¡°Mi voz est¨¢ en los libros, pero no todo el mundo sabe leer¡±
La escritora zimbabuense NoViolet Bulawayo publica en Espa?a con Salamandra su primera y premiada novela 'Necesitamos nombres nuevos', donde aborda el desmoronamiento de un pa¨ªs visto por un grupo de ni?os
NoViolet Bulawayo (nacida Elizabeth Zandile Tshele, en Tsholotsho, Zimbabue, 1981) aparece en el selecto grupo de los autores de origen africano cortejados por la industria editorial global. La joven escritora zimbabuense ha accedido a esta distinci¨®n con solo una novela publicada. NoViolet consigui¨® en 2011 el Caine Prize, un premio para autores africanos que acostumbra a catapultar a sus ganadores, pero es criticado por ser controlado desde el mundo editorial occidental. La autora ha publicado este a?o en Espa?a con Salamandra Necesitamos nombres nuevos, que la llev¨® a estar entre los finalistas del Man Booker Prize, en 2013. Ahora se debate entre esa industria global y la producci¨®n art¨ªstica local.
PREGUNTA. Necesitamos nombres nuevos, cuenta la vida de Darling y sus amigos, un grupo de ni?os y ni?as en medio de un pa¨ªs en ca¨ªda libre. ?Por qu¨¦ ni?os, para una historia tan dura?
RESPUESTA. Porque a menudo no se les da voz, no se les escucha y se les ningunea. Los escog¨ª para entender el mundo desde otra perspectiva. Los ni?os tambi¨¦n son piezas de este puzzle que compone la vida, pero la viven a trav¨¦s del mundo que construyen los adultos.
- P. ?Permiten abordar la violencia, los abusos o el suicidio con cierta inocencia?
- R. Al contrario. Creo que la historia es m¨¢s dura de digerir para los adultos. Porque pensamos en los ni?os como seres inocentes a los que hay que proteger. No vemos que los ni?os hacen frente a situaciones dur¨ªsimas, a veces peores que las de los adultos. Mi intenci¨®n es hacer que el lector adulto se sienta inc¨®modo, y se pregunte qu¨¦ puede hacer para que eso no pase.
- P. ?Ese grupo de ni?os son el reflejo de su generaci¨®n?
El nombre que yo adopt¨¦ hace referencia a mi madre que muri¨® cuando ten¨ªa 18 meses, y Bulawayo es la ciudad en la que yo me cri¨¦
- R. Yo crec¨ª en el Zimbabue de despu¨¦s de la independencia y tuve una infancia maravillosa, la generaci¨®n actual vive en un pa¨ªs con una disfuncionalidad extrema. Aunque los detalles son diferentes, es la historia de mis sobrinos y sobrinas. Pero no hay que olvidar que hay muchas historias en el mismo pa¨ªs y tambi¨¦n hay ni?os privilegiados que jam¨¢s han experimentado historias como las de Darling.
- P. Los nombres de los personajes ocupan un lugar importante en el libro: Darling, Sabedi¨®s, Bastardo, Nacidolibre o Mensajero ?A qu¨¦ se debe este protagonismo?
- R. Era una forma de celebrar mi pa¨ªs que tiene una manera de nombrar las cosas totalmente colorida y maravillosa. Un nombre, en mi cultura, nos dice qui¨¦nes somos. El nombre que yo adopt¨¦, NoViolet, hace referencia a mi madre que muri¨® cuando ten¨ªa 18 meses, y Bulawayo es la ciudad en la que yo me cri¨¦, mi hogar. Estuve en EE UU durante 13 a?os antes de volver a casa y era una manera de llevar conmigo una parte de la identidad de Zimbabue.
- P. ?Qu¨¦ hay de NoViolet en Darling?
- R. Compartimos la experiencia de haber cambiado de pa¨ªs, de cruzar fronteras. Cuando Darling llega a EE UU, nuestras historias se vuelven m¨¢s ¨ªntimas y se acercan m¨¢s. Las dos hemos estado intentando encontrar nuestra voz, buscando nuestro lugar, sinti¨¦ndonos desplazadas. Pero Darling se ha quedado en un limbo en el que el hogar no es en realidad el hogar... Tambi¨¦n tenemos en com¨²n la voz: hablamos igual, sonamos igual y las dos somos tremendamente divertidas [r¨ªe con ganas].
- P. En su relato hay mucha cr¨ªtica, ?qu¨¦ parte hay de activismo en su escritura?
- R. La cr¨ªtica es totalmente intencionada. En el tiempo en el que vivimos creo que no ser activista no es una opci¨®n. Sobre todo, si contamos historias de gente vulnerable. No estoy describiendo solo la realidad de Darling, sino que intento poner delante de la gente un espejo para que se vea a s¨ª misma a trav¨¦s de la historia. Si eres lo suficientemente abierto de miras te encontrar¨¢s a ti mismo y empezar¨¢s a preguntarte c¨®mo puedes intervenir. Cuando escrib¨ª este libro ten¨ªa en la mente la realidad de Zimbabue, pero me di cuenta de que cuando Darling cruza la frontera, deja de ser una ni?a de Zimbabue y se convierte en una inmigrante. En Estados Unidos fue reconfortante ver c¨®mo una generaci¨®n, la de los dreamers (los so?adores) se ve¨ªan reflejados en la historia de Darling porque tambi¨¦n han vivido ese proceso.
Mi pa¨ªs apenas ha cambiado. Mugabe ha ca¨ªdo, pero el sistema sigue estando ah
- P. Ahora que ha regresado a Zimbabue, ?c¨®mo ha visto el cambio que se ha producido en el pa¨ªs desde que se public¨® el libro, es decir, la ca¨ªda de Mugabe?
- R. El pa¨ªs apenas ha cambiado. Mugabe ha ca¨ªdo, pero el sistema sigue estando ah¨ª. Las ¨²ltimas elecciones presidenciales estuvieron plagadas de irregularidades y demostraron que el Zimbabue de 2018 es pr¨¢cticamente el mismo que de cuando yo escrib¨ª Necesitamos nombres nuevos. Muchos zimbabuenses tenemos el coraz¨®n roto. Pero la gente est¨¢ llena de esperanza y quiz¨¢ ese cambio llegue en un futuro.
- P. ?Qu¨¦ papel puede jugar usted, como escritora, en ese cambio?
- R. Me encantar¨ªa tener un papel, pero las cosas no cambiar¨¢n si el 1% de las personas testarudas que ahora mismo gobiernan el pa¨ªs y lo est¨¢n destruyendo para su propio beneficio, no cambian. Desafortunadamente, mi voz est¨¢ en los libros, no todo el mundo sabe leer y a los que deber¨ªa llegar no siempre tienen el tiempo, aunque espero que mi trabajo no sea en vano y por eso me levanto cada ma?ana para continuar.
- P. ?Parece que cada vez se presta m¨¢s atenci¨®n a los autores africanos o es un espejismo?
- R. El mundo fuera de ?frica es bastante estrecho de miras. Llegan escritores como Chimamanda Ngozi Adichie, Teju Cole, Taiye Selasi, Helon Habila, Zinzi Clemmons, Chinelo Okparanta, o como yo misma, que hemos podido acceder a esa industria editorial de Occidente. La realidad es que hay m¨¢s de cincuenta pa¨ªses en ?frica y no se ve nada de lo que se est¨¢ haciendo all¨ª. Cuando el resto del mundo se concentra s¨®lo en lo que publica Occidente se est¨¢n perdiendo todo lo dem¨¢s. Internet hace m¨¢s f¨¢cil que los lectores puedan acceder a muchas cosas.
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