Vecinos remotos
Los procesos migratorios generan barrios y ciudades transnacionales
La obra principal de Johan Van der Keuken ¡ªel gran heredero de los sinfonistas urbanos de los a?os veinte, como Vertov o Ivens¡ª es Amsterdam Global Village (1996). El asunto de esta pel¨ªcula de 245 minutos y dos a?os de rodaje es la capital holandesa o m¨¢s bien sus habitantes, buena parte de los cuales se habr¨ªan asentado en ella procedentes de otros pa¨ªses. As¨ª, se nos presenta ¡ªsin comentarios fuera de pantalla, solo a trav¨¦s de su actividad¡ª a, entre otros personajes, Roberto, un m¨²sico boliviano casado con una holandesa; Khalid, un repartidor de pizza marroqu¨ª, o Borz Ali, un hombre de negocios checheno que sigue la guerra en su pa¨ªs a trav¨¦s de la CNN¡ Lo interesante de este retrato de Amsterdam que propone Van der Keuken es que no se limita a un complaciente elogio de la ciudad multicultural, sino que propone algo parecido a un laberinto de secuencias buen n¨²mero de las cuales no transcurren en Amsterdam, sino en ese pueblo del Altiplano en el que vemos a Roberto participar en una fiesta tradicional o las calles devastadas de Grozni por las que pasea Borz Ali en la pel¨ªcula.
La pel¨ªcula coloca en su t¨ªtulo un concepto, el de globalizaci¨®n, que bien merecer¨ªa haber sido sustituido por otro, en aquel momento no tan empleado como ahora: el de transnacionalidad, de tal forma que podr¨ªa haber sido perfectamente Amsterdam Transnational Village. La globalizaci¨®n, es cierto, podr¨ªa ser entendida como id¨¦ntica a la transnacionalizaci¨®n al referirse a la econom¨ªa y a empresas para las que la etiqueta de multinacionales ya no las bastar¨ªa. El t¨¦rmino aparece hace un siglo, popularizado por Randolph Bourne para referirse a los Estados Unidos como ensamblaje de culturas, pero su uso se ha intensificado para se?alar instancias de poder y control emanadas desde la Uni¨®n Europea y como sin¨®nimo de supranacional. Tambi¨¦n remite hoy a partidos pol¨ªticos, ¡ªcomo el DiEM25 de Varoufakis o el Volt de Andrea Bezon¡ª o a redes delictivas que hasta no hace mucho se calificaban como internacionales, siempre para etiquetar a entidades sin asiento fijo o con sedes dispersas, que responden a una l¨®gica de funcionamiento que m¨¢s que saltar fronteras, las filtran.
Pero acaso donde m¨¢s relevante ha resultado ese concepto sea en la renovaci¨®n de los estudios sobre procesos migratorios. Por esa raz¨®n la Amsterdam que dibuja con su c¨¢mara Johan Van der Keuken es m¨¢s bien una ciudad transnacional. La idea de ciudad global, tal y como la ha difundido Saskia Sassen pensando en Nueva York, Londres o Tokio, ha servido para etiquetar la traducci¨®n urbana de procesos de mundializaci¨®n de flujos y estructuras cuyo an¨¢lisis te¨®rico no ha solido considerar el papel de sujetos y comunidades. En cambio, la ciudad transnacional tiene en cuenta la manera como los nuevos contextos, marcados por din¨¢micas que disolv¨ªan incluso las fronteras mejor vigiladas gracias en buena medida a los nuevos medios de intercambio de informaci¨®n. Se genera as¨ª una dislocaci¨®n de la vida urbana que protagonizar¨ªan comunidades procedentes de la inmigraci¨®n que habitan no solo barrios o ciudades, sino tramas hechas de dispositivos de interacci¨®n y comunicaci¨®n que trascienden fronteras nacionales y que se gestionan a s¨ª mismas.
Contamos con investigaciones que permiten atender en profundidad y a partir de ejemplos concretos estas din¨¢micas de transnacionalidad, como las reunidas en el libro Ensamblando la ciudad transnacional. Etnograf¨ªa especular de los espacios transnacionales urbanos, disponible en la red, que re¨²ne diferentes trabajos de antropolog¨ªa urbana sobre c¨®mo esa transnacionalizaci¨®n de las ciudades determina la conformaci¨®n de la sociedad urbana en M¨¦xico. Los responsables de la compilaci¨®n son Federico Besserer y Daniela Oliver, y forma parte de la ya dilatada l¨ªnea de producciones en antropolog¨ªa urbana provistas por la Unidad Iztapalapa de la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico, iniciadas all¨ª por N¨¦stor Garc¨ªa Canclini desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo.
Los materiales agrupados en este libro brindan ejemplos de din¨¢micas de esta naturaleza transnacional, que hacen que la continuaci¨®n de un enclave o de una comunidad se produzca a miles de kil¨®metros de distancia. As¨ª, el suburbio popular El Progreso, en la Zona Metropolitana de Ciudad de M¨¦xico se est¨¢ ampliando, pero se ampl¨ªa en un territorio no contiguo, sino en Long Island, en la ciudad de Nueva York. O como una comunidad ind¨ªgena inmigrada a San Juan Mixtepec, en Ciudad Nezahualcoyotl, impregna de fiestas y ritos originarios que la acoge, pero adopta de ella formas de asociacionismo informal juvenil tan urbanas como las bandas. La Chinesca, en Mexicali, y el Chinatown de San Francisco dialogan entre s¨ª en tanto maneras distintas de organizar topogr¨¢ficamente un barrio de y para la di¨¢spora china en Am¨¦rica. La calle Vicente Guerrero, en la colonia Arboledas de Cuautepec, en el l¨ªmite entre Ciudad de M¨¦xico y el bosque, ha conocido una prolongaci¨®n¡, en una calle de Myrtle Beach, en Carolina del Sur.
Esa es la ciudad transnacional. Una formaci¨®n urbana en s¨ª misma, constituida por una urdimbre interminable y sin centro de informaciones, memoria y experiencias en constante comunicaci¨®n y movimiento, y en que lo econ¨®mico depende de tramas sociales hechas de confianza mutua y proveedoras de seguridad. Decisiones clave, en lo personal, en lo familiar y en lo colectivo, dependen de esa densa articulaci¨®n de pr¨¢cticas y convicciones, en ciudades en las que tus vecinos de al lado pueden estar a miles de kil¨®metros de ti.
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