Caballos de Troya, no
Si se permite al Reino Unido acudir a las elecciones europeas y ocupar responsabilidades institucionales, puede utilizar esa plataforma para boicotear las tareas m¨¢s urgentes de la Uni¨®n
Los l¨ªderes de los 27 celebran hoy una cumbre importante en la que deben constatar si merece la pena ofrecer una nueva pr¨®rroga al Brexit, porque el Gobierno de Theresa May propone garant¨ªas firmes de comportamiento leal durante un nuevo plazo. O si es menos mala la p¨¦sima salida de dar ya carpetazo al lamentable forcejeo iniciado hace 33 meses con el refer¨¦ndum de salida.
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El plazo ahora vigente dura hasta este viernes, 12 de abril, y eventualmente ¡ªcon algunas condiciones¡ª hasta el 22 de mayo. Tras sus continuas derrotas parlamentarias, en vez de dimitir como corresponder¨ªa tras casi tres a?os de fracaso, rid¨ªculo e incompetencia, May ha solicitado otra pr¨®rroga hasta el 30 de junio.
Alberga as¨ª la esperanza de anudar entre tanto un acuerdo interpartidario entre su formaci¨®n conservadora y el Partido Laborista de Jeremy Corbyn. Guiada por este prop¨®sito, la primera ministra acudi¨® ayer a entrevistarse con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que ven¨ªan manteniendo diferencias no menores sobre el asunto. Simult¨¢neamente, sendas delegaciones de tories y laboristas negociaban alguna salida, ante el esc¨¢ndalo de los conservadores m¨¢s euroesc¨¦pticos.
Esos encuentros y el Consejo Europeo de hoy configuran una coreograf¨ªa propia de las dram¨¢ticas horas previas a grandes acuerdos, marcadas por debates al borde del abismo (el Brexit salvaje, sin acuerdo, del viernes). Pero no necesariamente anticipan que la corone el ¨¦xito.
Porque esta vez el cansancio pol¨ªtico no es cuesti¨®n ambiental, sino term¨®metro de una creciente quiebra de confianza entre la UE y la torpe gobernanza de May. En estas condiciones, la concesi¨®n por los 27 de cualquier pr¨®rroga de la pr¨®rroga, sea hasta el 30 de junio, como pretende Londres, o hasta final de a?o, podr¨ªa llegar a ser incluso letal. Sobre todo si no va acompa?ada de garant¨ªas de lealtad muy s¨®lidas y condiciones suficientes y tangibles de cumplimiento de los compromisos que ma?ana adopte oficialmente May ante sus pares.
Porque como han amenazado algunos euroesc¨¦pticos, si se permite al Reino Unido acudir a las elecciones europeas de mayo y ocupar responsabilidades institucionales, puede utilizar esa plataforma para boicotear las tareas m¨¢s urgentes de la Uni¨®n. La primera es la pol¨ªtica exterior com¨²n, que requiere unanimidad, y ya Londres se decanta hacia la postura de Donald Trump frente a Venezuela. Las otras no le van a la zaga: las perspectivas financieras plurianuales (el presupuesto de siete a?os) sobre las que Londres siempre libra forcejeos ego¨ªstas (recuerden el ¡°cheque brit¨¢nico¡±) o los nombres para los nuevos cargos de la UE. Europa tiene ya suficientes problemas como para a?adirle un descomunal caballo de Troya.
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