Dietas salvajes y perfectas: as¨ª se alimentan las tribus primitivas (y les va de cine)
La salud cardiovascular de los cazadores recolectores es envidiable, y gracias a patrones nutricionales muy diversos
Mientras las dietas definitivas brotan como setas, cada vez hay m¨¢s personas que no saben qu¨¦ es lo mejor que pueden poner en el plato. Que si los carbohidratos son buenos y luego malos, que si el at¨²n es lo mejor esta semana y el diablo la siguiente, que si comer carne est¨¢ bien, pero solo si es poca y medio cruda... Sobre la cacofon¨ªa de consejos nutricionales que resuenan en el civilizado mundo occidental emerge una pregunta desesperada: ?Se puede saber qu¨¦ debemos comer?, dicen los atribulados comensales. ?Es que no es posible determinar cu¨¢l es la dieta perfecta? No se dan cuenta de que la pregunta no tendr¨ªa sentido si vivieran como el ser humano lo ha hecho durante casi toda su historia.
Con el esp¨ªritu de poner fin a este embrollo, un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, en EE UU, ha decidido aportar un poco de originalidad cient¨ªfica y han estudiado las poblaciones de cazadores recolectores, notables por su excelente salud metab¨®lica y cardiovascular. La idea parece exc¨¦ntrica, s¨ª, pero los cient¨ªficos piensan que los h¨¢bitos nutricionales y de actividad f¨ªsica de los salvajes podr¨ªan tomarse eventualmente como modelos de salud p¨²blica. ?Delirante? No, los resultados de la investigaci¨®n confirman que van por el buen camino.
La conclusi¨®n m¨¢s interesante a la que los acad¨¦micos han llegado es un alivio: preguntarse si hay una dieta perfecta no es lo mejor que uno puede hacer -dicen-, ya que las sociedades primitivas consiguen tener una salud de hierro con reg¨ªmenes muy distintos. O sea, que no hay una dieta ¨®ptima para el ser humano. Si eres de los que se preocupa por darle a su cuerpo el mejor combustible, ya puedes respirar tranquilo, lejos de la tiran¨ªa de las dietas perfectas.
Obesidad e hipertensi¨®n, rarezas en las tribus primitivas
Los investigadores llegaron a esta conclusi¨®n tras revisar trabajos recientes sobre salud, actividad, energ¨ªa y dieta entre cazadores recolectores, as¨ª como en otras sociedades de peque?a escala (por ejemplo, agricultores de subsistencia, horticultores y pastores). Tambi¨¦n estudiaron descubrimientos arqueol¨®gicos, con el objetivo de proporcionar una perspectiva m¨¢s completa sobre el estilo de vida y la salud en estas poblaciones. Para complementar los an¨¢lisis, incorporaron nueva informaci¨®n sobre los Hazda, un grupo de cazadores recolectores del norte de Tanzania.
Los resultados, publicados en la revista Obesity Reviews, mostraron que la longevidad de estas poblaciones es sorprendentemente similar a la de las sociedades industrializadas. Pero s¨ª que hay una gran diferencia en la incidencia de enfermedades no transmisibles. Al contrario de lo que vemos en nuestros familiares y amigos, las patolog¨ªas metab¨®licas y cardiovasculares son muy raras en estas poblaciones y la prevalencia de obesidad es menor al 5%, lo que contrasta con el 18,1% de obesidad infantil que hay en Espa?a. El porcentaje medio de grasa corporal en estos pueblos es moderado, entre el 24 y el 28% en las mujeres y del 9 al 18% en los hombres.
Los resultados de la investigaci¨®n refuerzan los de un estudio publicado apenas un mes antes en la revista JAMA Cardiology. Los investigadores interesados en las primitivas ense?anzas nutricionales compararon la tensi¨®n de los yanomami, una tribu de cazadores recolectores que viven en un aislamiento casi total en la selva tropical del norte de Brasil, con la de la tribu vecina de los Yekwana. Los integrantes de la ¨²ltima tienen m¨¢s influencias occidentales y han incorporado tanto la sal como los alimentos procesados a su dieta. Los resultados mostraron que la presi¨®n arterial promedio de la tribu m¨¢s aislada no aument¨® desde el nacimiento hasta los 60 a?os, mientras la de los Yekwana mostr¨® una tendencia a elevarse a edades avanzadas.
El estudio de las tribus primitivas demuestra que se puede tener buena salud con una amplia gama de dietas
"La idea de que el aumento de la presi¨®n arterial es el resultado del envejecimiento es una creencia generalizada en la cardiolog¨ªa, pero nuestros hallazgos se suman a la evidencia de que el aumento puede ser una consecuencia, evitable, de la dieta y el estilo de vida occidentales en lugar del envejecimiento", afirm¨® el profesor asistente de epidemiolog¨ªa de la Universidad John Hopkins, en EE UU, Noel Mueller.
"Nuestros cuerpos todav¨ªa est¨¢n adaptados a un estilo de vida de caza y recolecci¨®n, a las dietas y los altos niveles de actividad f¨ªsica que conllevan", explica Herman Pontzer, autor principal del primer estudio mencionado y profesor adjunto de Antropolog¨ªa evolutiva en la Universidad de Duke,
en EE UU. Parece que el problema con la dieta es que los pa¨ªses desarrollados "hemos dise?ado nuestro entorno para que difiera enormemente de nuestro pasado de cazador recolector", contin¨²a Pontzer.
