?Ser superdotado es incompatible con ser feliz?
El lenguaje crea realidad. El pesimismo ante las altas capacidades puede generar mucha angustia en los ni?os y en sus familias
No son los hechos los que generan las emociones, sino la interpretaci¨®n que hacemos de ellos.?Estas son dos m¨¢ximas en psicolog¨ªa que no deber¨ªamos olvidar nunca. De c¨®mo hablemos de algo, de c¨®mo lo expresemos va a depender la interiorizaci¨®n que hagamos de ello y nuestra visi¨®n que, adem¨¢s, tender¨¢ a generalizarse a todo lo que pueda estar relacionado.
Una misma circunstancia o hecho produce emociones diferentes seg¨²n la persona, por lo que la reacci¨®n emocional depender¨¢ de la interpretaci¨®n que hagamos del hecho y no del hecho en s¨ª. La circunstancia se transforma en relato y atraviesa nuestro filtro de creencias en cuya base se encuentra lo vivido, nuestra psicobiograf¨ªa.
Y luego est¨¢ lo que vende. El drama vende mucho m¨¢s que la felicidad. El drama, la tragedia, es enormemente atractiva para todo un mercado que vive de ella. Parecer¨ªa que estamos programados para poner el foco en lo que no funciona m¨¢s que en lo ¨²til, en lo que nos falta y no en lo que tenemos. Parecer¨ªa que encontramos consuelo en el drama ajeno o hacemos una suerte de catarsis por poderes con el dolor y la insatisfacci¨®n de otros.
Como psic¨®logos que trabajamos en el ¨¢rea del Talento y las Altas Capacidades, nos negamos rotundamente a formar parte de la cultura del pesimismo y la futurolog¨ªa catastrofista que rodea a los m¨¢s dotados y a sus familias.
T¨ªtulos de libros que anuncian la infelicidad garantizada por ser superdotado. El fracaso seguro por ser ¡°demasiado¡± inteligente, la incompatibilidad entre inteligencia y felicidad, como si de una maldici¨®n de cuento de hadas se tratara. Un terrible estigma que viene de la mano de esa condici¨®n y cuya influencia es inevitable. Si inteligencia y felicidad son incompatibles, ?significa entonces que la falta de inteligencia equivale a felicidad? Y para quienes creen que esa premisa es cierta, ?a qu¨¦ tipo de felicidad se refieren? Parece que a esa que es el eslab¨®n perdido entre el mundo vegetal y el animal, la que produce la ignorancia y la falta de cuestionamiento.
Es imprescindible cambiar esa visi¨®n, a caballo entre lo oscuro, lo raro, lo exc¨¦ntrico y lo simplista o negador. No hablo de normalizar, muy al contrario. Hablo de naturalizar la diferencia y no a?adir m¨¢s prejuicios al asunto. Haz esta prueba: si tecleas ¡°superdotado¡± en Google te van a salir al primer pantallazo 16 im¨¢genes de ni?os con gafas con una pizarra detr¨¢s con f¨®rmulas matem¨¢ticas. Es decir, la cultura nos dice que ser superdotado es tener gafas y ser un as de las matem¨¢ticas. Y tocar el viol¨ªn.
Y luego est¨¢ la profec¨ªa del fracaso escolar sobrevolando sobre las cabezas de los ¡°demasiado¡± inteligentes, y el pron¨®stico de infelicidad en lo personal, y la creencia de su dificultad para relacionarse¡
Algunos padres lloran cuando reciben el diagn¨®stico y nosotros les damos la enhorabuena porque eso es lo que es: una buena noticia. Y les ayudamos a mirar a su hijo o hija como un reto educativo donde todos van a crecer m¨¢s a all¨¢ de lo que cre¨ªan posible. Les animamos a que coloquen el foco del problema donde est¨¢: en la cultura, en el colegio, en la sociedad que ignora y sospecha maliciosamente entre la envidia y la curiosidad, en la incomprensi¨®n de los otros. En una sociedad que dice que si no eres como todos, tienes un problema.
S¨ª, su capacidad para la felicidad es superior a la de la mayor¨ªa de la gente, en tanto que una de sus caracter¨ªsticas m¨¢s acusadas es la intensidad emocional. Pero tambi¨¦n est¨¢ su capacidad para fluir, para comprometerse con la tarea, para sentir un inmenso placer al conocer y entender. Para la psicolog¨ªa, el concepto de felicidad no se refiere a ese estado de intelecto comatoso, ni a la vida simplista orientada al placer hed¨®nico.
Para Mihaly Csikszentmihalyi, considerado el investigador m¨¢s importante del mundo en el ¨¢mbito de la Psicolog¨ªa Positiva, la felicidad es el resultado de un estado de flujo o fluidez. Este ocurre cuando estamos tan inmersos en una actividad que el tiempo se detiene, absortos a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, experimentando una sensaci¨®n de placer continuo. Cuando ese estado es un reto y conduce al crecimiento personal, reporta satisfacci¨®n y plenitud, lo que se traduce en un estado de felicidad.
La mayor¨ªa de los padres con hijos superdotados han vivido esa experiencia a trav¨¦s de sus hijos, los han visto sordos, absortos y ausentes completamente inmersos en esa actividad que les fascina. Eso es el aut¨¦ntico estado del fluir, la esencia de la felicidad.
Para Mart¨ªn Seligman, otro grande de la psicolog¨ªa positiva, el ser humano es feliz cuando alcanza sus prop¨®sitos y su vida tiene un sentido. Sin embargo, vivimos en un mundo que ha confundido felicidad con hedonismo, una suerte de felicidad bul¨ªmica que ha cre¨ªdo que acaparar bienes materiales nos dar¨¢ lo que todos buscamos.
Nosotros invitamos a los padres a que pongan el foco en la luz que desprende su hijo, en su energ¨ªa inagotable, en la risa que estalla y en el llanto feroz sin soluci¨®n de continuidad, en la voracidad con la que exploran, en la honestidad con la que abrazan o se niegan a hacerlo, en la mirada inquieta y el verbo experto, en la ingenuidad infantil para relacionarse, en la maravillosa empat¨ªa para con otros, en su estricto sentido de la justicia, en su estar vivos, m¨¢s vivos si cabe, que los llamados ¡°normales¡±.
Les proponemos una excursi¨®n improvisada y urgente lejos de su zona de confort sin m¨¢s equipaje que una mirada optimista y constructiva y cuya ¨²nica br¨²jula sea mantener el brillo en los ojos de su hijo.
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