Un instante decisivo en 442 disparos
Lea Levi, una italiana afincada en Madrid, plant¨® su c¨¢mara de medio formato frente al televisor el d¨ªa que muri¨® Franco para congelar la visi¨®n de un suceso memorable. Esta es su historia.
TIENES UN MOMENTO? Creo que deber¨ªas ver algo¡±. Era el peor momento del peor d¨ªa de la semana. Mi¨¦rcoles, a media ma?ana. Cierre del n¨²mero en curso. Gorka Lejarcegi, editor gr¨¢fico de El Pa¨ªs Semanal, se plant¨® en la mesa llena de pruebas pendientes de revisi¨®n antes del env¨ªo a la imprenta y decenas de llamadas y correos electr¨®nicos esperando respuesta urgente. Ante mi mejor cara de p¨®quer, Gorka esboz¨® su formidable pose de brazos en jarra. No parec¨ªa dispuesto a largarse. ¡°Y tambi¨¦n deber¨ªamos decirle a Diego [Areso, director de arte de la revista] que baje con nosotros hasta la recepci¨®n del peri¨®dico¡±.
As¨ª fue como conocimos a Lea Levi, una italiana afincada en Madrid que naci¨® en Florencia el 6 de octubre de 1936. Aquel soleado d¨ªa de hace algunas semanas, Levi lleg¨® a la sede de EL PA?S del brazo de su asistenta. Quer¨ªa mostrar el contenido de una misteriosa carpeta negra de grandes dimensiones cerrada con cremallera. El interior nos dej¨® boquiabiertos. Y la carpeta empez¨® a subir de una planta a otra del peri¨®dico hasta que la direcci¨®n tom¨® la decisi¨®n de publicar lo que hab¨ªa dentro de ella: 13 planchas rectangulares de m¨¢s de medio metro de largo por unos 45 cent¨ªmetros de ancho, recortadas por los bordes para que entrasen en la carpeta. Cada plancha reun¨ªa ¡ªsalvo en dos de ellas, con alguna menos¡ª 35 fotograf¨ªas en papel de 9¡Á9 cent¨ªmetros cada una, ensambladas con papel celo. Hab¨ªan sido capturadas con una c¨¢mara Hasselblad de medio formato apuntando a la televisi¨®n durante los d¨ªas de noviembre de 1975 que pusieron fin a la vida del dictador Francisco Franco y dieron el pistoletazo de salida hacia la transici¨®n espa?ola.
Las fotograf¨ªas de Lea Levi son una especie de muro de Instagram sobre el 20-N, ejecutado cuatro decenios antes de la era Instagram
El gran fot¨®grafo del siglo XX Henri Cartier-Bresson dej¨® escrito en su disertaci¨®n El instante decisivo, recopilada entre otros textos por la editorial Gustavo Gili en la peque?a joya Fotografiar del natural: ¡°De todos los medios de expresi¨®n, la fotograf¨ªa es el ¨²nico que fija el instante preciso. Jugamos con cosas que desaparecen y que, una vez desaparecidas, es imposible revivir¡±. Movida por el af¨¢n de perseguir lo que estaba a punto de desaparecer ante sus ojos, Lea Levi atrap¨® un instante decisivo de la historia de Espa?a en 442 disparos. Contemplados hoy a trav¨¦s de las 13 planchas con las que su autora arm¨® un relato libre ¡ªy no exactamente cronol¨®gico¡ª para dar forma a ¡°una obra conceptual¡±, estas capturas de la televisi¨®n dibujan el singular retrato del fin de una era y la apertura a un nuevo e incierto horizonte. Lea Levi congel¨® con su c¨¢mara un suceso trascendental, emitido en directo ante un pa¨ªs paralizado con la retransmisi¨®n que Televisi¨®n Espa?ola ¡ªel ¨²nico canal de entonces¡ª hizo de la muerte y los fastos que siguieron al fallecimiento de Franco. El resultado es una especie de muro de Instagram sobre el 20-N, ejecutado cuatro decenios antes de la era Instagram.
