Los arquitectos que idearon una red de moteles en las carreteras espa?olas
Dos arquitectos de la Escuela de Madrid dise?aron en 1927 una red de 12 moteles para automovilistas. Estaban repartidos por toda Espa?a y fueron uno de los primeros ejemplos de arquitectura racionalista en el pa¨ªs. Una pareja de investigadores ha encontrado su rastro
JAVIER ESTALLO no supo hasta hace cinco a?os que el edificio contiguo a su vivienda era una joya arquitect¨®nica. Estallo, de 56 a?os, vigilante del pantano de la Pe?a (Huesca), habita la antigua casa del ingeniero jefe del embalse, construida en 1913. ?l es natural de Triste, el peque?o pueblo vecino, y siempre hab¨ªa cre¨ªdo que aquella construcci¨®n hab¨ªa sido un refugio para excursionistas de los colosales Mallos de Riglos, uno de los mayores espect¨¢culos geol¨®gicos de la carretera que sube hacia Jaca. Pero un d¨ªa aparecieron dos arquitectos, Mar¨ªa Jos¨¦ Rodr¨ªguez y Antonio Ceresuela, y le explicaron que aquella casa de dos pisos, hoy cerrada a cal y canto y en riesgo de derrumbe, era un f¨®sil intacto de la primera estructura estatal para el turismo moderno en Espa?a: un albergue destinado a automovilistas y dise?ado en 1927.
Rodr¨ªguez y Ceresuela, antiguos funcionarios del Instituto Nacional de Turismo y de la red de Paradores, se conocieron en 2013, cuando sus caminos se cruzaron investigando esta muestra temprana de la arquitectura racionalista espa?ola. Se trata de un patrimonio hoy ignorado y sin ning¨²n tipo de protecci¨®n como bien de inter¨¦s cultural, ni a nivel municipal, ni auton¨®mico, ni estatal. Sus autores fueron los arquitectos Carlos Arniches (Madrid, 1895-1958) y Mart¨ªn Dom¨ªnguez (San Sebasti¨¢n, 1897-Nueva York, 1970).
Rodr¨ªguez recuerda el d¨ªa de noviembre de 2013 en que descubrieron que el albergue de carretera del pantano de la Pe?a s¨ª exist¨ªa: ¡°Fue tan sencillo como buscar en Google Maps, pero tuvimos la sensaci¨®n de haber hecho un hallazgo arqueol¨®gico¡±. Los estudios disponibles afirmaban que el ¡°refugio de automovilistas¡± de Huesca, el n¨²mero 12 de la red del Patronato Nacional de Turismo (PNT), hab¨ªa sido planificado pero no se hab¨ªa llegado a construir. Sin embargo, ¡°el albergue perdido¡± de la Pe?a s¨ª se levant¨®, en 1931, aunque no entr¨® en funcionamiento, primero por problemas presupuestarios y despu¨¦s por el estallido de la Guerra Civil. Tras la contienda, sus arquitectos no estaban all¨ª para seguir con el proyecto: Carlos Arniches fue depurado por las nuevas autoridades franquistas y Mart¨ªn Dom¨ªnguez se exili¨® en 1936 en Cuba.
¡°El postulado impl¨ªcito del Movimiento Moderno de construir el mismo edificio en cualquier lugar se materializ¨® de forma anticipadora en Espa?a con la red de albergues¡±, escribieron Rodr¨ªguez y Ceresuela en la revista Estudios Tur¨ªsticos en 2015.
La red de albergues de carretera fue el primer gran proyecto de dos j¨®venes creadores, t¨¢ndem inseparable hasta la guerra. Fueron abanderados de la generaci¨®n del 25, una hornada de arquitectos formados en la Escuela de Arquitectura de Madrid y vinculados a la Residencia de Estudiantes y a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Arniches y Dom¨ªnguez escrib¨ªan semanalmente en el diario El Sol, en la secci¨®n La Arquitectura y La Vida. La inminente celebraci¨®n, en 1929, de la Exposici¨®n Universal de Barcelona y de la Iberoamericana de Sevilla forz¨® a la dictadura de Primo de Rivera a acelerar en 1926 un plan de expansi¨®n de carreteras destinado a revertir el subdesarrollo en comunicaciones. Dom¨ªnguez y Arniches vieron en ¨¦l una oportunidad: ¡°Se nos ocurri¨® pensar que al irse completando el Circuito Nacional de Firmes Especiales, cuya construcci¨®n se anunciaba a bombo y platillo, a lo mejor les daba a las gentes por viajar por ¨¦l en autom¨®vil. ?No habr¨ªa llegado el momento de ir previendo d¨®nde se iban a alojar los viajeros a los que sorprendiera la noche por el camino?¡±, recordaba Dom¨ªnguez en un art¨ªculo de 1967.
