M¨¢s y mejor arroz para combatir la pobreza
Nuevas t¨¦cnicas agr¨ªcolas en Nigeria permiten a los agricultores triplicar su producci¨®n: de dos toneladas por hect¨¢rea a seis
Po po po po. Brrrrrrrr. Al viejo motor le cuesta arrancar pero en cuanto se pone en marcha el agua comienza a fluir sobre los bancales. El sol castiga sin clemencia al mediod¨ªa a las afueras de Suru Kebbi, al norte de Nigeria, y Alhaji Umar Abubakar busca una magra sombra para observar su terreno con orgullo. Una hect¨¢rea. Como un campo de f¨²tbol grande, m¨¢s o menos. ¡°Antes sacaba unos 30 sacos de arroz y era para que comiera mi familia, ahora llego a los 80 y vendo una parte¡±, dice. Con el dinero resultante ha viajado a la Meca, est¨¢ reparando su casa y ya prepara el matrimonio de dos de sus hijas. No es un milagro, se llama mejora de la productividad y est¨¢ haciendo la vida m¨¢s f¨¢cil a miles de agricultores en Nigeria.
El arroz es un cultivo fascinante que mantiene una turbulenta historia con ?frica. Hace tan solo unas d¨¦cadas estaba visto como un lujo para ocasiones especiales, pero en la actualidad es la base de la alimentaci¨®n de numerosos pa¨ªses. Su consumo crece a un ritmo anual del 3%, pero sin embargo el continente no lo produce a la velocidad necesaria, por lo que se ve obligado a importarlo. Un claro ejemplo es Nigeria, el pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica (190 millones de habitantes, de los que 87 millones viven en la extrema pobreza), donde el 45% del arroz procede de agricultores locales y el 55% restante lo compran en el exterior, sobre todo en pa¨ªses asi¨¢ticos como Pakist¨¢n, Tailandia o India.
El Gobierno nigeriano, al igual que los de otros pa¨ªses africanos, sue?a con la autosuficiencia arrocera y se ha fijado el ambicioso objetivo de 2021. Esto encaja a la perfecci¨®n con la Iniciativa para un Arroz Africano Competitivo (CARI, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) puesta en marcha por el Gobierno alem¨¢n con el apoyo de las fundaciones Bill y Melinda Gates y Walmart, un completo programa de cinco a?os de duraci¨®n y financiado con 21,4 millones de euros que ha apoyado a los agricultores locales de cuatro pa¨ªses africanos, Nigeria, Ghana, Burkina Faso y Tanzania, para la mejora de su productividad, la creaci¨®n de v¨ªnculos en toda la cadena de producci¨®n y el acceso a cr¨¦dito.
Alhaji Umar Abubakar es s¨®lo uno de los casi 100.000 granjeros nigerianos que ha recibido formaci¨®n acerca de c¨®mo sacar m¨¢s rentabilidad a su hect¨¢rea. En el pueblo de Arugungo, Alhassan Sany dobla la espalda sobre el arrozal frente a una veintena de agricultores. ¡°Hay dos opciones, o bien fertilizar antes de plantarlo o justo despu¨¦s¡±, explica en haussa, una de las 500 lenguas del pa¨ªs. ¡°La segunda dosis es 10 d¨ªas m¨¢s tarde y la tercera cuando empieza a salir el brote¡±, a?ade. Esta sesi¨®n es parte de la formaci¨®n que ofrece CARI desde hace tres a?os a trav¨¦s de la Agencia de Cooperaci¨®n Alemana (GIZ), que colabor¨® en la log¨ªstica de este reportaje. ¡°Lo primero es ense?arles a medir su parcela¡±, asegura Sany, ¡°para que sepan el fertilizante que necesitan y cu¨¢nta gente emplear¡±. Casi todos son peque?os propietarios, 9 de cada 10 tienen una hect¨¢rea o menos.
