La tecnolog¨ªa en salud es necesaria, pero no olvidemos la relaci¨®n paciente-m¨¦dico
Tener una atenci¨®n sanitaria m¨¢s personalizada no significa necesariamente que la relaci¨®n entre facultativo y el enfermo sea m¨¢s cercana, un aspecto prioritario para la mayor¨ªa
?Sab¨ªa usted que una de cada tres b¨²squedas en Internet es por motivos sanitarios? ?Que el 67% de los usuarios de Internet espa?oles busca informaci¨®n sobre temas relacionados con su salud o la de sus allegados? ?Que en todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, sin excepci¨®n, las mujeres buscan m¨¢s informaci¨®n sobre salud, asistencia y cuidado familiar que los hombres?
Tal vez no lo sab¨ªa pero s¨ª se imaginaba que hay m¨¢s de 325.000 aplicaciones de salud en todo el mundo, que la realidad virtual est¨¢ ya presente en los hospitales y que la inteligencia artificial tiene el potencial de encontrar relaciones ocultas entre el big data que pueden ayudar a los m¨¦dicos a prescribir tratamientos m¨¢s personalizados.
La tecnolog¨ªa est¨¢ transformando cada d¨ªa la manera en que entendemos y nos ocupamos de nuestra salud. Nos promete una mayor personalizaci¨®n de la atenci¨®n sanitaria mediante el uso de algoritmos predictivos que son capaces de diagnosticar problemas sanitarios con igual o mayor precisi¨®n que los mejores especialistas en sus respectivos campos. Sin embargo, de la misma manera en que los algoritmos de Amazon le permiten al gigante de las ventas por Internet sugerir compras relacionadas con nuestras b¨²squedas anteriores o de igual forma en que tras interesarnos por una determinada ruta a¨¦rea en un buscador de vuelos nos aparecen ofertas de hoteles en nuestra ciudad de destino, la experiencia puede ser muy personalizada pero poco personal.
La transformaci¨®n digital permite recolectar informaci¨®n personalizada que, usada de manera adecuada, tiene el potencial de mejorar la gesti¨®n de la calidad, la eficiencia y la seguridad de la atenci¨®n m¨¦dica. Los datos que son generados por los propios cuerpos de los pacientes con el uso de sensores o con controles sistem¨¢ticos de signos vitales o niveles de az¨²car; los dispositivos que se colocan en los hogares para detectar movimientos, ca¨ªdas o patrones distintos de conducta; los portales comunitarios que facilitan el contacto entre pacientes de una misma dolencia o la historia cl¨ªnica electr¨®nica en las consultas m¨¦dicas son ejemplos ya cotidianos de un uso recurrente de la tecnolog¨ªa vinculada a la salud a nivel personal, familiar, comunitario o institucional.
Los datos relacionados con la salud est¨¢n creciendo a un ritmo exponencial. Seg¨²n una reciente publicaci¨®n del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se espera que para 2020 los datos m¨¦dicos se dupliquen cada 73 d¨ªas y que a lo largo de su vida cada persona pueda generar m¨¢s de un mill¨®n de gigabytes de informaci¨®n relacionada con su salud. Sin embargo, el tiempo necesario para analizar y procesarla es m¨¢s limitado que nunca, sobre todo si se tiene en cuenta que la duraci¨®n media de una consulta m¨¦dica pueden oscilar desde los 48 segundos en Bangladesh a los 22 minutos en Suecia.
A lo largo de su vida cada persona pueda generar m¨¢s de un mill¨®n de gigabytes de informaci¨®n relacionada con su salud
?Puede el uso de los nuevos sistemas de informaci¨®n apoyar al personal sanitario a la hora de dedicar mayor tiempo al paciente? La historia cl¨ªnica electr¨®nica, por ejemplo, que est¨¢ dise?ada para ir m¨¢s all¨¢ de los datos cl¨ªnicos est¨¢ndar recopilados en una consulta, incluye una visi¨®n m¨¢s amplia de la atenci¨®n a los pacientes y, asimismo, m¨¢s personalizada. Contiene informaci¨®n de todos los m¨¦dicos o actos m¨¦dicos por los que ha pasado el paciente (historial m¨¦dico, prescripciones de medicamentos, signos vitales, resultados de laboratorio, informes radiol¨®gicos y anotaciones de m¨¦dicos y enfermeras) y permite a los diferentes proveedores de salud acceder a su informaci¨®n para brindarle una atenci¨®n m¨¢s precisa.
Una revisi¨®n sistem¨¢tica sobre el impacto de la historia cl¨ªnica electr¨®nica ha encontrado que esta herramienta, utilizada apropiadamente, tiene efectos positivos en la eficiencia del tiempo utilizado para la documentaci¨®n, en un mayor seguimiento de las gu¨ªas de pr¨¢ctica, en la reducci¨®n de errores m¨¦dicos o en la disminuci¨®n de efectos adversos de medicamentos. Sin embargo, esta mayor eficiencia no se traduce necesariamente en una relaci¨®n m¨¢s personal entre m¨¦dico y paciente.
Aunque las novedades tecnol¨®gicas pueden implicar innumerables beneficios para la atenci¨®n m¨¦dica, los enfermos, seg¨²n numerosas encuestas, buscan una buena relaci¨®n con su m¨¦dico y lo que m¨¢s valoran es la cantidad y calidad del tiempo que el profesional les dedica. Varios estudios han demostrado que el hecho de que un m¨¦dico sea simp¨¢tico, educado y tenga una buena comunicaci¨®n con sus pacientes tiene mucho peso a la hora de evaluar los sistemas de salud. Y es que la cercan¨ªa con el paciente es uno de los pilares en los que se basa la atenci¨®n primaria en salud y el cuidado centrado en las personas.
En una serie de encuestas realizadas en seis pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe por el BID cuyos resultados han sido publicados recientemente, el 87,5 % de los pacientes latinoamericanos (96,8% de los brasile?os, entre ellos) piensa que sus sistemas de salud deben ser reformados. El poder transformador de las nuevas tecnolog¨ªas nos abre nuevos caminos para ello pero deber¨ªa orientarse en mayor medida hacia la recuperaci¨®n de la conexi¨®n m¨¦dico-paciente para volver su relaci¨®n m¨¢s personal y no solo m¨¢s personalizada. Deber¨ªamos escuchar m¨¢s a los usuarios que son, a la larga, los verdaderos protagonistas de los sistemas sanitarios.
Luis Tejerina es especialista en protecci¨®n social y salud en el Banco Interamericano de Desarrollo.
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