Explotadas en nombre de Dios
Las supervivientes de los conventos holandeses de las Hermanas del Buen Pastor denuncian la violaci¨®n de sus derechos humanos y piden al Gobierno disculpas y compensaci¨®n
El trabajo de lavander¨ªa y costura que se vieron forzadas a efectuar en Holanda cerca de 15.000 mujeres entre 1876 y 1978, en los conventos de la orden de las Hermanas del Buen Pastor ha llegado este martes al Congreso de los Diputados. Entraron en su adolescencia y juventud, y una representaci¨®n de las supervivientes ha sostenido ante la Comisi¨®n de Justicia y Seguridad que el abuso sufrido viol¨® sus derechos humanos. Piden una disculpa oficial, y a ser posible, una compensaci¨®n econ¨®mica, porque las encerraron contra su voluntad sin dar explicaciones. Y porque su esfuerzo enriqueci¨® a unas monjas que les arrebataron su identidad, no les dejaron estudiar y cuando las devolvieron a la sociedad, cargaban con el estigma de una mala reputaci¨®n. El viernes las esperan tambi¨¦n en el ministerio de Justicia.
Joke Vermeulen tiene 64 a?os y la llevaron a los 14 a uno de los conventos del Buen Pastor. En La Haya, ante los diputados, se ha sumado a la petici¨®n de que se arbitre una disculpa oficial para todas las mujeres y que puedan ser compensadas. ¡°?ramos esclavas en jornadas de trabajo de lunes a s¨¢bado y sin poder hablar entre nosotras ni hacer amigas. Todo estaba prohibido y no hab¨ªa escuela o cuidados m¨¦dicos. De peque?a, hacia los 7 a?os, un conocido de mi madre abus¨® de m¨ª. Ella lo sab¨ªa porque aquel hombre ven¨ªa todas las semanas, pero no hizo nada. Desde entonces, fui de un internado religioso a otro, aunque nunca me hab¨ªan maltratado. Entr¨¦ en el Buen Pastor sin saber las razones del traslado¡±, dice. Durante la comparecencia, Jan van Dijk, experto en Ciencia de la Victimolog¨ªa, subray¨® la responsabilidad del Estado en el abandono sufrido por las internas, y el hecho de que ¡°tanto su internamiento como los trabajos forzados son delitos a escala internacional¡±.
Las monjas recib¨ªan pupilas remitidas por los servicios sociales, protecci¨®n del menor o los tribunales, de modo que las instituciones deb¨ªan supervisar e inspeccionar las residencias. ¡°Pero nos dejaron solas, cuando ven¨ªamos de familias rotas o con problemas. Acabamos siendo v¨ªctimas de unas monjas que ganaron mucho dinero con nuestro esfuerzo¡±. La ropa lavada, las camisas cosidas para el Ej¨¦rcito, los manteles y servilletas, eran encargos de tiendas, y tambi¨¦n de organismos p¨²blicos que pagaban a la orden religiosa. A la p¨¢gina de Facebook abierta en 2018 para recoger los testimonios de otras v¨ªctimas, acudieron cerca de 140 mujeres, de las cuales 85 siguen as¨ª en contacto. Este mayo hay organizados encuentros regionales para conocerse, y se ha recordado a la comisi¨®n parlamentaria que no puede perder el tiempo.
¡°La m¨¢s veterana de entre nosotras ha cumplido 85 a?os. Las hermanas del Buen Pastor que quedan son centenarias; la m¨¢s joven tiene 75 a?os. La orden dice que lo ocurrido 'era producto de las costumbres de la ¨¦poca?, y que rezar¨¢ por nosotras. Pero hay testimonios de adopciones forzadas de hijos de las internas, y tambi¨¦n de abortos efectuados all¨ª dentro, con un m¨¦dico y en presencia de las monjas. Las mujeres que lo cuentan no mienten. Hay que actuar de una vez¡±, dice Joke. Cuando ella sali¨®, a los 17 a?os, carec¨ªa de voluntad propia. ¡°Me hab¨ªan robado la identidad. Recuerdo que nos daban una pastilla cada noche, y por la ma?ana trabajaba m¨¢s despacio. Las monjas te llamaban perezosa y pod¨ªan castigarse en una celda de aislamiento. He conseguido avanzar con mucho esfuerzo. Me cas¨¦ dos veces, tengo tres hijos y lo he hecho lo mejor que he podido, pero es dif¨ªcil cuando nunca te dieron amor¡±.
