En los casos de litigio por la titularidad de un bien, los hombres suelen disponer de m¨¢s recursos para respaldar su demanda de que son acreedores de todos o la mayor parte de los bienes. Por lo general, las mujeres no tienen tiempo ni dinero para luchar por sus derechos sobre las propiedades en un tribunal o, sencillamente, no saben c¨®mo hacerlo.
Calcular la contribuci¨®n de la mujer
Con la legislaci¨®n actual, las mujeres tenemos dif¨ªcil explicar lo que hicimos durante el matrimonio para demostrar lo que aportamos
En Kenia, un pa¨ªs en el que m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n depende total o parcialmente de la agricultura para vivir, las mujeres representan el 80% de la mano de obra. Sin embargo, solamente el 1% de las propiedades registradas est¨¢ a su nombre y alrededor del 6% al suyo y al de su marido.
Cuando pronunci¨® su veredicto, el juez John Mativo se?al¨® que la Ley de R¨¦gimen Econ¨®mico Matrimonial establece compensaciones por la contribuci¨®n no monetaria a la unidad familiar y que, por tanto, legalmente el reparto de las tierras y las propiedades de una pareja tiene en cuenta el trabajo no remunerado de la mujer, como el cuidado de la casa, la gestaci¨®n y la crianza de los hijos, y el trabajo agr¨ªcola.
Sin embargo, los defensores de la petici¨®n de la Federaci¨®n de Mujeres Abogadas denuncian que, normalmente, es dif¨ªcil que las mujeres puedan cuantificar esa contribuci¨®n, y que la mayor¨ªa nunca recibe una compensaci¨®n adecuada por el trabajo no remunerado que han realizado a lo largo de su matrimonio.
"En la cultura keniana en particular, las mujeres siempre son las encargadas de los cuidados y las tareas dom¨¦sticas no retribuidas, mientras que los maridos trabajan y adquieren propiedades", explica Evans Lagat, abogado del Tribunal Supremo del pa¨ªs africano. "En caso de divorcio o conflicto, corresponde a la mujer demostrar cu¨¢nto ha trabajado y contribuido, de manera que el tribunal pueda concederle una compensaci¨®n financiera o del tipo que el juez decida".
Sin posibilidad de defenderse
Jane (nombre ficticio) contrajo matrimonio hace 11 a?os. Entonces trabajaba en un banco en Nairobi. Al quedarse embarazada, dej¨® su empleo para cuidar al beb¨¦. Cuando lleg¨® el segundo hijo de la pareja volvi¨® a quedarse en casa, dependiendo totalmente de su marido para el mantenimiento de la familia mientras ella se dedicaba al cuidado de los ni?os y a las tareas dom¨¦sticas.
Durante el embarazo de su tercer hijo, su marido empez¨® a maltratarla. "Llegaba a casa borracho y me pegaba sin ning¨²n motivo. Muchas veces ven¨ªa con una mujer y se acostaba con ella en nuestro dormitorio mientras yo dorm¨ªa en el de los ni?os", recuerda.
Jane se fue de casa y su marido empez¨® los tr¨¢mites legales para el divorcio. "Firm¨¦ el documento inmediatamente", cuenta. Luego su cu?ada le dijo que ten¨ªa derecho a exigir su parte de los bienes matrimoniales. En 2015 recurri¨® a los tribunales con la esperanza de conseguir al menos una de las viviendas que su marido hab¨ªa comprado mientras estuvieron casados. El tribunal, sin embargo, solamente le concedi¨® 50.000 chelines kenianos (420 d¨®lares). Sin tierra ni propiedades, Jane se qued¨® sin sitio donde vivir con sus hijos.
Entonces se mud¨® a casa de su hermana y empez¨® a vender pescado. M¨¢s adelante se traslad¨® a una casa alquilada, una peque?a vivienda de chapa met¨¢lica en los suburbios de Mathare. Durante el divorcio, su marido acept¨® contribuir al mantenimiento de los hijos, pero Jane dice que ya no le paga la pensi¨®n alimenticia. "No puedo llevarlo a juicio porque me ha advertido muchas veces que tiene buenos contactos y no me conviene causarle problemas", lamenta.
Tras m¨¢s de una d¨¦cada de matrimonio, Jane se encuentra sin casa y con grandes dificultades para ganar lo necesario para sostener a su familia. Si la ley no cambia, no tiene posibilidades de defenderse. "Con la legislaci¨®n keniana actual, las mujeres como yo tenemos dif¨ªcil explicar lo que hicimos durante el matrimonio para demostrar lo que aportamos", denuncia. "Espero que alg¨²n d¨ªa se escuchen nuestras quejas y se nos garantice un trato igualitario".
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Newsdeeply en este enlace.
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