Cuando la barrera son los payos
Varias mujeres gitanas reclaman que cesen los estereotipos sobre la etnia para avanzar en igualdad
Lidia Mu?oz, recepcionista de hotel de 34 a?os, se qued¨® helada hace meses cuando asist¨ªa a un evento sobre igualdad en una universidad p¨²blica, donde una mujer, gitana como ella, comenz¨® entre l¨¢grimas el siguiente relato: ¡°Mis padres me sacaron del instituto. Me casaron obligada con un primo. Fui v¨ªctima de violencia de g¨¦nero. Al final, tuve que refugiarme en la sociedad paya...¡±. Mu?oz se estremeci¨® con la dureza del relato, pero tambi¨¦n se indign¨®. ¡°?Por qu¨¦ los organizadores hab¨ªan elegido a esa gitana y presentado as¨ª a nuestra comunidad?¡±, se preguntaba.
Tiempo despu¨¦s, la recepcionista revive la situaci¨®n en un encuentro organizado por este peri¨®dico con otras tres mujeres gitanas. Todas creen que con relatos como el anterior?la sociedad contribuye a asentar a¨²n m¨¢s los prejuicios que pesan sobre la poblaci¨®n roman¨ª. Las cuatro est¨¢n de acuerdo en que la situaci¨®n que vivi¨® Mu?oz es un buen ejemplo de por qu¨¦ las mujeres de su comunidad sufren una desigualdad mayor por causa de la etnia que por el g¨¦nero. Y creen que, precisamente por eso, sus demandas no pueden ser las mismas que las de otras mujeres. ¡°?C¨®mo vamos a hablar del techo de cristal si todav¨ªa no nos dan empleo simplemente por ser gitanas?¡±, comenta Mu?oz, mientras sus compa?eras asienten con la cabeza.?
El ¨¢mbito laboral sigue siendo uno de los desaf¨ªos que esta comunidad tiene por delante. Del total de roman¨ªes que residen en Espa?a ¨Cunos 450.000, seg¨²n un estudio de la Fundaci¨®n Secretariado Gitano (FSG), publicado en 2012 y que recoge el dato de otro estudio titulado "Mapa sobre Vivienda y Comunidad Gitana en Espa?a" realizado por el Ministerio de Vivienda en 2007¨C, solo un 38,4% tiene un trabajo asalariado, mientras que en el conjunto de la sociedad espa?ola el dato asciende a un 83,6%.?Ana Segovia, de 27 a?os y licenciada en Periodismo, subraya que el empleo es solo uno de los ¨¢mbitos donde los gitanos viven una situaci¨®n m¨¢s dura que el resto. Tambi¨¦n la padecen en la educaci¨®n:?el estudio de la FSG indica que casi el 60% de personas de esta etnia no tiene estudios.
"Incluso en la movilizaci¨®n feminista nosostras ocupamos un segundo plano", relata Segovia. "Todav¨ªa sorprende mucho que seamos feministas y gitanas", reconoce. Pepi Fern¨¢ndez, trabajadora social de 32 a?os, lo confirma y cuenta lo que le ocurri¨® cuando decidi¨® matricularse en una asignatura de Historia del Feminismo. El curso no incluy¨® en el temario la voz de ninguna feminista roman¨ª. Fern¨¢ndez decidi¨® enviar un correo electr¨®nico para quejarse de esta situaci¨®n. Solo recibi¨® un escueto "gracias por su aportaci¨®n" que, confiesa, a¨²n le duele.
Fern¨¢ndez sostiene que desde "hace 70 u 80 a?os hay gitanas feministas", pero que sus historias y demandas son "poco conocidas". ¡°Pero no ha habido feministas gitanas como tal¡±, le replica la abogada Mari Carmen Cort¨¦s, de 39 a?os. Esta jurista defiende que las mujeres de su etnia merecen "una atenci¨®n especial por la discriminaci¨®n hist¨®rica que han vivido", pero tambi¨¦n considera que la comunidad se ha beneficiado de los avances de todas las mujeres.¡°Yo soy feminista a secas, sin etiquetas¡±, resume.
Conseguir que voces como la de Fern¨¢ndez o Cort¨¦s se sumen al movimiento feminista es algo que Beatriz Carrillo, vicepresidenta del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, reclama p¨²blicamente desde hace tiempo. ¡°Cuando se le da menos espacio a quien, ya de por s¨ª, tiene menos ventajas y menos privilegios, se est¨¢ ahondando en la desigualdad¡±, argumenta sobre la escasa visibilidad que las representantes gitanas han tenido en las ¨²ltimas movilizaciones.?
