Peligros del doble sentido
El lema 'Haz que pase' puede activar otros significados si el receptor los relaciona con sus prejuicios
Los juegos de doble sentido abundan en la publicidad, la pol¨ªtica y el periodismo. Su ¨¦xito suele depender de que no se incurra en el fallo de que uno de los dos significados posibles no funcione bien.
En los a?os noventa se casaron dos equilibristas en Madrid bajo la carpa de un circo. Y un periodista titul¨® as¨ª: ¡°Amor en la cuerda floja¡±. El doble sentido exist¨ªa: dos artistas del equilibrio sub¨ªan al inestable alambre para casarse, y eso compon¨ªa el significado natural. Pero el sentido figurado resultaba incongruente, porque no se pod¨ªa hablar de ¡°amor en la cuerda floja¡± (es decir, inseguro) cuando la pareja estaba contrayendo matrimonio. Si acaso, habr¨ªa sido un magn¨ªfico titular para el momento en que la pareja anunciara su divorcio; cuando los equilibristas pasaran parad¨®jicamente por un periodo de inestabilidad.
En contraposici¨®n, tenemos el ejemplo de un titular publicado en 2007 y referido a las subvenciones para los damnificados por los incendios en Grecia: ¡°Tras el fuego, llueven las ayudas¡±. El doble sentido de ¡°llover¡± sirve en ambos casos para paliar los efectos de las llamas, y por eso funciona.
En estos d¨ªas se discute el doble sentido del lema socialista Haz que pase, colocado en los carteles sobre un rostro gigante de Pedro S¨¢nchez. Quiz¨¢s se intenta expresar ¡°Haz que suceda¡±; es decir, ¡°ve a votar para que suceda, no te quedes en casa porque la abstenci¨®n es nuestro enemigo¡±. O simplemente ¡°si eres de los nuestros, vota¡±.
Pero ah¨ª se produce un fallo comunicativo porque el verbo ¡°pasar¡± cuenta con otras acepciones, y esos dobles sentidos se activan si el receptor las relaciona con los contextos y prejuicios que guarde en su memoria. ¡°Haz que pase¡± puede significar ¡°haz que S¨¢nchez deje de estar donde est¨¢¡±, ¡°haz que pase esta etapa de gobierno¡±, ¡°haz que pase el siguiente¡±, ¡°haz que pase pronto¡±. Entre el doble sentido y la ambig¨¹edad median pocos mil¨ªmetros, y por eso hace falta un gran dominio de la lengua para salir indemne de ese tipo de retos.
El PSOE ya tuvo su cruz con aquel otro lema ambiguo: OTAN, de entrada, no.
Los socialistas difundieron esa idea cuando Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) presid¨ªa el Gobierno (1981-1982) y Espa?a se dispon¨ªa a formar parte de la Alianza Atl¨¢ntica. Con tal frase ven¨ªan a decir ¡°de momento, no¡±; o ¡°en principio, no¡±, elementos distanciadores respecto de una afirmaci¨®n. Pretend¨ªan con ello, seg¨²n explicaron, dejar un margen para que se solucionaran aspectos previos como la integraci¨®n o no en la estructura militar, las armas nucleares, el papel de Francia al proteger a etarras en activo o la plasmaci¨®n del ingreso de Espa?a en la Europa pol¨ªtica.
Cuatro a?os despu¨¦s, en 1986, con Felipe Gonz¨¢lez en La Moncloa, se convoc¨® el prometido refer¨¦ndum sobre la OTAN, pero ya no sobre el ingreso, sino sobre la permanencia. Y el PSOE consider¨® que se hab¨ªan modificado algunos de los referidos factores (entre otros, que Espa?a formaba parte de la Comunidad Econ¨®mica Europea, hoy Uni¨®n Europea). As¨ª que aquel ¡°De entrada, no¡± se troc¨® en ¡°Vota s¨ª, en inter¨¦s de Espa?a¡±. Sin embargo, esta propuesta de 1986 contradec¨ªa el segundo sentido de 1982; aunque ya no se debatiera sobre una entrada, sino sobre una salida.
Son los efectos perversos del doble sentido.
Por ello, cuando alguien escribe un titular o un lema con ese recurso debe pensar en las interpretaciones de cada uno de los significados que activa.
El problema se agravar¨¢ si ni siquiera se da cuenta de que hay dos.
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