La iniciativa CARI beneficia a agricultores locales de Nigeria, Ghana, Burkina Faso y Tanzania
Los monitores de CARI promueven estrategias para la protecci¨®n de los cultivos que sean sostenibles desde un punto de vista medioambiental. ¡°Por ejemplo, se estudia en cada caso espec¨ªfico si los pesticidas son necesarios o no y solo se recomienda su aplicaci¨®n cuando es imprescindible¡±, aseguran fuentes de la cooperaci¨®n alemana. Cuando el adecuado manejo de las plagas requiere el uso de estos productos qu¨ªmicos, se aconseja a los agricultores emplear s¨®lo la cantidad m¨ªnima del menos da?ino, de manera correcta y luego gestionar los residuos sin perjudicar al medio ambiente. En cuanto a los fertilizantes, la opci¨®n recomendada es la de org¨¢nicos, aunque a veces no est¨¢ disponible en las cantidades necesarias y entonces se acude al mineral.
Gracias a las nuevas t¨¦cnicas aprendidas, los agricultores nigerianos han triplicado su producci¨®n, pasando de dos toneladas de arroz por hect¨¢rea a seis. El siguiente paso es venderlo y ah¨ª es donde entran en juego las f¨¢bricas donde se procesa el arroz. En la sede de Labana Rice Mills hay una enorme agitaci¨®n. Decenas de j¨®venes descargan sacos de un cami¨®n y lo introducen en un gigantesco hangar. ¡°Tenemos la capacidad de procesar hasta 20 toneladas por hora, pero pronto llegaremos a las 40 y seremos los primeros de toda ?frica¡±, asegura con orgullo Alhaji Abdullahi Zuru, propietario de la empresa.
En Nigeria, el 45% del arroz procede de agricultores locales y el 55% restante lo compran en el exterior, sobre todo en pa¨ªses asi¨¢ticos como Pakist¨¢n, Tailandia o India
Labana es una de las compa?¨ªas asociadas a CARI, una iniciativa que privilegia la participaci¨®n y el compromiso del sector privado. ¡°Para nosotros es fant¨¢stico. Se incrementa la producci¨®n y la calidad del arroz y, por tanto, los consumidores lo aceptan mejor. Eso significa ganancias. A cambio, destinamos muchos esfuerzos a formar a los agricultores, darles semillas, abonos, fertilizantes, qu¨ªmicos e incluso cr¨¦dito para que puedan crecer. Todos nos beneficiamos¡±, asegura Zuru. Las m¨¢quinas de Labana est¨¢n a pleno funcionamiento. Aqu¨ª el arroz se lava, se seca, se descascarilla, se separa y se empaqueta en sacos de 50 kilos. Por un lado entran y por otro salen. El gran reto es la electricidad, que suele cortarse, por lo que deben recurrir a generadores y esto encarece el producto final.
El empresario apunta a un cambio en los gustos de los consumidores. Kristina Spanting, la t¨¦cnico responsable de CARI en los cuatro pa¨ªses africanos, lo confirma. ¡°Hasta hace dos a?os la calidad del arroz nigeriano era peor que el asi¨¢tico, ahora es igual o mejor¡±, asegura. Para ello, GIZ tambi¨¦n ha formado a las mujeres que cocinan el grano. En un peque?o patio al aire libre de la localidad de Jega, a la sombra de un ¨¢rbol, 13 mujeres se afanan separando los granos y movi¨¦ndolos entre varias ollas de gran tama?o. Hadiza Adamu es la presidenta de este grupo de mujeres. ¡°Nos han ense?ado a hacerlo al ba?o mar¨ªa, eso requiere menos agua y menos fuego, el arroz queda mejor y el proceso es m¨¢s r¨¢pido¡±, asegura.
Desde 2013, a?o de la puesta en marcha de esta iniciativa, unas 417.000 personas, de las que la mitad son mujeres, han visto mejorada su seguridad alimentaria en Nigeria. Agricultores que estaban cerca del umbral de la pobreza y ganaban una media de 1,7 euros al d¨ªa obtienen ahora 3,7 euros, seg¨²n explica Kazeem Adegoke, coordinador del CARI en Nigeria. ¡°Hay agua suficiente y la tierra es buena, las semillas las traemos de Burkina Faso y Ben¨ªn y se pueden reciclar cada dos o tres a?os, vamos a por dos cosechas anuales. Y todo gracias a la fuerte implicaci¨®n del Gobierno, las empresas y los peque?os agricultores¡±, a?ade.
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