¡ªSi usted era fot¨®grafa, ?por qu¨¦ no sali¨® a la calle con su c¨¢mara el d¨ªa que muri¨® Franco?
¡ª?Y d¨®nde iba a ver mejor el suceso que en la tele?
Lea Levi vive en la ¨²ltima planta de un edificio cuya terraza se abre a unas imponentes vistas del madrile?o parque de Santander. El origen jud¨ªo de sus padres la llev¨® desde muy ni?a a escapar con ellos y con su hermana de las garras del fascismo. La familia viaj¨® de una punta a otra de Italia. Y tras los estudios universitarios, Lea Levi se mud¨® a Londres. All¨ª conoci¨® a un nutrido grupo de espa?oles, entre los que se encontraba su futuro marido. Juntos llegaron a Madrid en las postrimer¨ªas de la dictadura franquista. Cuando naci¨® Giacomo, su ¨²nico hijo, ella empez¨® a retratar con una Rolleiflex ¡°al peque?o pr¨ªncipe¡± y se convirti¨® en fot¨®grafa profesional, actividad que compaginaba con su pasi¨®n por la escritura. Tambi¨¦n abri¨® ¡°una galer¨ªa de arte conceptual¡± en la capital que dur¨® un decenio. Durante los ¨²ltimos d¨ªas de la agon¨ªa de Franco, plant¨® su c¨¢mara Hasselblad frente al televisor que hab¨ªa en esta casa. Y as¨ª empez¨® la historia de estos 442 disparos del convulso oto?o de 1975.
¡ªSi usted era fot¨®grafa, ?por qu¨¦ no sali¨® a la calle con su c¨¢mara cuando muri¨® Franco?
¡°La fotograf¨ªa es posesi¨®n¡±, dice hoy Lea Levi. ¡°Hacerse due?o del momento. La muerte de un dictador era un acontecimiento hist¨®rico de primera magnitud. Puse la c¨¢mara frente al televisor de manera natural y fui disparando progresivamente. Pens¨¦ que podr¨ªa ser bonito, est¨¦ticamente, concebirlo como un mural. Pero eso vino despu¨¦s, al pegar las im¨¢genes una detr¨¢s de otra. Hice un montaje con todas las planchas para mi galer¨ªa de arte, pero no pas¨® casi nadie por all¨ª. Al cerrar la galer¨ªa lo traslad¨¦ todo aqu¨ª y se perdieron muchas cosas. Pero hace un par de meses, al reformar un dormitorio de la casa, encontr¨¦ estas im¨¢genes justo cuando volv¨ªa a estar de actualidad el debate de sacar los restos de Franco del Valle de los Ca¨ªdos. El d¨ªa de su muerte me qued¨¦ en casa. Hice unos 500 disparos en las siguientes jornadas, hasta el entierro. No vi el resultado hasta que se revelaron los carretes. El televisor que ten¨ªa entonces permit¨ªa manipular el color y estaba convencida de que saldr¨ªa algo interesante. La foto que m¨¢s me gusta es la genuflexi¨®n de la viuda del dictador, do?a Carmen, frente al reci¨¦n proclamado rey Juan Carlos¡±.
Las primeras escenas de estas 13 planchas corresponden a los d¨ªas previos al suceso. El rostro del cantante Raphael alterna con la carta de ajuste y tramos de informaci¨®n burs¨¢til. Tambi¨¦n hay noticias sobre la Marcha Verde en el territorio saharaui ordenada por el rey de Marruecos, Hassan II, as¨ª como menciones a los ¨²ltimos condenados a muerte ¡ªy fusilados al amanecer¡ª de la dictadura y constantes interrupciones para informar de la agon¨ªa del dictador, ingresado en el hospital de La Paz. El primer disparo del 20 de noviembre aparece en la parte inferior de la segunda plancha. Son las 9.58 y se anuncia que el presidente, Carlos Arias Navarro, est¨¢ a punto de dirigirse a la naci¨®n.
