La naturaleza del escorpi¨®n
En numerosas ocasiones hemos escuchado que si se rodea a un escorpi¨®n con un c¨ªrculo de fuego, acaba clav¨¢ndose el aguij¨®n a s¨ª mismo, en un acto de dignidad. Pero la verdad es otra. Los escorpiones no se suicidan.
Orson Welles, en su pel¨ªcula Mr. Arkadin, propone un brindis no sin antes hacer referencia a una f¨¢bula atribuida a Esopo y que cuenta la historia de un escorpi¨®n que quiere cruzar el r¨ªo. Para ello, el escorpi¨®n pide ayuda a una rana.
¡ªNo ¡ªdijo la rana¡ª, no, gracias. Si dejo que subas sobre m¨ª, podr¨ªas picarme y la picadura de un escorpi¨®n es mortal.
¡ª ?D¨®nde ¡ªdijo el escorpi¨®n¡ªest¨¢ la l¨®gica de eso? Los escorpiones siempre intentan ser l¨®gicos. Si yo te pico, t¨² te mueres y yo me ahogar¨ªa..
La rana qued¨® convencida y permiti¨® al escorpi¨®n subir sobre ella. Pero, en medio del r¨ªo, la rana sinti¨® un terrible pinchazo y se dio cuenta de que el escorpi¨®n la hab¨ªa picado a pesar de todo.
¡ª?L¨®gica! ¡ªgrit¨® la rana mientras se hund¨ªa, viendo que el escorpi¨®n se hund¨ªa tambi¨¦n¡ª. ? Esto no tiene l¨®gica!
¡ªLo s¨¦ ¡ªrespondi¨® el escorpi¨®n¡ª, pero es mi naturaleza.
Lo que nos viene a decir Gregory Arkadin es que el car¨¢cter del escorpi¨®n se manifiesta en su naturaleza y, por lo mismo, no puede librarse de ella cuando se trata de clavar su aguij¨®n en el lomo de la rana. Cient¨ªficamente, el escorpi¨®n realiza su picadura depositando veneno de efecto neurot¨®xico a trav¨¦s de su aguij¨®n, situado al final de las cuentas de una cola que es lo m¨¢s parecido a la espina de una rosa.
Por seguir con escorpiones y f¨¢bulas, hay otra leyenda muy com¨²n, que nos presenta al escorpi¨®n como un animal con instintos suicidas. En numerosas ocasiones, hemos escuchado que si se rodea a un escorpi¨®n con un c¨ªrculo de fuego, el escorpi¨®n acaba clav¨¢ndose el aguij¨®n a s¨ª mismo, en un acto de dignidad. Pero nada m¨¢s lejos. La verdad es otra, ya que, los escorpiones al ser incapaces de regular su temperatura corporal, se deshidratan cerca del fuego y empiezan a mostrar convulsiones, arque¨¢ndose hasta la muerte. Por ello, parece que se clava el aguij¨®n a s¨ª mismo, convirtiendo su suicidio en una leyenda urbana, ya que, el aguij¨®n no puede atravesar la armadura de su propio esqueleto y, de hacerlo, el escorpi¨®n ser¨ªa inmune a su propio veneno.
En el libro del bi¨®logo Gerald Durrell titulado Mi familia y otros animales (Alianza), se nos presenta a un viejo pastor de Corf¨², que cuenta a nuestro protagonista la historia de un muchacho, pastor tambi¨¦n, que se fue de fiesta a un pueblo lejano. A la vuelta, embriagado, el muchacho se tumb¨® a dormir ech¨¢ndose a un claro entre los arrayanes pero, con tan mala suerte, que apareci¨® un escorpi¨®n y le pic¨® en una oreja. Seg¨²n contaba el viejo pastor, el muchacho cay¨® muerto con la cabeza inflada ¡°como si tuviera pre?ados los sesos¡±.
Tal y como nos lo cuenta el viejo pastor en este libro autobiogr¨¢fico de Gerald Durrell, la picadura del escorpi¨®n puede resultar mortal para el ser humano. La potencia de su veneno ha llevado a la sabidur¨ªa popular a buscar remedios contra su picadura. Tal y como nos cuenta Durrell, el mismo viejo pastor tiene un frasquito lleno de aceite de oliva, donde, suspendido por la densidad del l¨ªquido, se aprecia un peque?o escorpi¨®n con la cola curvada sobre su cuerpo. El cad¨¢ver del escorpi¨®n est¨¢ rodeado de una bruma que no es otra cosa que su propio veneno. Seg¨²n cont¨® el viejo pastor a Gerald Durrell, un escorpi¨®n macerado en aceite de oliva sirve como ant¨ªdoto para la picadura de otro escorpi¨®n. Se frota el l¨ªquido en el sitio donde ha picado y ¡°no duele m¨¢s que el pinchazo de una espina¡±.
Por lo mismo, los antiguos hombres de campo colgaban de los ¨¢rboles tarros con escorpiones macerados en aceite de oliva, no s¨®lo para utilizarlos contra la picadura del escorpi¨®n, sino tambi¨¦n contra la de las abejas. El veneno de escorpi¨®n, adem¨¢s de servir para curar picaduras, se ha utilizado como remedio en la farmacopea antigua para combatir molestias en las v¨ªas urinarias a la hora de eliminar los desechos nitrogenados del metabolismo.
Sin ir m¨¢s lejos, en la quinta edici¨®n de la Farmacopea Espa?ola, editada por la Imprenta Nacional, en Madrid, en 1865, aparece la preparaci¨®n farmac¨¦utica del "Aceite de Alacranes" cuya receta consist¨ªa en macerar los alacranes en aceite, a los que se a?ad¨ªa un poco de agua; luego se calentaba la mezcla al fuego para as¨ª evaporar la humedad y se pasaba por un lienzo para filtrarla. De esta manera, el resultado serv¨ªa para aliviar los problemas de las v¨ªas urinarias. Dicho todo esto, brindemos ahora por la naturaleza fabulosa del escorpi¨®n.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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