El capital catal¨¢n fue la principal fuerza de las que presionaron a Primo de Rivera para modernizar las infraestructuras tur¨ªsticas de Espa?a. Juan Antonio ?G¨¹ell, segundo conde de G¨¹ell y amigo del dictador, tom¨® las riendas del Patronato Nacional de Turismo. El barcelon¨¦s Luis Peypoch, director de la Secci¨®n de Alojamientos, convoc¨® un concurso en 1928 para crear una red de albergues automovil¨ªsticos hecho a medida para el proyecto de Arniches y Dom¨ªnguez. El objetivo de Peypoch era ¡°convertirlo en el principal motor del programa de la incipiente red de alojamientos tur¨ªsticos del Estado, la red de Paradores, fundada en 1928¡±, seg¨²n Rodr¨ªguez y ?Ceresuela.
Los moteles compart¨ªan el mismo dise?o est¨¢ndar y la misma construcci¨®n, de ladrillo y mamposter¨ªa
Los 12 moteles compart¨ªan un mismo dise?o est¨¢ndar ¡ªsalvo los s¨®tanos y adaptaciones geogr¨¢ficas¡ª y la misma construcci¨®n, de ladrillo y mamposter¨ªa en vez de hormig¨®n. De este modo se pretend¨ªa agilizar su expansi¨®n y evitar costes elevados. ¡°En la composici¨®n de la planta se empleaban formas geom¨¦tricas puras (tri¨¢ngulos, c¨ªrculos y rect¨¢ngulos), que evocaban la est¨¦tica pict¨®rica de las vanguardias caracter¨ªstica del racionalismo heterodoxo de los a?os veinte en Espa?a¡±, explican Rodr¨ªguez y ?Ceresuela.
Los albergues de Arniches y Dom¨ªnguez fueron concebidos para un turismo de ¨¦lite, el primero en desplazarse en coche. Eran moteles de ocho habitaciones, peque?as y funcionales, aptos para estancias breves ¡ªsolo era posible pernoctar tres d¨ªas¡ª y con limitaci¨®n del equipaje que pod¨ªa llevar consigo el hu¨¦sped. Los edificios ten¨ªan una zona para los clientes y otra para su servicio ¡ªen aquella ¨¦poca se viajaba con ch¨®fer e incluso mayordom¨ªa¡ª. Deb¨ªan estar ubicados a pie de carretera: su objetivo era aportar alojamiento en regiones alejadas de las grandes ciudades. El primer albergue que se inaugur¨® fue el de Manzanares (Ciudad Real), en 1931. En 1933 llegaron los de Bail¨¦n (Ja¨¦n) y Quintanar de la Orden (Toledo). Todos fueron construidos antes de la Guerra Civil, pero su puesta a punto fue escalonada hasta 1946, cuando entr¨® en funcionamiento el ¨²ltimo, el de Puerto Lumbreras (Murcia). Los que fueron estrenados en la posguerra experimentaron algunos cambios, acordes con la ideolog¨ªa franquista. En el libro La red de Paradores. Arquitectura e historia del turismo, Mar¨ªa Jos¨¦ Rodr¨ªguez destaca su alejamiento de aquellos preceptos vanguardistas y su inevitable ¡°regionalizaci¨®n¡±, incluido el mobiliario. La arquitecta destaca que solo tiene constancia de que se haya conservado un mueble de los dise?ados por Arniches y Dom¨ªnguez: se trata de una mesita de madera y se encuentra expuesta en el parador de M¨¦rida.
Los albergues fueron ideados para un turismo de ¨¦lite, el primero en desplazarse en coche
Cuatro albergues fueron demolidos; de los ocho restantes, tan solo el de Triste se mantiene tal y como lo proyectaron Arniches y Dom¨ªnguez. El resto han sufrido ampliaciones, han mutado en paradores o se encuentran en un estado de conservaci¨®n p¨¦simo. El albergue de Triste tambi¨¦n ha sufrido graves desperfectos, y aunque los expertos Rodr¨ªguez y Ceresuela aseguran que se mantienen el suelo y la carpinter¨ªa originales, la visi¨®n desde el exterior, a trav¨¦s de los ventanales rotos del comedor ¡ªun espacio semicircular, para simbolizar el giro del autom¨®vil¡ª, es deprimente por la suciedad y los numerosos componentes que aparecen rotos. Adem¨¢s, las antiguas cocheras y una parte del tejado se han derrumbado. El albergue fue el refugio Miguel R¨¢banos de la Sociedad Monta?eros de Arag¨®n entre 1946 y 1995, a?o en que fue cerrado. Tambi¨¦n era lugar de celebraciones de los habitantes de Triste. Durante la posguerra sirvi¨® como cuartel de la Guardia Civil para las redadas contra los maquis en la zona. Hoy est¨¢ tapiado.