Cualquiera pod¨ªa ser llevado al Buen Pastor, donde las chicas eran criminalizadas y no hab¨ªa protecci¨®n ni caridad cristiana para ellas
Annemie Knibbe, consejera holandesa de la Fundaci¨®n de Mujeres para los Menores V¨ªctimas de Abusos Eclesiales Hist¨®ricos, y confidente de las supervivientes del Buen Pastor, ha ilustrado ¡°el efecto an¨ªmico, social, de salud y econ¨®mico que ha tenido en sus vidas el r¨¦gimen impuesto por la Iglesia cat¨®lica en connivencia con el poder pol¨ªtico, en un entorno conservador¡±. ¡°Cualquiera pod¨ªa ser llevado al Buen Pastor, donde las chicas eran criminalizadas y no hab¨ªa protecci¨®n ni caridad cristiana para ellas¡±, indica. Para el informe que ha preparado, apoya sus argumentos en la vulneraci¨®n de los derechos humanos de las internas, que se prolonga mientras no se repara el mal causado. Sigue con ello la l¨ªnea marcada por la investigadora Maeve O?Rourke, del Centro Irland¨¦s de Derechos Humanos, con las Lavander¨ªas de la Magdalena.
Eran aquellas unas instituciones para ¡°mujeres ca¨ªdas¡± donde hab¨ªa j¨®venes irlandesas con todo tipo de problemas, no solo madres solteras [fueron 10.000 entre 1922 y 1996]. El Estado irland¨¦s pidi¨® perd¨®n en 2013 y acept¨® indemnizar a las supervivientes. En 2011, un informe del Gobierno holand¨¦s sobre los abusos sexuales en el seno del catolicismo local revel¨® 22.000 v¨ªctimas entre 1945 y 2010. ¡°Ese estudio no abordaba el trabajo forzoso, y en 2013, despu¨¦s de que un examen negara su existencia, ayud¨¦ a entrevistar a 21 de las mujeres que padecieron abusos en centros religiosos de menores. Tres de ellas hab¨ªan estado en el Buen Pastor, y se public¨® un libro sobre lo ocurrido en la congregaci¨®n. Muchas de las que nos llaman ahora lo han le¨ªdo y se siente por fin comprendidas. El Estado consinti¨® lo ocurrido, y estas mujeres tienen derecho a ver reconocida la tropel¨ªa sistem¨¢tica padecida. La instituci¨®n que administra la orden tiene propiedades valoradas en 28 millones de euros¡±, asegura Knibbe.
La cita con los pol¨ªticos fue a puerta cerrada, y acudi¨® asimismo Anita Suuroverste, de 65 a?os, que estuvo dentro entre 1967 y 1970. Pide lo mismo: justicia y reconocimiento para todas. De una familia de 17 hermanos y hermanas y padres divorciados, pas¨® por centros de acogida entre los 7 y los 13 o 14 a?os. Luego la llevaron al Buen Pastor. ¡°No sab¨ªamos que las monjas cobraban de las empresas, o el Estado, por nuestro trabajo¡±. En un documento compilado para que los diputados comprendan el r¨¦gimen a que estuvieron sometidas, se recogen los relatos de decenas de mujeres. ¡°La ni?a m¨¢s peque?a que recuerdo ten¨ªa 10 a?os, pero en los conventos hab¨ªa internas de hasta de 32 a?os. Aunque te soltaban a los 18 o 21 a?os, dependiendo de la ¨¦poca para la mayor¨ªa de edad, las m¨¢s mayores ya no pod¨ªan reintegrarse a la sociedad. Estaban institucionalizadas, y las monjas las trataban igual de mal. Yo sal¨ª adelante, estudi¨¦, me cas¨¦ y tengo hijos y un trabajo. Pero no fue gracias a las monjas, que no nos dieron nada. Por eso muchas mujeres siguen sintiendo verg¨¹enza. Imag¨ªnese, por hablar pod¨ªan meterte tres d¨ªas en una celda sin ventana donde la comida entraba por una ventanilla. Hay quien tiene a¨²n pesadillas. ?ramos ni?as, no criminales, y buscamos el reconocimiento de que esto nunca debi¨® haber pasado¡±
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