La elitista historia del sof¨¢ m¨¢s famoso (e inc¨®modo) del mundo
El Ch¨¦ster es un mueble creado por un conde brit¨¢nico para mejorar la postura de sus criados; hoy da nombre a un programa de televisi¨®n y los especialistas en ergonom¨ªa desaconsejan su uso

Fue un alarde de clasismo el origen de uno de los muebles m¨¢s famosos de todos los tiempos: el sof¨¢ Chesterfield. El Ch¨¦ster, c¨®mo se le conoce y bas¨¢ndose en su origen, hoy quiz¨¢ no hubiera existido. El cuarto Conde de Chesterfield, Philip Dormer Stanhope (1694-1773), mecenas de Voltaire y estadista brit¨¢nico, lo mand¨® dise?ar para que sus criados estuvieran sentados con la postura correcta y no arrugasen sus uniformes. Hoy, esa misma bondad con el servicio por la que fue creado, tambi¨¦n es cuestionada, y su comodidad para muchos est¨¢ en entredicho.
El Ch¨¦ster es un sof¨¢ eminentemente masculino, entre otras cosas, porque cogi¨® fama al ser el mueble exclusivo donde se sentaban las ¨¦lites de los clubs privados de Londres, donde s¨®lo pod¨ªan entrar hombres. M¨¢s de dos siglos despu¨¦s, su dise?o robusto con tapizado de cuero y botones es reconocido, asociado a la cultura brit¨¢nica y mil veces versionado. ¡°Hablar del sof¨¢ Ch¨¦ster es hablar de Inglaterra y de una de sus principales aportaciones a la historia del dise?o, es el s¨ªmbolo del dise?o brit¨¢nico en los interiores m¨¢s cl¨¢sicos y conservadores, pero tambi¨¦n acaba conquistando interiores de diferentes estilos, desde el moderno al industrial; es un icono¡±, cuenta Simona R. Sin (Ruman¨ªa, 1980), encargada de ventas de Chesterfield.com en Espa?a y Europa del Este.

El Ch¨¦ster ¨Cdel que hasta el publicista Risto Mejido tom¨® el nombre para su programa de entrevistas de televisi¨®n¨C var¨ªa su precio desde los 500 a los 3.000 euros, en funci¨®n de la calidad del tapizado y el tama?o. A¨²n as¨ª, su rigidez es siempre la misma. ¡°Este es un sof¨¢ cl¨¢sico con una est¨¦tica muy personal que surgi¨® con el fin de ser inc¨®modo para que las visitas fueran breves, es un sof¨¢ para visitas inc¨®modas e invitados no queridos; es est¨¦tico, glamuroso, emocional, cl¨¢sico, robusto, atractivo, pero no ergon¨®mico; es como comparar un coche cl¨¢sico con uno moderno¡±, explica F. Javier Llaneza (Oviedo, 1958), presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Ergonom¨ªa.
Es un sof¨¢ para visitas inc¨®modas e invitados no queridos; est¨¦tico, pero no ergon¨®mico
Javier Llaneza, presidente de la Asociaci¨®n
Espa?ola de Ergonom¨ªa
Para que un sof¨¢ sea ergon¨®mico tiene que estar dise?ado seg¨²n unas dimensiones antropom¨¦tricas, y mejora si es regulable y confortable. ¡°El sof¨¢ Ch¨¦ster tiene el respaldo y los reposabrazos al mismo nivel; esto permite tener la espalda recta y no adoptar malas posturas ni movimientos poco adecuados, sin renunciar a la comodidad; pero es verdad que a muchas personas les resulta inc¨®modo¡±, contrarresta Simona. Llaneza, por el contrario, dice que ¡°ning¨²n sof¨¢ es recomendable para un paciente con problemas de espalda, las sillas o sillones individuales son preferibles¡±.
Parte del ¨¦xito del Ch¨¦ster en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido su versatilidad para adaptarse a todas las corrientes decorativas, y su tradicional cuero ¨Cque gana en tacto y tonalidad seg¨²n pasa el tiempo¨C se ha ido mutando por tapizados de todo tipo, siempre con la t¨¦cnica del capiton¨¦ (remaches para asientos e incluso para el forro de algunos muebles). ¡°Nosotros tenemos incluso un programa que permite personalizarlos¡±, remata la responsable de Chesterfield.com.

A lo largo de la historia del cine, el sof¨¢ Ch¨¦ster ha protagonizado escenas memorables, como el intercambio de coqueteos entre Marilyn Monroe y Laurence Olivier en El Pr¨ªncipe y la Corista (1957); o ha sido testigo de las trifulcas del fiscal de los EE UU interpretado por Paul Giamatti en la serie Billions (2016). El Ch¨¦ster ha funcionado para muchos directores como un personaje (mudo y estiloso) m¨¢s de la trama.
El interiorista Isern Serra Vert (Barcelona, 1981) confiesa que no lo usa a menudo en el trabajo porque ¡°para m¨ª los proyectos son muy personales y me gusta que los espacios que dise?o tengan un car¨¢cter cercano al m¨ªo, y yo no lo tengo en casa ni me lo pondr¨ªa, es duro, bajo y el tacto de la piel en un sof¨¢ no me gusta, prefiero la tela¡±. A¨²n as¨ª, no le resta valor a su dise?o: ¡°El hecho de que sea un icono no significa que tenga que funcionar bien o tenga un buen uso¡±, y pone el ejemplo del exprimidor de Philippe Starck que ¡°se convirti¨® en un icono y nunca funcion¨® bien, no pod¨ªas exprimir y te manchaba toda la encimera¡±. Pero como a?adi¨® el propio dise?ador franc¨¦s: ¡°Este exprimidor no est¨¢ pensado para exprimir limones, sino para iniciar conversaciones¡±. Que se lo digan a Risto Mejide y a su sof¨¢ Ch¨¦ster.

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