Lawrence Freedman: ¡°Rusia es un actor gamberro que interfiere en asuntos de otros¡±
El experto en estudios estrat¨¦gicos analiza el tablero mundial
Lawrence Freedman (Tynemouth, Reino Unido, 70 a?os) disfruta del raro privilegio de haber sido juez y parte en la historia reciente, sin que sus contempor¨¢neos pongan en duda la imparcialidad de sus argumentos. Catedr¨¢tico em¨¦rito de Estudios B¨¦licos del King¡¯s College de Londres, Freedman es considerado el decano de estudios estrat¨¦gicos de Reino Unido. Su mano estuvo detr¨¢s del famoso discurso de Tony Blair en Chicago (EE UU) en 1999, en el que el entonces primer ministro de Reino Unido expuso al mundo la ¡°doctrina Blair¡±: la comunidad internacional, defendi¨®, est¨¢ legitimada para intervenir en aquellos conflictos internos en los que se produce una vulneraci¨®n flagrante de los derechos humanos (la OTAN actu¨® entonces con decisi¨®n en Kosovo) y, sobre todo, Estados Unidos sigue siendo la potencia irremplazable, por lo que debe renunciar a cualquier tentaci¨®n aislacionista. Freedman intervino en la elaboraci¨®n del informe Chilcot, la investigaci¨®n oficial de Reino Unido sobre la intervenci¨®n del pa¨ªs en la guerra de Irak. Es autor de La guerra futura. Una historia sobre el pasado y el presente (editorial Cr¨ªtica). Una visi¨®n que cuestiona los c¨¢lculos, a menudo err¨®neos, de los estrategas militares a la hora de estimar la duraci¨®n y el resultado de los conflictos b¨¦licos.
PREGUNTA.?No aprendemos de la historia. Los estrategas est¨¢n cada vez m¨¢s convencidos de que se puede definir el futuro de una guerra.
RESPUESTA.?Los l¨ªderes se equivocan, extrapolan sus predicciones de tendencias anteriores y suelen tener lagunas de imaginaci¨®n. Esas son las principales razones por las que las guerras resultan tan dif¨ªciles de predecir. Pero adem¨¢s, cuando hablan del futuro, lo suelen hacer desde el presente. Hablan de las opciones que hay en el momento actual.
P. Y hay una fe ciega en la tecnolog¨ªa.
R. La gente se obsesiona con ella porque es algo que entiende. Sab¨ªamos en los a?os 70 que los microchips ser¨ªan cada vez m¨¢s importantes. Sabemos en la actualidad que la inteligencia artificial tambi¨¦n lo ser¨¢. Pero la tecnolog¨ªa no puede imponerse sobre una estrategia.
P.?Insiste usted mucho en criticar la idea de un movimiento audaz.
¡°El problema del Brexit se habr¨ªa resuelto hace ya mucho tiempo si EEUU hubiera tenido un presidente fuerte¡±
R.?Se cree que la v¨ªa por la que se va a lograr la victoria es aniquilando las fuerzas del enemigo. Todos los avances son juzgados con respecto a ese objetivo. Pero si vas a entrar en guerra, y por tanto tienes que construir las razones para hacerlo, lo tendr¨¢s dif¨ªcil, a no ser que construyas un argumento que debilite de modo definitivo al enemigo. Como resultado de ese planteamiento, ha habido una creencia hist¨®rica en los movimientos audaces, que puedan pillar al enemigo desprevenido y aplastarle. Pero en realidad, aunque puedan ser impresionantes desde el punto de vista t¨¢ctico, no tienen por qu¨¦ ser decisivos. El enemigo puede tener aliados. O las fuerzas del enemigo pueden ser derrotadas pero convertirse a continuaci¨®n en una resistencia partisana y llevar a cabo una guerra de guerrillas. Algo bastante com¨²n y que acaba en bloqueo. Como les ocurri¨® a los estadounidenses en Irak.
