As¨ª consigue Trump que suenen en sus saraos canciones rock de grupos que lo odian
Rolling Stones, Pharrell Williams, Rihanna, Guns N' Roses... Todos han vuelto a estar en las fiestas del presidente, a pesar de que estos m¨²sicos no quieren
Con pocos d¨ªas de diferencia, m¨²sicos como Rihanna o Pharrell Williams se han manifestado en contra de que Donald Trump utilice canciones suyas en sus m¨ªtines. Pharrell, indignado porque tras la masacre en la sinagoga de Pittsburg al hombre naranja no se le ocurri¨® otra que salir al escenario a ritmo del tema de Pharrell, Happy (Feliz). Rihanna, b¨¢sicamente, porque aunque no puede votar en EE. UU. (es de Barbados) ha manifestado su simpat¨ªa por candidatas dem¨®cratas en estas recientes elecciones al congreso y el senado e incluso ha rechazado actuar en la pr¨®xima Super Bowl. Y porque, en fin, no le da la maldita gana que ese se?or ponga en sus m¨ªtines su tema Don¡¯t stop the music (Que no pare la m¨²sica).
Si Obama ser¨¢ recordado, entre muchas otras cosas, como el presidente de EE. UU. que publicitaba lo que escuchaba en su IPod (s¨ª, hace mucho tiempo de Obama ya) y los sellos discogr¨¢ficos daban palmas y volteretas cada vez que alguno de sus artistas aparec¨ªa en ellos, Trump est¨¢ haciendo historia como el pol¨ªtico estadounidense que m¨¢s conflictos ha tenido con la comunidad musical. En su investidura cost¨® m¨¢s encontrar alguien medio conocido dispuesto a actuar que a alguien dispuesto a vestir a Melania para la ocasi¨®n.
Las desavenencias de Donald con m¨²sicos se remontan a 2015. El primer damnificado fue Neil Young. Cuando este supo que su tema Rockin¡¯ in the free world (Roqueando en el mundo libre) era utilizado en los m¨ªtines del republicano mand¨® un comunicado exigiendo que aquello no volviera a suceder. En ¨¦l, Young afirmaba que era ciudadano canadiense y que, adem¨¢s, en el caso de que pudiera votar en EE. UU. su candidato preferido era Bernie Sanders.
?Por qu¨¦ sigue sonando 'You can¡¯t always get what you want', de los Rolling Stones', si sus autores se han mostrado abiertamente en contra de su uso por parte del presidente?
El equipo de Trump respondi¨® diciendo que hab¨ªa logrado la autorizaci¨®n legal para usar ese tema y que iban a continuar haci¨¦ndolo pensara lo que pensara el autor de Old man. Curiosamente, nunca m¨¢s ha vuelto a sonar ning¨²n tema del canadiense en ning¨²n acto del republicano. Tambi¨¦n en aquella ¨¦poca empez¨® Trump a utilizar en los actos de su campa?a para las primarias republicanas el tema de los Rolling Stones You can¡¯t always get what you want (No puedes conseguir siempre lo que quieres) como cierre de los eventos. Mick Jagger se mostr¨® abiertamente en contra del uso del tema de su banda, pero a la vez coment¨® que no hab¨ªa nada que pudiera hacer para frenar a Trump.
A d¨ªa de hoy, tres a?os m¨¢s tarde, el actual presidente de EE. UU. sigue haciendo sonar ese tema cada vez que se baja de un escenario. Lo curioso del asunto es que Trump no hab¨ªa adquirido ning¨²n tipo de autorizaci¨®n para poder hacer usar la canci¨®n, como s¨ª hab¨ªa hecho anteriormente con Neil Young. Entonces, ?por qu¨¦ sigue sonando You can¡¯t always get what you want si sus autores se han mostrado abiertamente en contra de su uso por parte del presidente?
En declaraciones al rotativo brit¨¢nico The Guardian, Ghandar Savur, vicepresidente de Legal en el sello discogr¨¢fico Rough Trade, atribu¨ªa esto al tipo de recintos en los que Trump realiza sus m¨ªtines. ¡°Si el espacio en el que tiene lugar el evento posee una licencia a trav¨¦s de Ascap o BMI (los dos principales actores en juego de los derechos de autor en EE. UU.) para que act¨²en m¨²sicos en ¨¦l, el pol¨ªtico puede lograr hacer sonar pr¨¢cticamente la canci¨®n que le d¨¦ la gana¡±, dice Savur. Como Trump ha concebido sus m¨ªtines como grandes festivales, estos acostumbran a tener lugar en grandes recintos. Si se comparan los espacios en los que han actuado este a?o grandes artistas del pop y el rock con los que han albergado actos de Trump se ver¨¢ que coinciden en su mayor¨ªa.
Pharrell Williams se mostr¨® indignado porque tras la masacre en la sinagoga de Pittsburg a Trump no se le ocurri¨® otra que salir al escenario a ritmo de su canci¨®n 'Happy' (Feliz)
Existe, de cualquier modo, una normativa a la que los artistas pueden acogerse para tratar de lograr que un pol¨ªtico en EE. UU. deje de apropiarse de su m¨²sica para alcanzar sus fines. Se llama The Lanham Act, y tiene que ver con la reiterada reproducci¨®n de una canci¨®n. A ella apel¨® Steven Tyler, de Aerosmith, cuando vio que el tema de su banda, Livin¡¯ on the edge (Viviendo en el filo), tambi¨¦n formaba parte de la lista de canciones que sonaban regularmente en los saraos de Trump.
