Los mejores 'snacks' del supermercado
Ponemos al cr¨ªtico gastron¨®mico Jos¨¦ Carlos Capel a manchar sus delicados dedos con los tentempi¨¦s m¨¢s cal¨®ricos y grasientos. Su misi¨®n, escoger un ganador para cinco categor¨ªas de dudosa fama
El juez tiene solera. Jos¨¦ Carlos Capel lleva 31 a?os dedic¨¢ndose a la cr¨ªtica gastron¨®mica en EL PA?S. "Todas las semanas env¨ªo un art¨ªculo. No he fallado nunca. Incluso aquella vez que estuve durante un mes ingresado en el hospital", presume. Fue a comer a Arzak en 1980, vivi¨® el fen¨®meno de Ferran Adri¨¤ desde su nacimiento, el boom de la tecnococina¡ "Y hoy me emociono con lo m¨¢s sencillo, como con un huevo bien frito, con la yema entera, peque?ito y redondo, con trufa rayada por encima; o con unas patatas revolconas chafadas con el tenedor y trocitos de panceta". Se considera un influencer a sus 70 a?os. "Si publico algo elogioso de un restaurante, lo lleno", advierte. Y deplora la falta de rigor de blogueros y pseudocr¨ªticos en la era de la posverdad. "Prima la frivolidad. Uno coge y sube una foto a Instagram con 'qu¨¦ bueno est¨¢ este cruas¨¢n'¡ y, madre m¨ªa, la que se l¨ªa con el cruas¨¢n. Y es gente opinando sin conocimiento. Lo m¨ªo es un trabajo de investigaci¨®n tremendamente riguroso, pero no siempre tiene la misma repercusi¨®n".
Cuando va a un restaurante reserva con nombre falso ("para que el chef no haga compras espec¨ªficas de cara a mi visita") y rechaza cualquier invitaci¨®n ("los que opinan sobre un sitio en el que no han pagado, no hacen cr¨ªtica, solo devuelven el favor: es la ley de los est¨®magos agradecidos"). Aclara que gasta entre 1.000 y 1.500 euros al mes en comer fuera, "el precio de mi libertad". Y no le tiembla el pulso para las rese?as negativas. "Ya nadie se me queja. No se atreven. Pero hace a?os, hice una cr¨ªtica dura a un restaurante de Galicia que result¨® ser de un narco de la zona. Me llam¨® y me dijo: 'Usted y su familia se van a acordar de m¨ª".
Pese a todo, nunca se hab¨ªa visto en esta situaci¨®n: una mesa rebosante de galletas, patatas de bolsa, bollos y ganchitos. Que empiece la cata.
Mejor galleta con chocolate
La segunda opci¨®n de los americanos es la primera del juez. un consejo: m¨®jala en leche. "La clave del ¨¦xito de la reposter¨ªa est¨¢ en conseguir el equilibrio entre lo dulce y lo salado", juzga Jos¨¦ Carlos Capel, goloso pero precavido: "Como y ceno fuera de casa todos los d¨ªas. Y estoy delgado, ?verdad? Te traduzco: llevo a dieta 30 a?os". Sin embargo, se lanza a la cata de las galletas chocolateadas con entusiasmo y curiosidad. "Uy, estas acaban cansando, la sensaci¨®n de dulce es muy plana¡ No hay matices", comenta sobre algunas opciones. "Chocolate sin calidad" y "regusto artificial" son otros de los argumentos en los que basa su criba. Hasta que, voil¨¢, halla a su ganadora entre el azucarado arsenal.
Un conjunto redondo. Chips Ahoy! es la segunda galleta m¨¢s vendida en EE UU y la elecci¨®n de nuestro examinador. "Me gusta que sabe a cereal. Notas el punto de sal, el az¨²car, las armon¨ªas¡ Es compleja". En un digno segundo puesto, las Pr¨ªncipe de chocolate, "de sabor agradable, pero con menos gancho". Y, s¨ª, definitivamente es un acierto gastron¨®mico mojarlas en leche o en t¨¦ caliente. As¨ª lo document¨® el chef brit¨¢nico Heston Blumenthal, propietario del revolucionario The Fat Duck (tres estrellas Michelin), en el programa de televisi¨®n que ten¨ªa en Channel 4: con tecnolog¨ªa puntera conectada a su nariz, midi¨® los aromas de dos galletas de chocolate, una sumergida en la infusi¨®n y otra no, y result¨® que la h¨²meda desprend¨ªa sensaciones mucho m¨¢s potentes.