P.?Sigue resultando asombroso el modo en que la Administraci¨®n de Bush emprendi¨® esa guerra sobre un fondo de mentiras.
R.?Hubo varios factores. En primer lugar, el argumento psicol¨®gico despu¨¦s de los atentados del 11-S. Existi¨® una actitud beligerante inmediatamente posterior a un acontecimiento traum¨¢tico. Adem¨¢s, al menos en sus inicios, la guerra en Afganist¨¢n pareci¨® desarrollarse de un modo positivo. Creci¨® la confianza en que se hab¨ªa hecho lo correcto. Irak parec¨ªa un objetivo f¨¢cil. Husein estaba d¨¦bil, era impopular y adem¨¢s no cumpl¨ªa las resoluciones de la ONU, lo que llev¨® a pensar que deb¨ªa haber alguna raz¨®n oculta para esa desobediencia. No lo estudiaron bien. El Ej¨¦rcito estadounidense y el Pent¨¢gono se empe?aron en demostrar c¨®mo pod¨ªan derrotar al Ej¨¦rcito iraqu¨ª. Pero no calcularon la posguerra, el momento posterior.
P.?Hoy el mundo parece en completo desorden. Rusia, amenazante. China, dominante. Europa, fragmentada.
R.?Rusia, efectivamente, es un desaf¨ªo. Uno al que deber¨ªa hacer frente Europa. El PIB de Rusia es inferior al de cada una de las principales potencias europeas. Y sus perspectivas no son buenas. Se trata de un actor gamberro que est¨¢ interfiriendo en asuntos de pol¨ªtica interior de otros pa¨ªses. La UE podr¨ªa hacer frente a este problema sin la ayuda de EE?UU, pero dada la fragmentaci¨®n de la UE, no es bueno prescindir de ellos. EE UU ha sido bastante eficaz en el pasado a la hora de obligar a acercar posturas. El problema del Brexit se habr¨ªa resuelto hace ya mucho tiempo si EE UU hubiera tenido un presidente fuerte. No habr¨ªa sido un espectador pasivo ante algo que afecta a su propia situaci¨®n.
P.?China le preocupa.
R.?China ya es una potencia econ¨®mica descomunal y se est¨¢ convirtiendo en una potencia militar muy seria. Y tiene muchas aspiraciones regionales. Bajo su actual liderazgo, cada vez es m¨¢s ambiciosa y resolutiva. Y las se?ales que Trump env¨ªa son muy confusas. China puede llegar a la convicci¨®n de que si ataca Jap¨®n, Taiw¨¢n o alg¨²n otro pa¨ªs en la regi¨®n, no ser¨ªan capaces de resistir su presi¨®n. No creo que se trate de algo inminente, pero s¨ª mucho m¨¢s concebible que en el pasado. Y en gran parte se debe a que no se ve a Trump como un aliado en el que se pueda confiar.
P.?Hoy hay l¨ªderes pol¨ªticos de poco fuste, pero ?cree que la ciudadan¨ªa es igual de ingenua que en ¨¦pocas pasadas?
R.?Las democracias tienen una habilidad para responder, reajustarse y reaccionar. El peligro est¨¢ en que ya no es f¨¢cil ver aquel conjunto de pol¨ªticas que crearon la confianza y la sensaci¨®n de seguridad que tuvimos durante los noventa. Van a ser tiempos dif¨ªciles. Y donde creo que los Gobiernos occidentales lo est¨¢n haciendo mal es al explicar los sacrificios necesarios. Los populistas suelen ser los peores. Su principal argumento siempre es el mismo: todo ser¨ªa perfecto si no fuera por estas ¨¦lites malvadas que se apropian de todo. Pero hemos podido ver en pa¨ªses como Venezuela que los populistas pueden acabar siendo una ¨¦lite mucho peor para la gente que la ¨¦lite anterior. Vienen tiempos complicados y se tendr¨¢ que hablar de las distintas respuestas y sacrificios de un modo inteligente.
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