¡°Deber¨ªan existir cuotas para hombres en las instituciones cient¨ªficas¡±
Dos equipos de expertos se enfrentan ante la propuesta de limitar la presencia masculina en la ciencia
¡°Deber¨ªan existir cuotas para hombres en las instituciones cient¨ªficas¡±. Con esta moci¨®n se abr¨ªa ayer un debate planteado por la Fundaci¨®n L¡¯Or¨¦al dentro de su programa For Women in Science [por las mujeres en la ciencia] en Par¨ªs. La propuesta nace de reconocer que los hombres est¨¢n sobrerrepresentados en la disciplina: son m¨¢s, cobran m¨¢s, se los reconoce m¨¢s. En lugar de exigir un m¨ªnimo de cient¨ªficas, la moderadora Allison McCann ped¨ªa ¡°considerar poner un l¨ªmite al n¨²mero de hombres en la ciencia¡± para atajar la desigualdad.
La organizaci¨®n del debate, al estilo de Oxford ¡ªcon varias rondas de ponencias enfrentadas, a favor y en contra de la moci¨®n¡ª, corri¨® a cargo del New York Times (NYT), medio para el que trabaja McCann. La direcci¨®n del peri¨®dico estadounidense escogi¨® a cinco mujeres investigadoras, doctoras en campos desde la medicina hasta la geolog¨ªa, y a un hombre, experto en diversidad y liderazgo, para enfrentarse en dos equipos de tres personas. Aunque se invit¨® a m¨¢s varones, varios rechazaron asistir al estar de baja por paternidad.
Los debates de Oxford, cercanos a la tradici¨®n parlamentaria brit¨¢nica, se caracterizan por polarizar la discusi¨®n en torno a una moci¨®n estrictamente definida. ¡°Aunque parezca un marco restrictivo, del proceso se desprenden matices¡±, dec¨ªa ayer Stephen Dunbar-Johnson, el presidente internacional del NYT. Y as¨ª fue: de los 40 minutos de debate emergi¨® un solo equipo ganador pero m¨¢s de una reflexi¨®n valiosa.
A favor
Central para la defensa de la moci¨®n fue la idea de reformular el concepto de cuota. ¡°Tiene connotaciones negativas asociadas subconscientemente a la mujer¡±, dec¨ªa Stephen Frost, fundador y director de Frost Included, una empresa especializada en asesoramiento para contrataci¨®n y liderazgo incluyentes. ¡°El debate suele ser sobre c¨®mo ayudar a las mujeres y no sobre el comportamiento de los hombres¡±, apunt¨® Frost.
En ese punto incidi¨® tambi¨¦n su compa?era de equipo, la experta en endometriosis Marina Kvaskoff, del centro de investigaci¨®n Inserm de Paris. ¡°En lugar de invitar a mujeres a la mesa, algunos hombres deber¨ªan dejar la mesa para permitir subir a compa?eras m¨¢s competentes¡±, dijo. Con este comentario tocaba otro argumento del equipo en pro de las cuotas: fortalecimiento de la meritocracia. En campos como la ingenier¨ªa, los chicos mediocres perseveran, mientras que solo las chicas de sobresaliente llegan hasta arriba. Un l¨ªmite al n¨²mero de hombres permitir¨¢ la presencia de m¨¢s personas excelentes en los puestos s¨¦nior, aduc¨ªan.
En su ponencia, la investigadora de la Universidad de Manchester Franciska de Vries record¨® que ¡°el problema no es que sea dif¨ªcil entusiasmar a las chicas para que entren en la ciencia, es conseguir que se queden¡±. De Vries estudia las consecuencias del cambio clim¨¢tico para la tierra que pisamos y sus organismos, y es miembro de la red 500 Women Scientists, que apoya la presencia de grupos minoritarios en la ciencia. ¡°[La discriminaci¨®n] no surge de un sesgo expl¨ªcito, es impl¨ªcito¡±, dec¨ªa ayer. ¡°No se va a resolver metiendo a mujeres en los comit¨¦s de contrataci¨®n porque tenemos los mismos prejuicios contra las mujeres que tienen los hombres¡±.