De hecho, Rafaela Pimentel, portavoz de la comisi¨®n 8-M, reconoce que las relaciones con las portavoces de la comunidad han sufrido altibajos. ¡°Las compa?eras de la parte gitana estuvieron finalmente en la manifestaci¨®n [del 8-M en Madrid], pero antes decidieron no participar en el manifiesto de la convocatoria¡±, se?ala. Pimentel a?ade que no obtuvieron ninguna explicaci¨®n, pero reitera que ella, como "migrante, negra y trabajadora del hogar", no ha sentido "ning¨²n paternalismo dentro del colectivo [feminista]¡±.
Jos¨¦ Antonio Plant¨®n, t¨¦cnico de Participaci¨®n y Juventud en el Secretariado Gitano, piensa que los j¨®venes est¨¢n rompiendo estereotipos. En el empleo,?asegura que el n¨²mero de gitanos asalariados aumenta a?o tras a?o, aunque reconoce que a¨²n hay personas que heredan las ocupaciones familiares,?en referencia al trabajo en mercadillos.?Las ¨²ltimas estad¨ªsticas oficiales con las que cuenta el secretariado recogen que en 2012 el 61% de trabajadores gitanos se dedicaba al comercio minorista.?
Esta actividad laboral contin¨²a siendo el principal sost¨¦n econ¨®mico de las familias roman¨ªes en Espa?a. Un gran n¨²mero de personas que trabajan en este sector lo hace en los tradicionales mercadillos de pueblos y ciudades. La ropa interior a precios asequibles es uno de los productos que m¨¢s distingue los puestos de personas de esta etnia, pero tambi¨¦n la fruta o los encurtidos.
Y en los tenderetes de venta, hombres y mujeres trabajan aparentemente en igualdad de condiciones. Manuela Fern¨¢ndez y su marido son vendedores habituales de mercadillos, como el que se monta todos los mi¨¦rcoles en Santa Ana, en el distrito de Fuencarral, en Madrid. "Celebro que las mujeres sean cada vez m¨¢s iguales", comenta r¨¢pidamente mientras grita, en tono jocoso, que tiene medias y pantalones a dos y cinco euros. La tendera a?ade, sin embargo, que le parece que las mujeres no siempre usaban bien su libertad, al tiempo que relata el caso de una conocida que, sin aparente justificaci¨®n, se hab¨ªa separado de su esposo.
El mercadillo, en cualquier caso, es una de las im¨¢genes que se asocian habitualmente con los gitanos espa?oles. Pese a los avances sociales de los ¨²ltimos a?os, miembros de la comunidad se quejan de que populares programas televisivos, como?Los Gypsy Kings, donde se presentan las aventuras de varias familias roman¨ªes, llevan los estereotipos de esta etnia hasta la caricatura.
Plant¨®n se?ala que existe pr¨¢cticamente unanimidad entre los j¨®venes respecto a que programas como este hacen mucho da?o a la imagen de la comunidad. Varias asociaciones se han quejado p¨²blicamente de que estos espacios televisivos no reflejan correctamente la diversidad de los gitanos. En Los Gypsy Kings es habitual que los protagonistas sean personas extravagantes y con escasa formaci¨®n.
De una caricaturizaci¨®n de la comunidad similar se ha acusado tambi¨¦n a la actriz Paula Etxebarria. Durante un evento del pasado 2 de julio, a la int¨¦rprete asturiana le preguntaron por un presunto parecido con la influencer Dulceida, a lo que Etxebarria respondi¨®: "Es como comparar a Dios con un gitano".?
Mari Carmen Cort¨¦s, Ana Segovia, Lidia Mu?oz y Pepi Fern¨¢ndez consideran que a¨²n falta camino por recorrer para que la sociedad supere el estereotipo que pesa sobre la etnia gitana. Hasta que llegue ese momento, Mu?oz cree que las ni?as gitanas seguir¨¢n relatando situaciones como la que le cont¨® a ella su hija de 11 a?os hace unos d¨ªas: ¡°Mam¨¢, en el cole me han dicho ¡®Qu¨¦ gitana tan rara eres...?hasta estudias!¡±.
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