La redenci¨®n de Tiger Woods tras haber tocado fondo
El golfista deja atr¨¢s su calvario personal y vuelve a la cima como ganador del ¨²ltimo Master de Augusta, con la familia a su lado y con una motivaci¨®n: que sus hijos le vieran ganar
![Tiger Woods celebra su victoria el pasado 14 de abril en el Masters de Augusta.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XTFMZJOUI23M3YGUDVBLZT5UZI.jpg?auth=500cb14cb5ae9bafa5a2ecfa3529a964fbe7c35389da6d5e78b5053b26317b7e&width=414)
![Juan Morenilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fcc05e51d-51e4-4c32-ad92-d15e3cd15f02.png?auth=044c8016cfb06655ee2060b52d6f4a35f4a0e142eac19f5bc38b2e0af65e34ca&width=100&height=100&smart=true)
El verdadero nombre de Tiger Woods es Eldrick. As¨ª le llamaron por comenzar por E, como Earl, su padre, y terminar por K, como Kutilda, su madre. El apodo de Tiger con el que el golfista estadounidense se ha hecho famoso se lo puso su padre en recuerdo a un compa?ero que muri¨® en la guerra de Vietnam. Fueron esa figura paterna y ese v¨ªnculo con la disciplina militar los que empezaron a forjar al mito que a los 43 a?os acaba de ganar su quinto Masters de Augusta, su 15? grande, 11 a?os despu¨¦s del ¨²ltimo y tras superar un calvario de lesiones y problemas personales. Tiger comenz¨® su leyenda precisamente en Augusta en 1997 y ah¨ª la ha retomado como si cerrara un c¨ªrculo. Con la familia siempre presente.
Earl educ¨® a Tiger como si fuera un marine. Con mano dura y m¨¦todos a veces no muy pedag¨®gicos. Como hacerle que perdiera la concentraci¨®n con alguna burla o insulto cuando el ni?o iba a patear una bola. As¨ª aprendi¨® el chico a convertirse en una m¨¢quina de ganar. Y cuando logr¨® su primer grande en 1997, ah¨ª estaba su padre, enfermo del coraz¨®n, para celebrar el fruto de ese adiestramiento con un abrazo que Tiger ha repetido ahora con sus hijos. ¡°Hice lo mismo con mi padre y ahora soy el padre con mi hijo haciendo lo mismo. He ganado por ellos¡±, dijo Woods. Despu¨¦s de su hist¨®rica victoria busc¨® a su n¨²cleo familiar. Sus hijos, Sam y Charlie. Su madre. Y su pareja, Erica Herman, la antigua encargada del restaurante de Tiger en Florida, The Woods Jupiter, con la que ha encontrado una estabilidad emocional que ha trasladado al golf.
![Tiger Woods abraza a su madre y a su hijo, Charlie Axel, tras ganar el Masters de Augusta el pasado d¨ªa 14 .](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6KWSO6MBCCWVBTSDEK4P4SRXUE.jpg?auth=3f910a4136d8a28949a023cbde7d3fb5521d707e73cec514ab1f98929b6de0a5&width=414)
La carrera de Woods dio un volantazo en 2009. A finales de ese a?o, una pelea con su mujer, Elin Nordegren, destap¨® el esc¨¢ndalo. Una larga lista de infidelidades y la adicci¨®n al sexo sal¨ªan a la luz y mostraban la otra cara del genial golfista. De pronto comenzaron a brotar los testimonios de mujeres que afirmaban haber mantenido relaciones con el jugador y que le acusaban de chantaje. La imagen del mito se romp¨ªa a pedazos. E incluso se someti¨® a un acto de escarnio p¨²blico cuando ofreci¨® una rueda de prensa para pedir perd¨®n por sus pecados, arrepentirse y obligarse a ser ¡°mejor persona¡±. Su madre le miraba atormentada en primera fila de la sala. Su padre, la persona que hab¨ªa guiado su carrera desde que era un ni?o, hab¨ªa fallecido en 2006.
