?Debo decirle a mi hijo que es superdotado?
Esta es una pregunta que muchas familias nos hacen cuando reciben el diagn¨®stico o detecci¨®n de altas capacidades del ni?o
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?Debo decirle a mi hijo que tiene altas capacidades? Esta es una pregunta que muchas familias nos hacen cuando reciben el diagn¨®stico o detecci¨®n de su hijo. Algunos creen que no es bueno decirle nada porque entonces se volver¨¢ soberbio y engre¨ªdo, o que si se lo dicen le van a etiquetar, o que para qu¨¦ dec¨ªrselo si no aporta gran cosa¡
No decirle a una persona, sea esta peque?a o grande, algo que como padre o madre sabes y que representa algo esencial para su autoconocimiento, para su comprensi¨®n del mundo, para poder construir su autoestima con todas las piezas del puzle, no solo es un error, sino que atenta directamente contra la dignidad e integridad de tu hijo. Es negarle u ocultarle su leg¨ªtimo derecho a saber qui¨¦n es.
La experiencia nos demuestra que, tanto en ni?os como en adultos, conocer esta informaci¨®n les tranquiliza, les da las respuestas a los interrogantes que andaban buscando, les aleja del miedo a la diferencia, les apoya en su propia individualidad y en muchas ocasiones evita trastornos graves como el s¨ªndrome de la Disincron¨ªa, el s¨ªndrome de Difusi¨®n de la Personalidad, distorsiones cognitivas y otras patolog¨ªas.
Amparo Acereda, en su libro Ni?os Superdotados se?ala: ¡°La superdotaci¨®n no tiene por qu¨¦ estar unida al estereotipo de problemas o desadaptaci¨®n. Sin embargo, no debemos olvidar que estos pueden emerger, esencialmente, si el superdotado no es reconocido en la escuela, en la familia y en todos los ¨¢mbitos de la sociedad como lo que es, un superdotado¡±.
El ni?o o ni?a con altas capacidades se sabe diferente desde siempre, desde que en la guarder¨ªa no pod¨ªa comunicarse con los otros ni?os porque no le entend¨ªan, desde que propon¨ªa juegos fuera del alcance de los otros, desde que solo a ¨¦l o a ella le asustaban y agobiaban situaciones o est¨ªmulos normales para el resto, desde que comprueba que no puede controlar las l¨¢grimas o la ira ante una injusticia, desde que saborea el aburrimiento en el aula mientras el resto se esfuerza por leer una frase detr¨¢s de otra. Lo saben, pero no pueden definirlo y entonces empiezan a interiorizar que debe haber algo err¨®neo en ellos, algo malo. La diferencia se suele interiorizar e interpretar como peyorativa, como patol¨®gica incluso.
En este escenario emocional y psicol¨®gico, saber que lo que te ocurre no solo no es negativo, sino que hay otros ni?os como ¨¦l, que sienten y piensan y aprenden de la misma manera, que no hay nada de enfermizo ni de extra?o en su forma de ser, que la diferencia es saludable y necesaria y forma parte de la diversidad humana, les tranquiliza, les contiene, les ofrece respuestas, les explica por qu¨¦ les duelen tanto las cosas, por qu¨¦ se aburren infinitamente.
Ning¨²n experto que se precie en el ¨¢mbito de las altas capacidades dir¨¢ lo contrario. Seguramente s¨ª vais a encontrar por ah¨ª, seudoprofesionales que hagan un imp¨²dico exhibicionismo de la m¨¢s ofensiva de las ignorancias acerca de ello. Y os digan que es mejor no decirles nada, que le vais a etiquetar, que se volver¨¢ un pedante, o peor a¨²n, que es mejor no hacer ni decir nada porque tal vez ¡°se les pase¡±. En esta sociedad de la informaci¨®n, hay opiniones para todo, la cuesti¨®n es decidir a qu¨¦ fuente me dirijo para informarme y construir mi propio criterio.
Y quisiera dejar claro que detectar no equivale a etiquetar. Y en todo caso, es un mal menor. Es decir, la detecci¨®n, el diagn¨®stico es imprescindible para saber qu¨¦ necesita ese ni?o o ni?a en t¨¦rminos acad¨¦micos, emocionales y afectivos; necesaria para comprender sus reacciones, para ayudarle a gestionar su hipersensibilidad, para acompa?arle en su proceso de autoaceptaci¨®n.
