Lo urgente y lo importante
Luchar contra las desigualdades no implica cuestionar el sistema ni querer un mundo de pobres pero iguales
Dwight Ike Eisenhower es el tipo de presidente que uno a?ora en estos tiempos. Le gustaba jugar al golf y a las cartas, no le¨ªa mucho m¨¢s que novelitas de Zane Grey y minimizaba sus ¨¦xitos y sus fracasos: seg¨²n ¨¦l, el mayor desastre de su vida fue que lo rechazaran en el equipo de b¨¦isbol de West Point, y su acto m¨¢s heroico fue dejar de fumar. Ten¨ªa sentido del humor. Y dos virtudes extraordinarias: pod¨ªa resolver problemas ca¨®ticamente gigantescos (el desembarco en Normand¨ªa, por ejemplo) y percib¨ªa las corrientes profundas de la historia. Era un conservador sin prejuicios ideol¨®gicos.
Sus m¨¦todos de organizaci¨®n y planificaci¨®n han sido estudiados durante d¨¦cadas en las escuelas de negocios. ?l los resum¨ªa con una broma: ¡°Lo urgente nunca es importante, y lo importante nunca es urgente¡±. Sab¨ªa perfectamente, sin embargo, que a veces lo importante es muy urgente y lo urgente es muy importante. Dej¨® la Casa Blanca en manos de John Kennedy con el discurso de despedida m¨¢s trascendente desde el pronunciado por George Washington: advirti¨® de que el ¡°complejo militar industrial¡± hab¨ªa adquirido un poder muy peligroso.
Vivi¨® en un mundo distinto al de hoy. Durante su mandato, los estadounidenses que ganaban m¨¢s de 200.000 d¨®lares anuales pagaban un impuesto sobre la renta del 92%. Cuesta imaginarlo. Tambi¨¦n cuesta imaginar que un hombre con tan buen criterio eligiera como vicepresidente a Richard Nixon. Cosas de la condici¨®n humana.
Ser¨ªa formidable poder preguntarle a uno de los mejores planificadores del siglo XX qu¨¦ es hoy urgente y qu¨¦ es importante. La pregunta no es posible. Recurramos a una de sus definiciones de Perogrullo: ¡°Lo urgente es lo que no puede esperar¡±. Indudablemente, el cambio clim¨¢tico es una bomba de relojer¨ªa. Incluso sin discutir el grado de responsabilidad humana (las evidencias indican que es alto) en el fen¨®meno, hay que prepararse para sus consecuencias. El liderazgo pol¨ªtico en auge, los Trump y compa?¨ªa aupados por el malestar social, considera sin embargo que lo del clima es una patra?a.
Los objetivos presidenciales de Eisenhower se resum¨ªan en cuatro puntos: sanear el presupuesto, acabar con la guerra de Corea, contener la expansi¨®n del comunismo por la v¨ªa de la disuasi¨®n nuclear y mejorar las condiciones sociales de los estadounidenses. No le parec¨ªa posible poner en pr¨¢ctica sus planes con un Partido Republicano atrincherado en posiciones ultraconservadoras y aislacionistas. Antes de asumir la presidencia plante¨® al partido un ultim¨¢tum: o cambiaba, o ¨¦l se iba. Y gan¨®.
Quiz¨¢ hoy ser¨ªa consciente de que no se pueden afrontar cuestiones como el cambio clim¨¢tico sin resolver antes esa crisis que est¨¢ ah¨ª, crispando la vida planetaria y envenenando sus mecanismos pol¨ªticos, ante la aparente impotencia de todos: la creciente desigualdad de rentas. Ya saben, lo del 1% que posee m¨¢s del 50% de la riqueza y las diferencias que se ahondan en todos los pa¨ªses, ricos y pobres. Luchar contra eso no implica cuestionar el sistema ni querer un mundo de pobres pero iguales (los argumentos del neoliberalismo), sino engranar a miles de millones y frenar una alienaci¨®n que cada vez se parece m¨¢s a la que caracteriz¨® los momentos m¨¢s negros del siglo XX.
Recuerden: con el conservador Ike Eisenhower, en el basti¨®n del capitalismo se pagaba un IRPF del 92%. Y nunca Estados Unidos fue m¨¢s fuerte.
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