Esa lapidaci¨®n por su comportamiento fue solo la primera parte de la pesadilla. La segunda lleg¨® en forma de lesiones. Ocho operaciones, cuatro de espalda y cuatro de rodilla, derrumbaron al gigante. El dolor por las intervenciones en la columna era tal que Tiger recurr¨ªa a combinaciones de f¨¢rmacos como Vicodin y Ambien. Uno de esos c¨®cteles le dej¨® drogado al volante en mayo de 2017 en una carretera de Florida. Fue detenido. En la ficha policial aparece con el rostro hinchado y los ojos semicerrados. Otro cromo en ese particular ¨¢lbum de las verg¨¹enzas de un deportista may¨²sculo. El Tigre hab¨ªa tocado fondo.
Augusta, una obsesi¨®n, una leyenda
Tiger Woods lo hab¨ªa reconocido en febrero: ¡°El Masters est¨¢ en mi radar¡±. Un reto que se convirti¨® en obsesi¨®n. Prepararse para volver a ganar en el Masters que signific¨® su primer triunfo en un gran t¨ªtulo, en 1997, la primera de sus cinco chaquetas verdes, estaba presente en toda su preparaci¨®n: ¡°En los golpes que voy a necesitar, en los palos que voy a pegar, en el tipo de swing que necesitar¨¦...¡±, dijo. Consigui¨® su objetivo, es leyenda. Solo le quedan tres grandes para alcanzar el r¨¦cord de 18 que ostenta Jack Nicklaus.
De la depresi¨®n profesional y personal ha resurgido en uno de los regresos m¨¢s impactantes en la historia del deporte. Recuperada la salud tras la ¨²ltima operaci¨®n de espalda, e intacta su hambre de victoria, el motor de su transformaci¨®n han sido sus hijos. En su ¨¦poca de 'inv¨¢lido', apenas pod¨ªa jugar con ellos cuando le ped¨ªan divertirse con un bal¨®n de f¨²tbol. Tiger casi no pod¨ªa andar. Y le carcom¨ªa que, siendo uno de los mayores atletas jam¨¢s vistos, sus hijos no hubieran presenciado su gloria y solo relacionaran el golf con el duelo que sufr¨ªa su padre. Tiger no solo quer¨ªa volver a jugar. Quer¨ªa volver a ganar y que sus hijos estuvieran all¨ª para verlo. Cuando en el pasado Open Brit¨¢nico se qued¨® a las puertas del t¨ªtulo, lo lament¨® doblemente. ¡°Le dije a mis hijos que lo intent¨¦, que esperaba que estuvieran orgullosos de pap¨¢. Ellos me abrazaron. Saben lo mucho que significa para m¨ª. He ganado muchos torneos en mi carrera pero ellos no se acuerdan de ninguno. Lo ¨²nico que han visto es mi dolor¡±.
Tiger se prometi¨® que eso no volver¨ªa a pasar. Y cuando este domingo sali¨® a la caza del Masters, le segu¨ªan sus hijos, su madre y su pareja, Erica, con la que comenz¨® hace meses una relaci¨®n mucho menos medi¨¢tica que la que tuvo anteriormente con la esquiadora Lindsey Vonn. El triunfo en Augusta fue para quienes le hab¨ªan visto sufrir. ¡°Ahora participo en sus vidas¡±, dice Tiger.
La redenci¨®n ha tra¨ªdo un nuevo Tiger. M¨¢s cercano, permeable a los aplausos de la gente. Ya no es ese robot que parec¨ªa ni sentir ni padecer cuando estaba en el campo. Hoy sonr¨ªe, agradece el apoyo. La pesadilla personal ha quedado enterrada. Y con el alma en paz, ha resurgido el mejor golfista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Juan Morenilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fcc05e51d-51e4-4c32-ad92-d15e3cd15f02.png?auth=044c8016cfb06655ee2060b52d6f4a35f4a0e142eac19f5bc38b2e0af65e34ca&width=100&height=100&smart=true)