Tint¨ªn viaj¨® a la Luna 20 a?os antes que el ¡®Apollo 11¡¯
Tint¨ªn protagoniz¨® en la ficci¨®n la primera llegada a la Luna a bordo del cohete X-FLR6. Fue en las p¨¢ginas de Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna, casi 20 a?os antes de la haza?a del Apollo 11 en 1969. Una exposici¨®n rescata aquella premonici¨®n de Georges Remi, m¨¢s conocido como Herg¨¦
En el siglo XX produjo una serie de iconos gr¨¢ficos universalmente reconocibles: la botella de Coca-Cola, el paquete de cigarrillos Lucky Strike, la boca con la lengua fuera de los Rolling Stones, el lema de I Love New York con el coraz¨®n rojo y las letras negras, el huevo frito de Mir¨® para la campa?a tur¨ªstica espa?ola y¡ el cohete rojo y blanco, el X-FLR6, con el que Tint¨ªn viaj¨® hasta la Luna, casi dos d¨¦cadas antes de que la realidad, con el Apollo 11, alcanzase al h¨¦roe de los pantalones de golf creado por Herg¨¦. Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna se publicaron por entregas entre el 30 de marzo de 1950 y el 30 de diciembre de 1953 y r¨¢pidamente se convirtieron en algo m¨¢s que tebeos.
Desde el 17 de diciembre, con motivo del 50? aniversario de la llegada del hombre al sat¨¦lite terrestre, el 21 de julio de 1969, CosmoCaixa dedica en Barcelona una exposici¨®n a la haza?a del personaje de Herg¨¦ titulada Tint¨ªn y la Luna. 50 a?os de la primera misi¨®n tripulada. ¡°La fuerza del ¨¢lbum consiste en que no se trata de un relato de ciencia-ficci¨®n¡±, explica Dominique Maricq, uno de los grandes tintin¨®logos, autor de libros como Herg¨¦ por ¨¦l mismo e investigador desde hace 25 a?os de Studios Herg¨¦, la fundaci¨®n que se ocupa de conservar y difundir la obra del autor belga. ¡°Su opci¨®n fue desde el principio dibujar una aventura seria, de divulgaci¨®n cient¨ªfica, eso s¨ª, con el humor t¨ªpico de sus ¨¢lbumes y con una intriga de espionaje¡±, prosigue el experto.
El genio de Herg¨¦ reposa sobre todo en la combinaci¨®n entre realismo y fantas¨ªa. El padre de Tint¨ªn era un obseso de la documentaci¨®n
El ¨¦xito de los dos tebeos, el decimosexto y el decimos¨¦ptimo de la serie, de 62 p¨¢ginas cada uno, se basa precisamente en eso: dentro de la fantas¨ªa, Herg¨¦ (1907-1983) trat¨® de ser realista y convincente. No aparecen marcianos, ni rayos l¨¢ser, ni civilizaciones ocultas en la cara oscura de la Luna, ni otros elementos que proliferaban en la ciencia-ficci¨®n aquellos a?os de descubrimientos y de incipiente carrera espacial, sino que utiliz¨® todos los datos que ten¨ªa a mano para tratar de construir una historia veros¨ªmil ¡ªde hecho, acert¨® en cosas entonces ignoradas, como la existencia de hielo en el sat¨¦lite¡ª. Aunque no es el tebeo de Tint¨ªn m¨¢s influido por la Guerra Fr¨ªa ¡ªes justamente el siguiente, El asunto Tornasol, otra de las obras maestras de Herg¨¦¡ª, s¨ª que est¨¢ muy marcado por el momento en el que fue concebido, en plena pugna de bloques: el intento de alcanzar el espacio se concibe como una haza?a pol¨ªtica tanto como un logro cient¨ªfico, y sobre el relato flotan el espionaje, la seguridad y el secretismo.
