Regreso a Pangea

La fragmentaci¨®n de Pangea ha sido un vector esencial de la evoluci¨®n de los animales, y su reunificaci¨®n en el futuro lejano lo ser¨¢ igualmente. Con los datos paleontol¨®gicos en la mano, es sumamente improbable que los humanos sigamos aqu¨ª dentro de 200 millones de a?os ¨Clas especies marinas m¨¢s longevas nunca han pasado de los cinco millones de a?os¡ª, pero es muy posible que la vida terr¨¢quea aguante incluso nuestras agresiones m¨¢s disparatadas y siga medrando. E incluso que una especie m¨¢s inteligente que la nuestra haya heredado el mundo. Lee en Materia c¨®mo ser¨¢ la Tierra cuando se forme el siguiente supercontinente, que probablemente se llamar¨¢ Novopangea, si es que todav¨ªa hay alguien ah¨ª que pueda ponerle un nombre. Incluso si no es as¨ª, los efectos de la geolog¨ªa sobre la evoluci¨®n ser¨¢n enormes, como ya lo han sido en el pasado.

Hace 300 millones de a?os, todos los continentes estaban unidos en una sola masa de tierra firme llamada Pangea. Cincuenta millones de a?os despu¨¦s, Pangea empez¨® a fragmentarse, y el ¨¦xodo de sus pedazos a lo largo y ancho del planeta condicion¨® por completo la evoluci¨®n biol¨®gica de los eones ulteriores. Australia fue de los primeros pedazos en separarse de Pangea, y eso explica su biolog¨ªa excepcional: em¨²s, wombats, canguros, cucaburras, koalas y ornitorrincos. Muchos de ellos son marsupiales, un grupo biol¨®gico anterior a los mam¨ªferos, pero han desarrollado unas formas y funciones que a primera vista se pueden confundir con las de los mam¨ªferos de otros continentes. Es uno de los casos m¨¢s chocantes de convergencia evolutiva, donde dos linajes separados alcanzan unas soluciones similares para adaptarse a su funci¨®n, a su clima y a su posici¨®n en ese gran esquema de las cosas que llamamos ecolog¨ªa.

El mam¨ªfero vivo m¨¢s similar al elefante es, curiosamente, el dam¨¢n africano, que no es mucho mayor que un h¨¢mster. Los grandes animales no se agrupan en una rama evolutiva que los predispone a ser grandes. Su evoluci¨®n, m¨¢s bien, ha estado condicionada por el fragmento continental en el que estaban viajando por el planeta sin saberlo. Los primeros mam¨ªferos se dividieron en los tres grandes grupos actuales (afroterios como el elefante, boreoterios como los humanos y desdentados como el oso hormiguero) por la sencilla raz¨®n de que, hace 100 millones de a?os, ?frica, Suram¨¦rica y Eurasia se separaron de un continente ¨²nico.

El mism¨ªsimo origen de los animales, que ya era en tiempos de Darwin el problema central de la biolog¨ªa evolutiva, y que ahora lo sigue siendo con todav¨ªa m¨¢s fundamento, coincide en el tiempo con otro fen¨®meno fundamental de la geolog¨ªa continental. Hace 600 millones de a?os, toda la tierra firme estaba unificada en un supercontinente mucho m¨¢s antiguo que Pangea. Los ge¨®logos lo llaman Pannotia, y estaba api?ado en las proximidades del polo sur. La fragmentaci¨®n de Pannotia empez¨® hace 540 millones de a?os, en enigm¨¢tica coincidencia con la explosi¨®n c¨¢mbrica que origin¨® todos los planes de dise?o animal (artr¨®podos como la gamba, moluscos como el mejill¨®n, cordados como el lector) que persistimos en la actualidad.

El mam¨ªfero vivo m¨¢s similar al elefante es, curiosamente, el dam¨¢n africano

Es improbable que los humanos sigamos aqu¨ª cuando toda la tierra firme vuelva a ensamblarse en el supercontinente de Novopangea, y mucho menos para ver los efectos de su fragmentaci¨®n posterior. Ojal¨¢ alg¨²n ge¨®logo de una especie futura, o al menos un paleont¨®logo extraterrestre, pueda presenciarlo y aprender algo importante de ello. El tiempo dir¨¢.

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