La idea de una dieta natural es 'rid¨ªcula'
Seg¨²n Pontzer, la gran lecci¨®n que brindan las sociedades primitivas que han estudiado los cient¨ªficos de la Universidad John Hopkins es que los cazadores recolectores "tienen dietas incre¨ªblemente diversas". Es m¨¢s, "esto nos muestra que las personas pueden tener una excelente salud dentro de una amplia gama de planes alimenticios. No hay una ¨²nica verdadera dieta humana, y espero que nuestro art¨ªculo haga que las personas analicen de manera cr¨ªtica las dietas tipo paleodieta y otras igual de populares. La idea de que existe una dieta humana verdadera, o natural, es rid¨ªcula". Hay muchas dietas v¨¢lidas.
Por ejemplo, los tsimane bolivianos consiguen la mayor¨ªa de sus calor¨ªas de los carbohidratos complejos (tub¨¦rculos, mandioca, arroz¡), mientras los hazda tanzanos consumen miel en grandes cantidades (representa el 15% de media de su ingesta cal¨®rica), as¨ª como bayas, tub¨¦rculos y peque?os animales. Los yanomami brasile?os, por su parte, comen un 80% de alimentos ricos en fibra, frutas, bajos en sal y la caza solo representa el 10% de su ingesta diaria.
Dicho esto, tambi¨¦n es cierto que existen diferencias generales entre las dietas de los cazadores recolectores y las occidentales modernas que son importantes. Para empezar, que el r¨¦gimen alimenticio de las sociedades de cazadores recolectores es menos denso en energ¨ªa: hay menos calor¨ªas por bocado, tienen mucha m¨¢s fibra y "no est¨¢n dise?ados en un laboratorio para ser irresistibles", explica Pontzer. Y a?ade: "Cuanto m¨¢s nos limitemos a los alimentos no elaborados (frutas regulares, verduras, carnes, pescado) y nos alejemos de los alimentos modernos, elaborados con muchas calor¨ªas, m¨¢s sanos estaremos".
?Y d¨®nde est¨¢ el camino a la 'salud primitiva'?
Hace tiempo que los pueblos occidentales hemos dejado de ser cazadores recolectores pero, como la revoluci¨®n del Neol¨ªtico es muy reciente desde el punto de vista evolutivo, los expertos consideran que no hemos tenido tiempo de adaptarnos del todo las nuevas condiciones de vida.
As¨ª lo que explica el coordinador de la secci¨®n de Zoolog¨ªa y antropolog¨ªa biol¨®gica de la Universidad de Barcelona, Alejandro P¨¦rez-P¨¦rez: "No es lo mismo considerar que un estilo de vida tradicional cazador recolector sea saludable que decir que la dieta paleol¨ªtica es buena. Depende de c¨®mo la definamos: comer solo carne no es saludable", dice en referencia a la paleodieta, "un plan de alimentaci¨®n que se basa en alimentos similares a los que se habr¨ªan comido en el Paleol¨ªtico, que data de hace aproximadamente 2,5 millones a 10.000 a?os", seg¨²n la definici¨®n de la cl¨ªnica Mayo.
Los lazos sociales, el ejercicio f¨ªsico y la seguridad econ¨®mica tambi¨¦n contribuyen a una buena salud
Volver al estilo de vida de los ancestros es dif¨ªcil, obviamente, si no imposible. Se impone la cordura. "El t¨¦rmino 'volver' debe entenderse como reducir los excesos que incrementan la incidencia de patolog¨ªas cardiovasculares, obesidad, diabetes y cerebrovasculares (ictus)", subraya el profesor. Los m¨¦dicos han demostrado que la reducci¨®n del consumo de grasas animales y de az¨²car, por ejemplo, reducen de forma muy marcada la mortalidad debida a esas enfermedades.
Y no todos somos iguales. O sea, que cambiar nuestros h¨¢bitos alimentarios y de ejercicio f¨ªsico mejorar¨¢ nuestra salud, mientras que otras poblaciones pueden tener otras prioridades, como incrementar la ingesta cal¨®rica b¨¢sica. En todo caso, "no es aconsejable interpretar de forma incorrecta este consejo y adoptar dietas supuestamente tradicionales, como no mezclar prote¨ªnas e hidratos de carbono, solo comer carne, solo carne cruda, solo vegetales, nada de productos agr¨ªcolas, nada de vegetales...".
Por ¨²ltimo, no hay que olvidar que hay otros aspectos de los estilos de vida de las poblaciones de cazadores recolectores que podr¨ªan contribuir a su excelente salud. "Las amistades cercanas y los lazos familiares, los bajos niveles de desigualdad social y econ¨®mica y la gran cantidad de tiempo que pasan al aire libre" son algunas de ellas, explican Pontzer y sus colegas en el reciente estudio.
No se trata de levantar una choza cerca de un r¨ªo, no. Pero, mientras la ciencia sigue indagando en las ra¨ªces evolutivas de las enfermedades de la sociedad contempor¨¢nea, lo que mejor que uno puede hacer es ser justo: comer lo que mejor se adapte a sus necesidades, evitar los ultraprocesados y no criminalizar ning¨²n nutriente... ?Recuerda que los carbohidratos no son el demonio!
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