En contra
¡°La idea de las cuotas para hombres no es fresca: hemos tenido cuotas del 100% para hombres en muchas disciplinas, por ley¡±, contraatac¨® la cient¨ªfica de energ¨ªa Rose Mutiso, cofundadora y directora ejecutiva del Instituto Mawazo, una ONG que apoya a investigadoras en Kenya. Por su propia descripci¨®n, Mutiso es ¡°africana, mujer, inmigrante, cient¨ªfica¡ y adem¨¢s bastante bajita, es decir, el sue?o de todo comit¨¦ de diversidad¡±.
Ella y sus dos compa?eras, las cient¨ªficas Emma Liu y Kaisa Snellman, denuncian que las cuotas convierten a hombres y mujeres en fichas intercambiables y eliminan su individualidad. ¡°Que te inviten por ser mujer es mejor a que no te inviten. Pero quiero pensar que me han invitado a este debate por mi experiencia, no por mi g¨¦nero¡±, dijo Snellman, quien estudia los efectos de la desigualdad sobre la movilidad social, desde la escuela de negocios Insead. Para ella, ser la mujer simb¨®lica es ¡°reduccionista y humillante¡±.
Adem¨¢s, Snellman argumentaba que las cuotas, para hombres o para mujeres, pueden ser contraproducentes; citaba casos en los que, tras finalizar la implementaci¨®n de una cuota obligatoria, la direcci¨®n de ciertas empresas n¨®rdicas ha reducido su contrataci¨®n de mujeres, quiz¨¢ por el ego de directores contrariados. Tambi¨¦n esgrim¨ªa que no existen evidencias de que las empresas que se han adherido a cuotas femeninas hayan mejorado su productividad.
Liu, vulcan¨®loga de la Universidad de Cambridge, argumentaba en contra de las cuotas alegando insostenibilidad: ¡°Los problemas subyacentes que da?an a las mujeres en el trabajo no cambiar¨¢n¡±. Cuotas negativas para hombres solo entorpecen la conversaci¨®n, dice, y distraen de soluciones ¨²tiles como la implementaci¨®n de ¡°mentor¨ªas inversas¡± (mujeres j¨®venes compartiendo conocimiento con hombres mayores) u ¡°horas laborales cr¨ªticas¡± en las que se lleven a cabo reuniones imprescindibles a las que puedan asistir madres y padres trabajadores.
El veredicto
Tras unos breves comentarios del jurado, un portavoz de cada equipo sintetiz¨® los argumentos de su propuesta. ¡°Si est¨¢s considerando votar en contra de esta moci¨®n, preg¨²ntate primero: ¡®?a favor de qu¨¦ est¨¢s?¡¯¡± fue la provocaci¨®n que lanz¨® Frost, en nombre de su bando. ¡°Nada ha funcionado. Necesitamos a las mujeres ahora [...] y podemos dise?ar la excelencia, porque no va a ocurrir sola¡±.
Liu, portavoz contra la moci¨®n, dijo: ¡°Cuando alcancen la cuota, ?las instituciones cient¨ªficas pensar¨¢n que han ganado, que han alcanzado la igualdad?¡± El foco estar¨¢ en los n¨²meros y no en las personas, se lamentaba, aunque realmente deber¨ªa estar en los problemas de fondo que dificultan la permanencia de las mujeres en la ciencia. ¡°No puedo negar que las cuotas aumentar¨¢n la presencia femenina en los cargos m¨¢s altos, ?pero a qu¨¦ precio?¡±, concluy¨®.
El formato, un mero ejercicio de reflexi¨®n, solo admite un ganador. Finalmente fue el p¨²blico ¡ªen gran parte compuesto por cient¨ªficas y periodistas¡ª quien decidi¨® con v¨ªtores y aplausos. Pas¨® la moci¨®n.
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