¡°Busc¨® fuentes muy buenas, se document¨® sobre experimentos cient¨ªficos, sobre todo en Estados Unidos¡±, se?ala Maricq. ¡°Herg¨¦ siempre fue muy sensible a la actualidad, era algo que le interesaba mucho. En 1949 se hab¨ªa lanzado un cohete desde una base estadounidense y al final de la Segunda Guerra Mundial se arrojaron los cohetes V2 nazis. Tambi¨¦n conoci¨® a ingenieros y hasta a un responsable de investigaci¨®n at¨®mica en B¨¦lgica, que le dio pistas, a medio camino entre la utop¨ªa y la ciencia. Se document¨® sobre aspectos muy t¨¦cnicos sobre el ¨¢tomo, las m¨¢quinas, la energ¨ªa nuclear. Supo rodearse muy bien para hacer algo cre¨ªble¡±.
Es uno de los ¨¢lbumes donde la obsesi¨®n por los detalles de Herg¨¦ es m¨¢s evidente; por ejemplo, en los dibujos de la superficie lunar o del espacio. Introduce el asteroide Adonis, que no fue descubierto hasta 1936, y el cohete es propulsado por energ¨ªa at¨®mica, que era entonces un campo en pleno desarrollo. Este realismo, eso s¨ª, se produce parad¨®jicamente dentro de la suspensi¨®n de la realidad que caracteriza la serie, no solo porque transcurra en un pa¨ªs inventado, Syldavia, sino porque acaban viajando a la Luna los astronautas m¨¢s inveros¨ªmiles que se puedan concebir. Aparte del ingeniero Frank Wolff y de un poliz¨®n, los viajeros espaciales son Tint¨ªn, su perro Mil¨², el capit¨¢n Haddock, el profesor Tornasol y los desastrosos detectives Hern¨¢ndez y ?Fern¨¢ndez, que se cuelan por error en la nave, pero para los que tambi¨¦n tienen a mano los famosos trajes espaciales naranja que les permiten pasear (con sus bastones) por la Luna. Pero el genio de Herg¨¦ reposa precisamente en esa combinaci¨®n imposible, que sin embargo funciona perfectamente, entre el realismo ¡ª?era un obseso de la documentaci¨®n, consultaba todo tipo de publicaciones para sus esbozos, y un dibujante de una extraordinaria precisi¨®n¡ª y la fantas¨ªa.
Curiosamente, los dise?os, sobre todo el del cohete, han envejecido muy poco durante este periodo, pero una parte del humor aparece hoy como totalmente incorrecto, porque se basa en las tremendas borracheras que se agarra el capit¨¢n Haddock, mientras suelta sus maravillosos improperios ¡ª¡°cataplasma, ectoplasma, iconoclasta, astronauta de agua dulce¡±¡ª, que ponen en peligro su propia vida y la de los dem¨¢s. La obsesi¨®n del capit¨¢n es llevarse whisky a la misi¨®n lunar, pese a que se lo hab¨ªan prohibido expl¨ªcitamente, algo que consigue escondiendo el alcohol dentro de un libro. De hecho, cuando en 1962 se adapt¨® en dibujos animados, los autores instauraron la ley seca para Haddock y reemplazaron el whisky por caf¨¦, y el motivo de su salida al espacio ya no fue una borrachera, sino su habitual torpeza. Sin embargo, el tebeo provoc¨® un peque?o esc¨¢ndalo por otros motivos: la Iglesia cat¨®lica belga protest¨® por un detalle ¡ªel suicidio del ingeniero Wolff para salvar a sus compa?eros ante la falta de ox¨ªgeno en el regreso¡ª. En la versi¨®n que finalmente se public¨® en forma de ¨¢lbum, Herg¨¦ accedi¨® a cambiar el tono y la letra de la carta de suicidio para que no pareciese que se quitaba la vida, sino que se sacrificaba por todos lanz¨¢ndose a una misi¨®n con pocas esperanzas de sobrevivir.
