El S¨ªndrome de Procusto o el maltrato institucional de los ni?os con altas capacidades
Ignorar al sobresaliente es una forma de agresi¨®n, una expresi¨®n m¨¢s de la envidia y la ignorancia ante lo diferente
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En la mitolog¨ªa griega, Procusto, el hijo de Poseid¨®n ten¨ªa su casa en las colinas donde ofrec¨ªa posada al viajero solitario. Le invitaba a tumbarse en una cama de hierro y cuando este se quedaba dormido, le amordazaba y le cortaba con un serrucho todas las partes que sobresal¨ªan de la cama. Es la forma en que el mito simboliza la tendencia a mutilar a quien sobresale. Las formas son m¨²ltiples, desde las m¨¢s sutiles hasta las m¨¢s agresivas, pero siempre arropadas por la inmunidad de un sistema escolar que es c¨®mplice y verdugo al mismo tiempo.
Ignorar al sobresaliente es una forma de agresi¨®n, una expresi¨®n m¨¢s de la envidia y la ignorancia ante lo diferente. Tratar de encajarlo para que sea como todos los dem¨¢s, es otra: es negarle, es decirle impl¨ªcitamente que es un error a corregir.
- ¡°El 40% de los menores con alta capacidad fracasan en la escuela. Los expertos destacan la falta de atenci¨®n espec¨ªfica como principal problema¡±. Fuente: Noticias de Guip¨²zcoa
- ¡°Es frecuente que alumnos con altas capacidades de aprendizaje, conocidos tambi¨¦n como superdotados, caigan en la apat¨ªa hacia todo lo que representa el aprendizaje, motivando en algunos casos fracaso escolar. Genios como Albert Einstein o, m¨¢s recientemente, el premio Nobel de medicina del a?o 2102 John Gurdon no destacaron por sus excelentes calificaciones e, incluso, algunos profesores les desaconsejaron continuar los estudios por no verles las actitudes suficientes.¡± Fuente Universidad Internacional de Valencia.
- En Sevilla hay m¨¢s de 10.000 ni?os con altas capacidades sin identificar y solo un tercio de estos alumnos es capaz de terminar con ¨¦xito la etapa educativa. Fuente: ABC de Sevilla
- ¡°Es terrible el fracaso escolar en ni?os con la capacidad m¨¢s alta de aprender". El Diario Monta?¨¦s.
- ¡°Un alto porcentaje de alumnos superdotados termina en fracaso escolar y con problemas emocionales por no recibir educaci¨®n especial. El mal entendido sistema ¡°inclusivo¡± nos lleva a tratar de la misma forma a todos los alumnos, con lo que los m¨¢s capaces se enfrentan a un sistema educativo que no les permite obtener su m¨¢ximo potencial y que les lleva, en muchos casos, a abandonar, aumentando as¨ª el ya abultado porcentaje de fracaso escolar en nuestro pa¨ªs¡±. Asociaci¨®n Educaci¨®n Abierta
- ¡°El fracaso escolar de los ni?os con altas capacidades se sit¨²a en el 70%¡±, seg¨²n un art¨ªculo de la secci¨®n digital del peri¨®dico franc¨¦s Le Figaro, publicado el 23/11/2012.
Y as¨ª podr¨ªamos seguir a?adiendo le?a a un fuego que solo es la punta del iceberg de una escandalosa situaci¨®n escolar, que relega y margina a las mentes m¨¢s poderosas de nuestro pa¨ªs. Es, como dice Javier P¨¦rez de la Asociaci¨®n Nace, el triunfo de la mediocridad.
Y yo puntualizo, m¨¢s que el triunfo es la tiran¨ªa de la mediocridad y la apolog¨ªa de la ignorancia, la envidia maquillada.
Cada d¨ªa aumenta mi indignaci¨®n cuando veo a los padres casi pidiendo perd¨®n por tener un hijo con alta capacidad
Estos titulares son tan err¨®neos como aquellos que dicen ¡°mujer hallada muerta a manos de¡¡± las mujeres no suelen querer morirse por s¨ª mismas, es m¨¢s correcto decir, mujer hallada asesinada. De la misma manera, no son los ni?os con altas capacidades los que fracasan, el fracaso es del sistema, global, reincidente, sin prop¨®sito de enmienda, pertrechado en su ignorancia e inmovilismo, de alma mediocre y funcionarial, agotado en esencia.
