Te equivocas, Pablo Iglesias: el Superman de izquierdas s¨ª existe

El pasado 3 de abril, Pablo Iglesias acudi¨® a?El programa de Ana Rosa para, como vienen haciendo otros l¨ªderes pol¨ªticos, someterse a las preguntas de los ni?os. Aunque sali¨® bastante bien parado de todas las cuestiones ¨Cincluida una en la que tuvo que responder en ingl¨¦s¨C, en un momento dado el secretario general de Unidas Podemos se meti¨® en un jard¨ªn del que todav¨ªa no ha conseguido salir.

El primer volumen de 'Superman: hijo rojo' narra la llegada del Hombre de acero a la Tierra en los cincuenta y muestra a un superh¨¦roe convencido de la utop¨ªa comunista

Una de las ni?as, Daniella, le pregunt¨® si los superh¨¦roes eran de izquierdas o de derechas. ¡°Superman es m¨¢s conservador", respondi¨® Iglesias. "Pero, por ejemplo, yo creo que Batman, que es un activista LGTBI, es m¨¢s progresista¡±.

Tras realizar estas declaraciones, las redes sociales se llenaron de mensajes que vitoreaban, cuestionaban o se mofaban de la opini¨®n de Iglesias. Una de las cr¨ªticas m¨¢s contundentes fue la realizada por el escritor Xandru Fern¨¢ndez, que afirmaba en su perfil de Twitter que Batman ¡°es un justiciero enmascarado. La gente que sale de noche a dar palizas a LOS QUE SE LO MERECEN no acostumbra a ser de izquierdas¡±.

Vamos a sumarnos al debate. Resulta que, en contra de lo que dice Iglesias, Superman s¨ª es de izquierdas. Al menos el perteneciente a la saga Hijo rojo (en ingl¨¦s Red son), publicada originalmente por Elseworlds, divisi¨®n editorial de DC en la que ven la luz los c¨®mics de los personajes de ese universo, ambientados en lugares o ¨¦pocas diferentes a las de la serie original.

V¨ªdeo promocional de la saga editorial 'Superman: hijo rojo', creado para su publicaci¨®n en Espa?a.

El superh¨¦roe proletario

En 2003, el guionista escoc¨¦s Mark Millar, responsable de c¨®mics como Kick-Ass o Ultimate X-Men, quiso explorar qu¨¦ habr¨ªa sucedido si el cohete procedente del planeta Krypton en el que llega Superman a la Tierra, en lugar de aterrizar en Kansas, lo hubiera hecho en una granja colectivizada de Ucrania. Por si este hecho no resultase suficientemente atractivo, Millar decidi¨® ambientar su c¨®mic en los a?os cincuenta, con el estalinismo en su m¨¢ximo esplendor y con los Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica enfrentados por la Guerra Fr¨ªa.

El universo Hijo rojo, que recuerda a distop¨ªas como?El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, comenz¨® a fraguarse cuando Millar era tan solo un ni?o y ve¨ªa a su padre, un sindicalista escoc¨¦s que simpatizaba con el comunismo, militar pol¨ªticamente y discutir con sus camaradas de los problemas que aquejaban a la clase trabajadora brit¨¢nica.

Aunque por esa ¨¦poca al peque?o Millar le interesaban m¨¢s los tebeos que los ensayos pol¨ªticos de la biblioteca familiar, siempre le llam¨® la atenci¨®n que Estados Unidos tuviera infinidad de superh¨¦roes para defender a su poblaci¨®n, mientras que la URSS carec¨ªa de ese tipo de personajes. Esa curiosidad se vio acrecentada cuando, a los seis a?os, ley¨® el n¨²mero 300 de Superman. En dicho c¨®mic, el cohete en el que el superh¨¦roe llegaba a nuestro planeta ca¨ªa en aguas internacionales, a medio camino entre Estados Unidos y la URSS, raz¨®n por la cual ambas potencias se apresuraban a reclamar para s¨ª la nave y, lo m¨¢s importante, la crianza del beb¨¦.