Horas antes se hab¨ªa dado la noticia por Radio Nacional de Espa?a, fijando la hora de la muerte del general¨ªsimo a las 5.25, cuando en realidad sucedi¨® un par de horas antes. El presidente, Arias Navarro, se presenta vestido de luto frente a la c¨¢mara en una imagen en deliberado blanco y negro, a pesar de que la televisi¨®n de entonces ya emit¨ªa en color. Arias Navarro proclama su ¡°espa?oles, Franco ha muerto¡± y lee el testamento de Franco, balbuceando hacia el final entre sollozos: ¡°Quisiera en mi ¨²ltimo momento unir los nombres de Dios y de Espa?a. Y abrazaros a todos para gritar juntos por ¨²ltima vez, en los umbrales de mi muerte: ?Arriba Espa?a! ?Viva Espa?a!¡±.
Los reporteros de Televisi¨®n Espa?ola empiezan a recabar reacciones en la calle. Y arranca un despliegue en directo sin precedentes en Espa?a. Antes de las 12.00, el cuerpo sin vida sale del hospital de La Paz para la celebraci¨®n de una misa corpore insepulto en el palacio de El Pardo. La capilla ardiente con el cad¨¢ver embalsamado del caudillo, vestido con uniforme de capit¨¢n general, se instala despu¨¦s en el sal¨®n de columnas del palacio de Oriente. Desde la madrugada del d¨ªa siguiente se forman largas colas de cientos de miles de personas que desfilar¨¢n ante el ata¨²d. El d¨ªa 22, Juan Carlos de Borb¨®n, pr¨ªncipe de Espa?a designado por Franco como su sucesor, jura ¡°cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional¡± antes de ser proclamado rey en las Cortes. A rengl¨®n seguido, Juan Carlos I llega al palacio de Oriente para rendir honores al dictador. El domingo 23 se oficia el funeral. El f¨¦retro, envuelto en una bandera franquista, sale a la plaza de Oriente y es subido a un cami¨®n que desfilar¨¢ en comitiva, escoltado primero por lanceros a caballo hacia el Arco del Triunfo antes de enfilar la carretera de La Coru?a de camino al Valle de los Ca¨ªdos. Detr¨¢s del altar mayor de su bas¨ªlica, a las 14.11 de aquel d¨ªa, el entierro culmina con el sellado de la losa de granito de la sepultura, que ha permanecido cerrada hasta hoy.
Todo aquello, en un orden no del todo lineal, pervive en los 442 disparos de Lea Levi ensamblados en 13 planchas. Varias escenas, como algunas de la capilla ardiente o la corona del Rey, se pegaron boca abajo ¡°por puro simbolismo¡±. La secuencia final, titulada Ep¨ªlogo, est¨¢ compuesta por tres fotogramas: un primer plano de la corona, un destello de luz y las ramas de un ¨¢rbol. Al lado, escrito a mano: ¡°?Por fin solo!¡±. Al ver hoy de nuevo los ¨²ltimos pasajes de aquella composici¨®n, su autora repara en ¡°lo pesada que es aquella losa de m¨¢rmol que ahora tendr¨¢n que volver a levantar para desenterrar al dictador¡±. Y concluye: ¡°Muchos no se dan cuenta de que han pasado m¨¢s de 40 a?os. Ver de nuevo estas fotos me provoca un efecto ¨®ptico impactante por el color y la repetici¨®n de escenas¡±.
En la casa de Lea Levi ya no hay c¨¢maras anal¨®gicas y el ¨²nico televisor es de plasma. Hoy sigue rellenando ¨¢lbumes de manera artesanal, para los que ocasionalmente hace fotos con una tableta que luego imprime en papel.
¡ª?Qu¨¦ le gustar¨ªa que estas im¨¢genes simbolizaran para las nuevas generaciones de espa?oles que sienten aquel instante decisivo como algo demasiado lejano?
¡ªEl olvido. Un tiempo horrible, nefasto, con mucha injusticia, pero que afortunadamente ha pasado. Espa?a es otra. Un pa¨ªs nuevo. Y una democracia todav¨ªa joven, con mucha perspectiva.?
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