Esto dec¨ªa parte del comunicado enviado al equipo del presidente por los abogados de Tyler: ¡°Al utilizar Livin¡¯ on the edge sin el permiso de nuestro cliente, el Sr. Trump est¨¢ falsamente afirmando que nuestro cliente apoya su campa?a y/o su presidencia, como se puede evidenciar en la confusi¨®n detectada en redes sociales entre los seguidores de nuestro cliente¡±. Lo que apunta esta ley, pues, es que si el tema suena de forma repetida sin permiso expreso de su autor se puede diluir o manipular la imagen de la marca. Se convierte en la canci¨®n de un anuncio.
Y para meter una canci¨®n en un anuncio se requiere el permiso del autor y el pago de unos dividendos. De cualquier modo, la ley no especifica cu¨¢ntas repeticiones ni qu¨¦ condiciones deben darse para que esta sea aplicable, por lo que es casi normal que los artistas opten por mandar cartas de queja a los pol¨ªticos. Est¨¢ el caso de Michael Stipe. Al saber el cantante que Trump se serv¨ªa de la canci¨®n de su exbanda, REM, It¡¯s the end of the world as we know it (Es el fin del mundo tal y como lo conocemos) en sus eventos, le insult¨® por Twitter: ¡°Que os jodan a todos. No volv¨¢is a utilizar nuestra m¨²sica ni mi voz para esta est¨²pida charada de campa?a vuestra¡±.
En el caso de Aerosmith -se rumorea que Tyler es el ¨²nico miembro del combo descontento con el uso de temas suyos por el presidente- o incluso Guns N' Roses, cuyo cl¨¢sico Sweet child o¡¯mine tambi¨¦n suele acompa?ar a Trump en sus jolgorios (algo que sorprendentemente desespera e irrita a su vocalista, Axl Rose), uno podr¨ªa entender que Trump est¨¢ haciendo sonar la m¨²sica que cree que su p¨²blico escucha en sus casas.
El grueso de sus votantes son hombres blancos de unos 45 a?os. No es el primero, eso s¨ª, que se lleva un chasco inesperado encasillando a sus votantes. Algo similar le sucedi¨® en 1984 a Ronald Reagan, cuando, despu¨¦s de que el columnista conservador asociado al equipo de campa?a para la reelecci¨®n del exactor, George Will, presenciara un concierto de Bruce Springsteen en Maryland (era la gira de Born in the USA, su disco m¨¢s vendido) y descubriera en el autor de Glory days todos los valores de entusiasmo, trabajo y arrojo que los republicanos deb¨ªan defender.
¡°Parece que soy uno de los pocos tipos que tiene los huevos y la pasta para parar estas cosas¡±, afirm¨® David Byrne despu¨¦s de prohibir que sonase un tema suyo en los m¨ªtines republicanos
Al d¨ªa siguiente se lo cont¨® a Reagan. El entonces presidente, en su primer acto de campa?a en Nueva Jersey, estado natal de Springsteen, puso a este como ejemplo de c¨®mo deb¨ªa ser el futuro de EE. UU. El m¨²sico hasta la fecha se hab¨ªa mantenido alejado de la primera l¨ªnea pol¨ªtica. Solo hab¨ªa participado tangencialmente en la recogida de fondos para la campa?a del dem¨®crata George McGovern en 1972. Bruce tard¨® en reaccionar. Finalmente, en un concierto en Pittsburg, Springsteen decidi¨® referirse a las palabras del Reagan: ¡°El presidente me nombr¨® en un discurso el otro d¨ªa. ?Y sab¨¦is? Eso me hizo pensar en cu¨¢l de mis discos debe ser su favorito. No creo que sea Nebraska. Ese no lo ha escuchado¡±. A rengl¨®n seguido toc¨® Johnny 99, perteneciente a esa obra maestra, cuya letra narra la tr¨¢gica historia de un tipo a quien le cierran la f¨¢brica de coches en que trabaja, no encuentra empleo y una noche desgraciada se emborracha, le dispara a un guardia nocturno y termina condenado a 99 a?os de c¨¢rcel.
Desde entonces, Springsteen ha apoyado a infinidad de candidatos dem¨®cratas. Su No surrender fue la banda sonora de la campa?a de John Kerry en 2004. Lo mismo que hizo Reagan con Springsteen ha logrado Trump con gentes tan hasta ahora poco dadas a involucrarse en pol¨ªtica. Desde Pharrell hasta Rihanna, pasando por Taylor Swift o Steven Tyler. Nadie logra cabrear como Trump.
Esta semana ha vuelto a sonar You can¡¯t always get what you want, de Rolling Stones, en un evento de Trump. ?Por qu¨¦? Llevan tres a?os con el asunto. Podr¨ªan Mick Jagger y compa?¨ªa acogerse a la antes mencionada Lanham Act para frenarlo. Pero no lo han hecho.
David Byrne, l¨ªder de Talking Heads, s¨ª logr¨® que en 2010 el candidato republicano a senador por Florida, Charlie Christ, dejara de utilizar su canci¨®n Road to nowhere en su campa?a. Otra vez: ?por qu¨¦? ¡°Parece que soy uno de los pocos tipos que tiene los huevos y la pasta para parar estas cosas¡±, afirm¨® Byrne en unos t¨¦rminos que incluso Trump podr¨ªa entender, pues los cojones y el dinero son las bases que sustentan todo su discurso.
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