Lo que no se nombra parece no existir, as¨ª que se vuelve esencial conocer y comprender para poder actuar. La negaci¨®n es una autodefensa muy humana, tan humana como err¨®nea y est¨¦ril que generalmente desemboca en un agravamiento del problema o convierte en problema lo que originalmente no lo era.
Dice la psic¨®loga especializada en sobredotaci¨®n y talento Paula Prober que ¡°saber que eres superdotado, importa. Explicar¨¢ lo que de otra forma podr¨ªa crear confusi¨®n, inseguridad, ansiedad, depresi¨®n, angustia o desesperaci¨®n. Te permitir¨¢ florecer en el mejor ser humano que puedas ser¡±.
El propio Javier Touron asegura que ¡°la felicidad no se puede lograr si uno no sabe qui¨¦n es o como es, o qu¨¦ puede lograr en esta vida. O si lo sabe y le niegan una y otra vez¡±.
Es decir, tener altas capacidades no es un trastorno, ni siquiera un problema. Pero puede convertirse en tal si lo negamos, lo distorsionamos, lo ninguneamos o no lo atendemos. De forma tal que del fracaso escolar de un ni?o superdotado, o de la infelicidad y aislamiento de otro, somos c¨®mplices todos y cada uno de los adultos que formamos su universo social y afectivo.
Ahora bien, habiendo un consenso claro y rotundo en este sentido, la cuesti¨®n es c¨®mo decirlo. Porque tan negativa es la falta de informaci¨®n como la informaci¨®n mal transmitida, sobre todo cuando de ni?os se trata, porque ellos vienen programados para creernos a pies juntillas. Somos su filtro del mundo, su absoluto referente. As¨ª que ten cuidado, no solo con lo que les dices, sino tambi¨¦n con c¨®mo se lo dices, porque te creer¨¢n, siempre, aunque lo dicho atente contra s¨ª mismos y les haga da?o, te creer¨¢n.
Tan importante es esta cuesti¨®n y tanta inquietud despierta entre los padres que nosotros, (Psicolog¨ªa Ceibe) dedicamos un espacio entero en nuestro curso de padres en el nivel II, para detenernos a revisar no solo el c¨®mo lo transmitimos, sino tambi¨¦n que creencias m¨¢s o menos conscientes conviven dentro de nosotros y est¨¢n contaminando la comunicaci¨®n con mi hijo en este sentido.
En l¨ªneas muy resumidas, se trata de transmitirles estas ideas:
- Las altas capacidades son un potencial, tambi¨¦n de ellos depende que lo desarrollen o no, a base de esfuerzo, tenacidad y compromiso.
- No eres raro, eres escaso.
- Tu sensibilidad tambi¨¦n es tan alta como tu potencial, eso tiene ventajas y tambi¨¦n inconvenientes.
- Sigues siendo un ni?o o ni?a, no un semiadulto.
- No te vas a sentir bien con muchos de los ni?os de tu edad, pero tendr¨¢s que esforzarte en encontrar aquellos afines a ti, y cuidar la relaci¨®n.
- No necesitas hacer alarde de tu inteligencia: tienes luces y sombras, como todo el mundo.
- No permitas burlas ni abusos por ser diferente.
- Tienes proyectos, ideas, aficiones que no son los de tu grupo de edad. Y eso est¨¢ bien.
- Tienes derecho a exigir en el aula atenci¨®n diferenciada.
- Tienes derecho a preguntar y responder las veces que necesites.
- Tienes derecho a no aceptar imposiciones y a que te expliquen el porqu¨¦ de una norma.
- Tienes derecho a elegir a tus amigos y con qui¨¦n te relacionas.
- Tienes derecho a decir que eres superdotado o a no decirlo, as¨ª como elegir a quien se lo dices en funci¨®n de tu propio criterio.
- Tienes derecho a ser respetado y aceptado.
- No necesitas ser como lo dem¨¢s, no tienes que comportarte, ni hablar, ni hacer lo mismo que ellos.
- T¨² eres t¨². Y est¨¢ bien as¨ª.
A nuestros hijos se les ense?a a ponerse m¨¢scaras antes de que reconozcan sus propias caras. Se les hace poner sus formas tiernas y flexibles en corazas prefabricadas. Elizabeth Drews
*Olga Carmona es psic¨®loga y fundadora de Ceibe.
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