C¨®mo la belleza afecta (injustamente) a los salarios y a los resultados electorales
Las consecuencias de ser guapo: mejor salario y alg¨²n que otro inconveniente
La belleza nos importa y mucho. Todos sabemos que las personas atractivas tienen m¨¢s ¨¦xito en el mundo de la seducci¨®n o en el arte de la conquista. La publicidad nos lo recuerda una y otra vez, y lo aplicamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa. De hecho, se calcula que un hombre dedica una media de 32 minutos diarios en cuestiones relacionadas con el aseo y ponerse guapo. Las mujeres le dedicamos algo m¨¢s, unos cuarenta y cuatro minutos, seg¨²n Daniel Hamermesh, economista y profesor de la Universidad de Londres y uno de los mayores expertos en el impacto de la belleza en los resultados de negocio. Por no hablar del dinero que actualmente se invierte en cosm¨¦tica, ropa, operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica o productos ¡°milagrosos¡± antienvecejimiento. La importancia de la belleza no es algo reciente. De hecho, en las excavaciones de antiguas civilizaciones es frecuente encontrar utensilios relacionados con la imagen. No hay duda: la belleza nos importa como sociedad y como individuos, y aunque esta es subjetiva y cultural, ?c¨®mo afecta a los salarios, a los resultados de negocio y a los candidatos pol¨ªticos? Aqu¨ª encontramos ciertas sorpresas.
En econom¨ªa se dice que los guapos y guapas tienen una ¡°prima de belleza¡±, es decir, van a ganar m¨¢s salarios por el mero hecho de ser atractivos, y en el terreno pol¨ªtico, tienen m¨¢s posibilidades de ser elegidos. Y esto, sencillamente, es injusto, porque como demuestra Hamermesh, la belleza no es un indicador ni de talento, ni de mayor desempe?o ni de mejor capacidad de trabajo (excepto en un peque?o porcentaje de profesiones de cara al p¨²blico; y no porque estos sean mejores, sino porque los clientes prefieren que les atiendan alguna persona atractiva). Sin embargo, a pesar de que el trabajo de un administrativo, jefe, profesor¡ es independiente de aspecto f¨ªsico, su salario va a variar.
Seg¨²n Iris Bohnet, de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos los hombres m¨¢s apuestos ganan un 5% m¨¢s que la media. Sin embargo, los menos atractivos cobran un 13% menos, controlando el impacto de otras variables. Este estudio realizado en Reino Unido confirma datos similares. Curiosamente, estas diferencias tambi¨¦n existen en el caso de las mujeres, pero no son tan acusadas, al menos en Occidente. Sin embargo, en Oriente se penaliza mucho no ser atractivo. Los hombres chinos menos apuestos cobran un 25% por debajo de la media, frente a los atractivos, que ganan un 3% m¨¢s. En el caso de las mujeres, las m¨¢s atractivas obtienen un 10% m¨¢s de salario, frente a las poco agraciadas que llegan a cobrar un 31% menos (sin comentarios).
Los pol¨ªticos tambi¨¦n tienen su prima de belleza. Seg¨²n Bohnet, si solo se muestran im¨¢genes de candidatos a observadores, algunos de ellos extranjeros, se puede predecir qui¨¦nes van a conseguir ser elegidos, analizando solo su belleza. Al menos, es lo que se ha comprobado en Finlandia, Alemania, Francia, Suecia y Reino Unido.
?Pero todo son ventajas para los atractivos en el terreno laboral? Tambi¨¦n los guapos tienen sus ¡°problemillas¡±, adem¨¢s de la envidia que despiertan a su alrededor, seg¨²n una investigaci¨®n realizada por Andreoni y Petrie. Se le pidi¨® a una serie de participantes que escogieran a compa?eros para un ejercicio de colaboraci¨®n. Estos seleccionaron inicialmente a los m¨¢s atractivos. Despu¨¦s de dicho ejercicio, valoraron el grado de colaboraci¨®n y aqu¨ª es donde vino la sorpresa. Tanto agraciados como no, colaboraron del mismo modo. Sin embargo, el resto de los compa?eros penalizaron a los atractivos por un sencillo motivo: ten¨ªan m¨¢s expectativas puestas en ellos y, por tanto, se esperaba que rindieran m¨¢s.
Pues bien, si la belleza gusta y nos hace ser injustos a la hora de evaluarla, ?qu¨¦ tendr¨ªamos que hacer? En el terreno laboral lo primero, solicitar curr¨ªculum sin foto, algo que en Europa no se estila. Seg¨²n Bohnet, cuando se revisan los curr¨ªculos de las personas, los guapos salen ganando en lo que se refiere a ser contactados para una posible entrevista, y ya sabemos que podemos perder talento por un estereotipo tan injusto. Segundo, hemos de evaluar el desempe?o profesional en base a datos y no a sinton¨ªas o a sensaciones de cualquier tipo (algo que ser¨ªa urgente que se aplicara en China, por cierto). En la medida en que se profesionalice m¨¢s la gesti¨®n de personas, las diferencias de g¨¦nero, de raza, de cultura o de belleza se reducir¨¢n y se conseguir¨¢ que las empresas sean m¨¢s justas con el talento y no tanto con la imagen.
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