Problemas ideol¨®gicos
En etapas de polarizaci¨®n, la ambig¨¹edad es peligrosa, cada partido ha de colocarse en un bloque
Hace unos a?os, el ensayista Mark Lilla escribi¨® un texto en The New Republic (publicado en espa?ol en Letras Libres) sobre ¡°nuestra era ilegible¡±. En ¨¦l dec¨ªa que, ¡°aunque no sirviera para nada m¨¢s, la Guerra Fr¨ªa hac¨ªa que nos concentr¨¢ramos¡±. Para muchos, ordenaba y simplificaba la realidad. Hab¨ªa dos bloques ideol¨®gicos claros, con sus propias cosmovisiones y proyectos de civilizaci¨®n. Provoc¨® conflictos absurdos y foment¨® un clima de miedo. Pero simplific¨® los objetivos, que estaban siempre claros: el otro nos marcaba siempre el camino.
Treinta a?os despu¨¦s del fin de la Guerra Fr¨ªa y de la ¡°muerte de las ideolog¨ªas¡±, nos encontramos hu¨¦rfanos de sentido. Lilla afirma que ¡°carecemos de conceptos adecuados o, incluso, del vocabulario apropiado para describir el mundo en que vivimos¡±. Daniel Innerarity dice que los seres humanos de ¨¦pocas anteriores viv¨ªan mucho peor que nosotros, ¡°pod¨ªan pasar hambre y sufrir la opresi¨®n, pero no estaban perplejos¡±.
Por eso recurrimos de nuevo a la identificaci¨®n ideol¨®gica. Nos simplifica la realidad. Nos ayuda a no volvernos locos frente a la complejidad del mundo. Pero cada vez nos resulta menos ¨²til. Por ejemplo, ?qu¨¦ significa ser progresista hoy? Una parte de la derecha se ha apropiado de la idea de progreso y ha creado una especie de pol¨ªtica de la inevitabilidad: las cosas son as¨ª, y negarse es negarse al progreso. Por el otro lado, una parte de la izquierda se ha vuelto conservadora: habla de protecci¨®n y cuidados, defiende monopolios y mercados cautivos y es moralista. Como dice Steven Pinker, muchos autodenominados progresistas suelen ser los mayores enemigos del progreso.
En Espa?a, el bipartidismo dividi¨® durante d¨¦cadas entre izquierda y derecha. El multipartidismo que surgi¨® en 2015 rompi¨® con el bipartidismo. Surgieron partidos nuevos que aspiraban a la transversalidad, que hablaron de ¡°ni de derechas ni de izquierdas¡±. Pero no tardaron en clasificarse ideol¨®gicamente. Podemos es ahora una especie de poscomunismo o socialdemocracia radical y Ciudadanos un centroderecha liberal. Esto ha afectado la distribuci¨®n ideol¨®gica del sistema de partidos. Nos movemos hacia una especie de bipartidismo pluralista, o un multipartidismo de bloques ideol¨®gicos: hay tres partidos de derechas y dos de izquierdas. En etapas de polarizaci¨®n, la ambig¨¹edad ideol¨®gica es peligrosa, as¨ª que cada partido ha de colocarse en uno de los dos bloques.
Esta reestructuraci¨®n ideol¨®gica es com¨²n en los sistemas multipartidistas, pero Espa?a tiene una variable propia: el conflicto territorial. Hoy el eje nacional y el ideol¨®gico son casi indistinguibles. M¨¢s o menos ha sido as¨ª siempre: la derecha es m¨¢s dura con el independentismo y tiene una agenda centralista; la izquierda defiende una especie de federalismo asim¨¦trico y sentimental. Pero tras el 1 de octubre y la aparici¨®n de Vox, la naci¨®n, algo aparentemente transversal, se ha vuelto un tema m¨¢s ideol¨®gico que nunca.
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