Los padres que demandan evaluaciones a sus hijos y tras la confirmaci¨®n del diagn¨®stico, preguntan por la atenci¨®n espec¨ªfica, son tachados de soberbios, de pedantes, de elitistas. Algunas de las respuestas que obtienen del sistema son:
¡° Nosotros no creemos que tenga altas capacidades¡±
¡° No podemos hacer nada, tenemos muchos ni?os¡±,
¡° No tenemos medios¡±,
¡° No sabemos qu¨¦ hacer¡±,
¡°No hace falta hacer nada¡±,
¡°Primero hay que atender a los que tienen problemas¡±
y el m¨¢s incre¨ªble de todos los que he escuchado hasta ahora:
¡°las altas capacidades no existen¡± vs. ¡°las altas capacidades son la nueva moda¡±¡
Cuando en el d¨ªa a d¨ªa ves a padres rotos porque confiaron su hijo a un sistema escolar te¨®ricamente inclusivo y les devuelven a un ni?o hecho pedazos, con la autoestima destruida odi¨¢ndose a s¨ª mismo, que ha perdido la motivaci¨®n y el rumbo, la curiosidad, la maravillosa energ¨ªa que iluminaba la mirada de su hijo ante la posibilidad de aprender algo nuevo, un ni?o que dice querer ¡°ser como los dem¨¢s¡±, que pide ¡°dame una medicina que me quite esto¡±, hemos fallado todos.
Todos, menos ellos. Ojo con responsabilizar a la v¨ªctima, deporte nacional.
La profesora o profesor que no asumi¨® su responsabilidad, el director del Centro que no se ocup¨® de sensibilizar y formar a su equipo, el Gobierno que no vela por que las leyes se cumplan, los compa?eros de clase que se dedican a transmitir lo que les dicen en casa ¡°ser superdotado es un problema, no s¨¦ por qu¨¦ tienen que hacer diferencias, todos somos alta capacidad en algo, tu compa?ero el rarito¡±¡, todos hemos contribuido de una u otra manera a su fracaso.
El fracaso escolar es un s¨ªntoma, no es una causa, ni siquiera un resultado en s¨ª mismo que pueda analizarse de forma aislada
El fracaso escolar es un s¨ªntoma, no es una causa, ni siquiera un resultado en s¨ª mismo que pueda analizarse de forma aislada. El fracaso escolar en un ni?o o ni?a con alta capacidad es la cara visible del fracaso global de esa persona, es la mutilaci¨®n de su futuro, es la castraci¨®n de s¨ª mismos.
Cada d¨ªa aumenta mi indignaci¨®n cuando veo a los padres casi pidiendo perd¨®n por tener un hijo con alta capacidad, disculp¨¢ndose ante la sociedad por haber pasado involuntariamente a engrosar las filas de la diferencia, ocult¨¢ndolo (¡°no vamos a decir nada en el cole para que no le se?alen ni etiqueten, total no van a hacer nada¡±), avergonz¨¢ndose (¡°no cuestiones al profesor, no levantes t¨² el dedo siempre para responder¡±), demandando al hijo en vez de al sistema (¡°si eres tan listo por qu¨¦ suspendes¡±) o neg¨¢ndole (¡°tienes que intentar ser como los otros ni?os, jugar con todos, no te a¨ªsles¡±).
No tienen la culpa. Est¨¢n aterrados. Saben que no van a encontrar apoyo ni comprensi¨®n. Saben que las opciones son pelear contra un muro invisible pero brutal que no se mover¨¢ un ¨¢pice para cambiar nada. Saben que la gente les mirar¨¢ con suspicacia y hablar¨¢n de falta de l¨ªmites y de ni?os malcriados. Saben que ser¨¢n juzgados. Y en un intento por proteger a sus hijos de todo ello y sin querer, pasan a formar parte del problema y no de la soluci¨®n.
Parte de nuestro trabajo, de nuestra misi¨®n como profesionales comprometidos, est¨¢ en transmitirles que no caigan en el error de pensar que el problema est¨¢ en sus hijos, que si fueran ¡°normales¡± todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil.
Si hay una visi¨®n tan negativa acerca de la sobredotaci¨®n tiene que ver con que se ha puesto el foco en los ni?os y no en el sistema. No, los ni?os y ni?as no tienen ning¨²n problema, todo lo contrario. El problema est¨¢ en los colegios, en la mirada oscura de la sociedad mediocre que envidia, como Procusto, todo lo que sobresale y llega a hacer de esa met¨¢fora de cortar piernas o brazos, un maltrato institucional de dolorosa magnitud.
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