¡°Gr¨¢ficamente representa una depuraci¨®n de todo lo que significa Tint¨ªn¡±, explica el autor de c¨®mics Paco Roca, que acaba de publicar El tesoro del cisne negro (Astiberri), un tebeo de corte tintinesco y que, como Herg¨¦, ha cultivado la l¨ªnea clara como estilo. ¡°Todos sus tebeos, pero en especial los de la Luna, resumen lo que significaba el c¨®mic en ese momento: transportarnos a lugares a los que la humanidad no hab¨ªa llegado, y que solo se pod¨ªan alcanzar a trav¨¦s de los dibujos y del cine. Adem¨¢s, Herg¨¦ se tomaba el c¨®mic muy en serio, aunque en principio se dirig¨ªa a todos los p¨²blicos, en particular a los ni?os, no dejaba nada al azar¡±, prosigue Roca. Este tebeo, sin embargo, se encuentra entre los m¨¢s oscuros de la serie, sobre todo la segunda parte, y tal vez precisamente por eso sea uno de los que m¨¢s permanecen en la memoria de los adultos.
La obra de Herg¨¦ por la que m¨¢s se ha pagado en una subasta es una plancha original del ¨¢lbum 'Objetivo: la luna'. Se adjudic¨® en 1,55 millones de euros
El a?o 1950 es muy importante para el dibujante belga porque es cuando funda su estudio ante la enorme repercusi¨®n que alcanza su obra, y se convierte as¨ª en una industria del entretenimiento. Cuando la editorial Casterman empez¨® a publicar hace tres a?os la Integral Herg¨¦, que pretende recopilar en 12 tomos toda su producci¨®n, desde los tintines hasta dibujos desperdigados en todo tipo de revistas, no arranc¨® cronol¨®gicamente, sino con el tomo que cubre el periodo 1950-1958, que concentra muchas de sus obras maestras. No es una casualidad tampoco que el dibujo de Herg¨¦ que ha alcanzado un precio m¨¢s elevado en una subasta sea una plancha original de Objetivo: la Luna en tinta china por la que se pagaron 1,55 millones de euros.
Como en muchos de los tebeos de Herg¨¦, su viaje a la Luna fue un trabajo de equipo. En este caso, colabor¨® con Bernard Heuvelmans y Jacques Van Melkebeke en la historia que fue perfilando y profundizando seg¨²n se iba publicando en la revista Tint¨ªn. Los ¨¢lbumes que aparecieron posteriormente, en 1954, tambi¨¦n presentan cambios con respecto a la historia difundida por entregas. Cuando comenz¨® la serie, muchos detalles t¨¦cnicos se le escapaban y el equipo fue solucion¨¢ndolos sobre la marcha, pero tuvo la suerte de que justo en 1950 apareciese un ensayo cient¨ªfico de Alexandre Ananoff titulado Astron¨¢utica. De hecho, le rindi¨® un homenaje expl¨ªcito, ya que el libro aparece en una de las portadas de la revista, sobre la mesa del estudio del profesor Tornasol. Pero, por encima de todos los dem¨¢s, un dibujante tuvo un papel especialmente importante: se trata de Bob de Moor, que, entre otras cosas, fue quien concibi¨® el ic¨®nico cohete y se ocup¨® de la superficie lunar. ¡°El genio de gran narrador de Herg¨¦ se refleja en que algunos objetos acaban por ser tan importantes como los propios personajes. Es sin duda el caso del cohete o del ¨ªdolo Arumbaya de La oreja rota¡±, explica Maricq. Hoy se recuerdan las palabras que pronunci¨® Neil Armstrong al pisar el sat¨¦lite ¡ª¡°un peque?o paso para el hombre, un gran paso para la humanidad¡±¡ª por encima de las de Tint¨ªn ¨C¡°ya est¨¢, he dado unos pasos, por primera vez en la historia de la humanidad, hemos caminado sobre la Luna¡±¡ª, pero sin duda el rojo y blanco del X-FLR6 ha ganado la batalla al Apollo 11 en la imaginaci¨®n planetaria.?
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