Mejor pastelito relleno
A juicio del cr¨ªtico, ning¨²n bollo relleno ha sido dise?ado para el paladar adulto, sino para los ni?os, que en Espa?a los consumen hasta tres veces por semana.
Se impone la sencillez en la elecci¨®n del cr¨ªtico, al que casi le da un s¨ªncope cuando le invitamos a probarlo todo por segunda vez. "?Esto sabe a colonia!".
Tensi¨®n en el ambiente. Capel quiere dejar esta categor¨ªa desierta. Ning¨²n bollo relleno de supermercado parece convencerle. Le instamos a una segunda vuelta. Tuerce el gesto. "No me gusta, tiene muchas esencias, noto un regusto a colonia, es empalagoso, cu¨¢ntos aromas artificiales, por dios¡", son algunas de las perlas que suelta durante la que seguramente es la cata m¨¢s aciaga de su vida. A juicio del cr¨ªtico, ninguna de estas f¨®rmulas ha sido dise?ada para el paladar adulto, sino para agradar a los cr¨ªos. No va desencaminado: en Espa?a, los ni?os consumen bollos industriales m¨¢s de tres veces a la semana, seg¨²n el I Estudio de Salud y Bienestar en la Infancia del Instituto DKV de la Vida Saludable, en colaboraci¨®n con el Hospital Sant Joan de D¨¦u, en Barcelona.
En la boller¨ªa industrial, menos es m¨¢s. El bizcocho relleno de cacao y avellanas C¨ªrculo Rojo, de Bimbo, se acaba haciendo con la victoria. "Se agradece la sencillez", dictamina. "Es la f¨®rmula menos desfigurada y, por lo tanto, la m¨¢s sencilla de entender: un bizcocho y su crema. Aunque la cobertura me sigue pareciendo demasiado grasienta¡". Productos como Tigret¨®n, la Pantera Rosa, Bollycao o el mismo C¨ªrculo Rojo, son una fuente de nostalgia para veintea?eros y treinta?eros, que repasan packagings y cambios de receta en foros y p¨¢ginas de Facebook. ?Un hito reciente para esta comunidad? El d¨®nut de Pantera Rosa, que sali¨® a la venta en 2017 y del que Capel prefiere no conocer m¨¢s detalles¡
Mejor 'snack' salado
El favorito de Jennifer Lawrence tambi¨¦n lo es el de Capel, que agradece que sepa a algo familiar.
El cient¨ªfico Steven A. Witherly, autor del libro Por qu¨¦ a los humanos les gusta la comida basura, destaca una caracter¨ªstica esencial de los snacks salados que nos hace amarlos a¨²n m¨¢s: el modo en que la harina molida que recubre cada chip mancha nuestros dedos. "Al chuparlos, la comemos en estado puro, lo que env¨ªa una se?al potent¨ªsima al cerebro", cuenta en The New York Times. Capel debe de ser inmune a este chispazo, porque casi todas las opciones que le ofrecemos le parecen terribles.