El albergue de Bail¨¦n fue desvalijado y se encuentra en ruina efectiva. El de Medinaceli (Soria), situado frente al arco romano del casco viejo, sirve hoy de almac¨¦n del Ayuntamiento tras haber sufrido a?os de vandalismo. El alcalde de la localidad, Felipe Utrilla, querr¨ªa verlo reabierto como hotel de lujo manteniendo la estructura y ampli¨¢ndola, aunque sabe que ser¨ªa necesaria una gran inversi¨®n para restaurarlo. Utrilla explica con orgullo que ha conservado dos elementos ic¨®nicos del edificio original ¡ªinaugurado en 1935¡ª: la chimenea y la angosta escalera de servicio. Los inmuebles se quedaron pronto peque?os ante el creciente turismo de la clase media, y la Direcci¨®n General de Turismo ¡ªsucesora del PNT¡ª decidi¨® ampliarlos.
¡°Hoy no viajamos con ch¨®fer en coches de la marca Hispano-Suiza y, curiosamente, no aceptamos acomodaciones tan austeras como las concebidas por Arniches y Dom¨ªnguez para los albergues¡±, explica Mart¨ªn Dom¨ªnguez Ruz, arquitecto como su padre, Mart¨ªn Dom¨ªnguez. ¡°Parece inevitable que hayan acabado en desuso. Sin embargo, es doloroso ver c¨®mo han ca¨ªdo en el olvido. Las ampliaciones se han ido haciendo sin un plan preconcebido y, en general, han sido poco respetuosas con los edificios¡±, lamenta.
El parador de Manzanares es el que ha conseguido preservar con m¨¢s mimo su legado: la chimenea y el porche triangular se han mantenido bien, e incluso las primeras habitaciones todav¨ªa existen, aunque cerradas a cal y canto y en estado de abandono. Cada albergue en pie mantiene detalles del proyecto original. En el de Quintanar de la Orden, sede desde 1974 de la asociaci¨®n para personas con discapacidad Asprodiq, se han conservado las escaleras de pelda?os alternados que bajaban a la despensa y las paredes de esquinas redondeadas de las antiguas habitaciones. Quintanar de la Orden es una excepci¨®n, porque la memoria del albergue contin¨²a viva y los vecinos siguen refiri¨¦ndose al edificio como ¡°el albergue¡±. ¡°Era el lugar de paseo y de tomar algo el domingo para los m¨¢s pudientes del pueblo¡±, explica la gerente de Asprodiq, Ana S¨¢nchez.
Tambi¨¦n hay un espacio para los refugios de carretera de Arniches y Dom¨ªnguez en la historia y en la literatura. La direcci¨®n del parador de Manzanares cuenta que en el albergue de la zona pasaron su ¨²ltima noche con vida los toreros Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas y Manolete. Tambi¨¦n en Manzanares ambient¨® el dramaturgo Pedro Mu?oz Seca su comedia El refugio. Manuel Aza?a imagin¨® en La velada en Benicarl¨® que un bombardeo franquista hund¨ªa el albergue que hab¨ªa en Benicarl¨® (Castell¨®n) ¡ªfue demolido, pero en 1960¡ª. Y la Legi¨®n C¨®ndor se hosped¨® tres meses de 1937 en el refugio de Almaz¨¢n (Soria).
Uno de los padres del proyecto fue fusilado, otro depurado y el tercero tuvo que exiliarse dos veces
Los padres del proyecto no corrieron mejor suerte que su obra: Luis Peypoch, el hombre que hab¨ªa convocado el concurso que alumbr¨® los albergues, fue fusilado en Paracuellos en 1936; Carlos Arniches, fallecido en 1958, fue depurado y no pudo firmar grandes proyectos p¨²blicos hasta la d¨¦cada de los cincuenta; Mart¨ªn Dom¨ªnguez, que se hab¨ªa establecido en Cuba, tuvo que volver a exiliarse en 1960 al triunfar la revoluci¨®n. Se estableci¨® como profesor en la Universidad Cornell (Nueva York), donde falleci¨® en 1970.
Mart¨ªn Dom¨ªnguez Ruz, residente a caballo entre Estados Unidos y Espa?a, fue uno de los dos comisarios de la retrospectiva que les dedic¨® la Fundaci¨®n ICO en 2017. Utrilla, el alcalde de Medinaceli, recuerda que Dom¨ªnguez Ruz estuvo hace a?os en el pueblo para visitar la obra de su padre: ¡°Quer¨ªa integrarla de nuevo en la red de Paradores, quer¨ªa ayudar para que tuviera una protecci¨®n¡±. El edificio contin¨²a languideciendo entre paredes grafiteadas, trastos viejos, contenedores de basura y escombros. ¡°Ser¨ªa una barbaridad abandonar los albergues y perderlos, como unas v¨ªctimas m¨¢s de la guerra y de los exilios¡±, concluye Dom¨ªnguez Ruz.?
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