Feminismo de caminos diferentes
La religi¨®n y la cultura introducen diferencias en las reivindicaciones de las mujeres musulmanas
Wadia Daghestani, de 32 a?os y farmac¨¦utica de origen sirio, fue una de las miles de mujeres que sali¨® a la calle a manifestarse el 8-M. Lo hizo en las localidades asturianas de Oviedo y Gij¨®n, por las que pase¨® su doble condici¨®n de mujer y musulmana. Fue con el meg¨¢fono en la mano y la cabeza cubierta. Durante las marchas, algunas mujeres pidieron que se quitara el velo por considerarlo un s¨ªmbolo de opresi¨®n y falta de libertad, a lo que ella se neg¨®. ¡°Tenemos un enemigo com¨²n, que es el patriarcado, pero no podemos negar nuestra propia idiosincrasia, nuestra historia y nuestra religi¨®n. Eso marca un poco las diferencias¡±, dice.
La lucha feminista tiene un fin com¨²n: conseguir la liberaci¨®n de la mujer y alcanzar la igualdad, pero los intereses son distintos en funci¨®n del campo de batalla. Si las feministas occidentales centran la pelea en el ¨¢mbito de la violencia de g¨¦nero y el laboral, la mujer musulmana a?ade a ellos el mantenimiento de su cultura, incluida la religi¨®n, y eso hace que tomen caminos a veces diferentes.
¡°Queremos que se nos trate como cualquier otra mujer. Queremos normalizar nuestra presencia como ciudadanas espa?olas y profesionales, pero con nuestras inquietudes, nuestros objetivos y nuestros retos¡±, afirma Mariam Barouni, de 33 a?os, presidenta del Centro Cultural Isl¨¢mico de Valencia y trabajadora social de origen tunecino. ¡°El feminismo es diverso y tiene diferentes colores¡±, insiste. Y con un color, el ¡°blanco¡±, define Daghestani el occidental, al que pide que sea m¨¢s ¡°inclusivo y diverso¡±, y abra m¨¢s espacios a los problemas de las mujeres ¡°musulmanas, negras o gitanas¡±, que son vistas como ¡°sujetos pasivos a los que liberar¡±.
La coexistencia entre los dos feminismos no parece f¨¢cil. Las espa?olas reivindican que se cierre la brecha salarial, las musulmanas tienen tambi¨¦n otras quejas, como que hay mezquitas en las que no pueden entrar. Algunas espa?olas consideran el velo isl¨¢mico un s¨ªmbolo machista de opresi¨®n, y una parte de las musulmanas reivindican su derecho a usarlo. ¡°El velo no tapa mi capacidad de elecci¨®n, ni mi cualificaci¨®n profesional, ni mi razonamiento¡±, se?ala Barouni. ¡°Solo me tapa la cabeza¡±.
Ante la percepci¨®n de no encajar en el feminismo occidental, ha empezado a extenderse el t¨¦rmino femimorismo. ¡°Hab¨ªa muchas mujeres musulmanas que ten¨ªan reticencia a hablar de feminismo, porque es como una manera de occidentalizarse. Por eso, desde las redes hablamos de un t¨¦rmino nuevo con el que nos identificamos m¨¢s porque est¨¢ orientado a nuestra reivindicaciones e incluye a todas las mujeres ¨¢rabes y las mujeres que practican la fe musulmana¡±, explica Daghestani, miembro del Bloque Fantasma Asturias Acoge.
La inspiraci¨®n surge del movimiento por un feminismo isl¨¢mico y una lectura del Cor¨¢n desde la perspectiva de g¨¦nero. ¡°En el islam existen derechos como el divorcio o el aborto. Sin embargo, el patriarcado y las pol¨ªticas machistas de muchos reg¨ªmenes de pa¨ªses musulmanes han privado a las mujeres de estos derechos¡±, explica F¨¢tima Tahiri, de 28 a?os, investigadora predoctoral en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
¡°No es la religi¨®n¡±, cuestiona Noha El-Haddad, m¨¦dico y activista juvenil musulmana de 29 a?os. ¡°Insultan mi inteligencia cuando me dicen que he elegido una religi¨®n que va en contra de m¨ª como mujer. En Espa?a hay much¨ªsimo machismo y nadie se atreve a decir que es por causa del catolicismo¡±, a?ade. El-Haddad afirma que dentro de la comunidad musulmana cada vez hay m¨¢s mujeres que comparten reivindicaciones feministas dentro del islam, que consideran que la lucha por los derechos no implica excluir la religi¨®n. De nuevo un lenguaje diferente al del feminismo occidental.
Seg¨²n un estudio de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a y el Observatorio Andalus¨ª, divulgado en febrero pasado por Europa Press, los seguidores del islam representan el 4 % de la poblaci¨®n total espa?ola. De los cerca de dos millones de musulmanes, el 42 % ya son espa?oles, con una tendencia a aumentar frente a los musulmanes migrantes. Nuevas generaciones que crecen en Espa?a y que cambian la sociedad. ¡°La diversidad nos enriquece y nos fortifica, no nos divide¡±, recalca con optimismo Daghestani.
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