"?Hay alg¨²n sabor reconocible ah¨ª?". Es lo que se pregunta con cada bocado hasta que llega, al fin, la respuesta positiva. "Los Doritos saben a ma¨ªz y a especias". De los c¨¦lebres nachos, tambi¨¦n elogia el car¨¢cter y personalidad. Su historia est¨¢ llena de curiosidades. En 1992, la marca reformul¨® su receta para conferirle un sabor a queso m¨¢s natural y eliminar el "aliento a Doritos", un incordioso regusto que se aferraba al comensal tras cada ingesta. Mucho antes, menos mal, de que Jennifer Lawrence manchara varios de sus vestidos durante el rodaje de La gran estafa americana (2014) con el t¨ªpico polvo naranja que desprenden, seg¨²n ha confesado el dise?ador de vestuario de la pel¨ªcula a Vanity Fair: "Digamos que la actriz no est¨¢ en contra de los Doritos¡"
Mejores patatas fritas
Ni el aceite de ma¨ªz ni su cantidad de sal empa?an la victoria de la opci¨®n m¨¢s artesana. "Ninguna est¨¢ frita en aceite de oliva", lamenta nuestro juez tras probarlas todas de una selecci¨®n de bolsas de supermercado de 1,80 euros o menos. "Las que yo consumo son San Nicasio", de categor¨ªa gourmet y casi el doble de precio. Pero, ?qu¨¦ hay de la gama low cost? En general, poco valor, seg¨²n zanja el cr¨ªtico gastron¨®mico: algunas, por estar "aromatizadas en exceso con grasa de cerdo" (?qu¨¦ se cree que come al comprar una variedad de jam¨®n?); otras, por un perfil inane, apagado, sin nada especialmente malo (ni bueno) que resaltar. Y entre tanta desidia, asoma la sorpresa¡
"Estas me recuerdan a las patatas del churrero". Es la frase con la que Capel concede la victoria a Patatas Santa Ana, de la compa?¨ªa PepsiCo Foods. Crujientes, de sabor limpio pero afilado, doradas en su punto, con una impronta artesana¡ Y solo tres ingredientes: aceite (de ma¨ªz, que los dietistas-nutricionistas no consideran tan bueno como el de oliva, pero aun as¨ª es saludable), patatas y sal. Esta ¨²ltima, en una cantidad nada despreciable (1,3/100 gramos, el valor medio de la totalidad de la cata). Resultado para el paladar: no hay lengua que no quede KO tras una ingesta prolongada.
Mejor chocolatina
El juego de texturas y el contraste de sabores, claves para decidir esta categor¨ªa que casi acaba en empate. As¨ª se libra una batalla de barquillos.
Los estudios dilucidan que un comportamiento similar a la adicci¨®n regula nuestra relaci¨®n con algunos alimentos, especialmente con los ricos en grasas y az¨²cares. Las hormonas y su sistema de recompensa tienen la culpa (am¨¦n de nuestra gen¨¦tica, que nos empuja hacia lo dulce por una cuesti¨®n de supervivencia). Con las chocolatinas, esta especie de losa fisiol¨®gica se hace m¨¢s evidente, incluso para Capel, que hasta ahora parec¨ªa inmune a los cantos de sirena de los snacks procesados. "Es dif¨ªcil dejar de comerlo¡", dice el cr¨ªtico gastron¨®mico sobre el tentempi¨¦ ganador. Claro, que no le pasa con todos, hay algunos que le espantan, "b¨¢sicamente, por la poca categor¨ªa del chocolate y un sabor empalagoso". Una pista: las chocolatinas con tofe entre sus ingredientes no salen muy bien paradas.
Las que llevan tofe entre sus ingredientes no salen muy bien paradas. Kit Kat y Kinder Bueno se disputan el oro hasta el ¨²ltimo momento, por su festival de contrastes.
Contrarios que s¨ª funcionan. Pero si Kinder Bueno se hace con el oro (hasta el ¨²ltimo momento, Kit Kat estuvo pis¨¢ndole los talones, "por el equilibrio entre el barquillo y el chocolate"), es por la acertada coreograf¨ªa de texturas y sabores. "La crema del relleno, la galleta intermedia y el chocolate del exterior dan un juego tremendo", valora el experto, que tambi¨¦n halaga su sabor fuerte a cacahuete y la calidad del chocolate. La criatura pertenece a la empresa Ferrero (s¨ª, la de los bombones), cuyo sello Kinder cumpli¨® medio siglo el a?o pasado con el lema "el placer, en su justa medida", de lo que se deduce una renuncia al lanzamiento de la chocolatina en versi¨®n gigante para tiendas de aeropuerto. Suspiro de alivio generalizado (y de Capel, tambi¨¦n).
Podr¨¢s disfrutar de este y otros art¨ªculos en el nuevo n¨²mero de BUENAVIDA, ya a la venta en quioscos con EL PA?S y en Kiosko y m¨¢s.
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