La historia de ese n¨²mero 300 se resolv¨ªa, una vez m¨¢s, con la victoria de Estados Unidos, por lo que Millar decidi¨® comenzar a escribir relatos con un final diferente. Historias protagonizadas por superh¨¦roes sovi¨¦ticos que llevaban la hoz y el martillo en el pecho y encarnaban el socialismo internacionalista y los planes quinquenales. La originalidad de la propuesta era tal que, con apenas trece a?os, Millar decidi¨® enviar esos relatos a la sede de DC en Estados Unidos para que se los publicasen. ¡°Era todo muy tosco y no estaba todav¨ªa a la altura¡±, recordar¨ªa posteriormente el propio Mark Millar, que vio c¨®mo su idea fue rechazada por la editorial.

El sue?o se cumpli¨®

No obstante, a principios de los noventa, Millar lo volvi¨® a intentar. En esa ¨¦poca ya estaba trabajando para DC y tanto sus contactos en la compa?¨ªa como su estilo hab¨ªan mejorado, de modo que la empresa acab¨® adquiriendo su idea y comenz¨® a desarrollarla con la colaboraci¨®n de los dibujantes Dave Johnson y Kilian Plunket.

Finalmente, en 2003 vieron la luz los tres t¨ªtulos que componen la serie de Superman: Red son, que fue traducida en Espa?a por ECC como Superman: Hijo rojo. El primero de ellos narra la llegada del hombre de acero a la Tierra en los a?os cincuenta y muestra a un Superman que crece convencido de la utop¨ªa comunista. El segundo, ambientado en los a?os setenta, muestra una faceta desconocida del h¨¦roe que, en su af¨¢n por acabar con la pobreza y las desigualdades, comienza a someter al pueblo sovi¨¦tico y a restringir sus libertades.

Por ¨²ltimo, en el libro que cierra la serie, Superman se convierte en el l¨ªder de una Uni¨®n Sovi¨¦tica imperialista, que busca expandir el Pacto de Varsovia internacionalmente y que controla todo el mundo a excepci¨®n de Estados Unidos, gobernados por Lex Luthor tras ganar unas elecciones democr¨¢ticas. En esta entrega, el enfrentamiento entre Luthor y Superman, presente desde el primer n¨²mero, pone a la Tierra al borde de la destrucci¨®n.

¡°Red son' es un an¨¢lisis 'orwelliano' de lo que sucede cuando el equilibrio de poder en el mundo desaparece y un pa¨ªs se convierte en la superpotencia mundial¡±

Mark Millar, creador de 'Superman: hijo rojo'

En opini¨®n de Millar, ¡°Red son es un an¨¢lisis orwelliano de lo que sucede cuando el equilibrio de poder en el mundo desaparece y un pa¨ªs se convierte en la superpotencia mundial¡±. Una reflexi¨®n que vale tanto para la URSS como para Estados Unidos y que va m¨¢s all¨¢ de una cr¨ªtica manida a la ¨¦poca sovi¨¦tica.¡°No quise burlarme del comunismo porque era un objetivo muy f¨¢cil. Quer¨ªa hacer algo m¨¢s en la l¨ªnea de Shakespeare y centrarme en un hombre que, en un primer momento trat¨® de hacer lo correcto, pero termin¨® cometiendo algunos errores terribles por el camino. Por eso, no niego que Hijo rojo sea una referencia a la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica pero, como sucede con la mejor ciencia ficci¨®n, es una alegor¨ªa del mundo en que vivimos¡±.

A pesar de su brevedad,?Superman: Hijo rojo tuvo una muy buena aceptaci¨®n entre los aficionados al c¨®mic. Desde su primera edici¨®n en 2003, se han publicado recopilaciones de los tres n¨²meros del tebeo, ediciones de lujo del mismo y DC fabric¨® merchandising y mu?ecos de los personajes, entre los que destaca un Superman de casi medio metro con la hoz y el martillo en su pecho y su caracter¨ªstico traje gris ceniza que, en cierta manera, recuerda a ese anuncio de Wendy¡¯s de los a?os ochenta.

Un anuncio de la cadena de hamburgueser¨ªas Wendy's, que en los ochenta caus¨® pol¨¦mica por considerar que se burlaba de la Uni¨®n Sovi¨¦rtica.

Adem¨¢s, en 2009, Warner Bros. produjo una serie de animaci¨®n de doce cap¨ªtulos de seis minutos cada uno basada en este universo creado por Millar. Son tan cortos que si Pablo Iglesias decide verlos en el m¨®vil, ni siquiera consumir¨¢ todos los datos.