Jordi ?vole: el triunfo del presentador inc¨®modo

Jordi ?vole (Cornell¨¤ de Llobregat, 1974) tuvo que refugiarse en el cuarto de ba?o nada m¨¢s terminar la entrevista al Papa. Rompi¨® a llorar como remedio a las tensiones y a la sugesti¨®n vaticana. Sab¨ªa ¡ªy no lo dijo¡ª que se hab¨ªa terminado la experiencia de Salvados. Y la entrevista a Francisco representaba el ep¨ªlogo supremo o metaf¨ªsico a 11 temporadas de desgarros sociales, conversaciones, controversias y bestiarios cat¨®dicos: de Villarejo a Puigdemont, de Maduro al etarra Rekarte, aunque el programa m¨¢s ambicioso y elaborado desemboc¨® en un documental estrenado en los cines cuya crudeza est¨¦tica documentaba la traves¨ªa del barco Astral recogiendo supervivientes y cad¨¢veres en el cementerio submarino del Mediterr¨¢neo.

?vole convirti¨® Salvados en una marca, en un estilo, en una categor¨ªa period¨ªstica que transitaba de la calle al palacio y del palacio a la calle, pero ha renunciado a ¡°enterrarse¡± con ¨¦xito en la f¨®rmula. El programa que cre¨® va a sobrevivirle en la misma cadena (La Sexta) y con otro director (Gonzo) mientras ¨¦l busca nuevos est¨ªmulos. Necesitaba marcharse, pero todav¨ªa no ha decidido lo que quiere hacer. Lo que s¨ª sabe es que la entrevista al Papa ¡ª4,1 millones de espectadores¡ª representaba el fin de un camino, a semejanza de una revelaci¨®n.Y no porque ?vole haya cuestionado su propio ate¨ªsmo, pero s¨ª permaneci¨® tres d¨ªas encerrado, enclaustrado, en un hotel a la vera de San Pedro. Prepar¨¢ndose la entrevista con el escr¨²pulo met¨®dico de siempre. Y asimilando m¨¢s que nunca su posici¨®n de excepcionalidad: ¡°El periodismo que puedo desempe?ar es el que siempre hab¨ªa querido y so?ado. Hago lo que quiero, pero no hablo desde la arrogancia, sino desde la consciencia de ser un privilegiado¡±.

M¨¢s informaci¨®n

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La hagiograf¨ªa dom¨¦stica de ?vole contiene la epifan¨ªa del joven periodista ¡ªten¨ªa un a?o¡ª dirigiendo delante del televisor con el dedo el himno de Espa?a en el estupor de la muerte de Franco, aunque la primera experiencia vocacional acreditada se remonta a los 12 a?os, cuando el estudiante de EGB present¨® un documentad¨ªsimo trabajo sobre los acuerdos de pol¨ªtica nuclear que alcanzaron Reagan y Gorbachov. Se viv¨ªa en casa de los ?vole fervor por los diarios y el parte televisivo, se fomentaba una devoci¨®n por la prensa que tanto respond¨ªa al despecho de las restricciones del franquismo como predispon¨ªa atmosf¨¦ricamente la carrera de Jordi.

¡°Periodista y c¨®mico¡±, tal como lo define Wikipedia, acaso remarcando la dimensi¨®n canalla e iconoclasta que ?vole, madre granadina, padre extreme?o, desempe?¨® en la escuder¨ªa de Andreu Buenafuente (2000). Adquiri¨® entonces el avatar de El Follonero. Y lo interpret¨® corrosivamente al pie de la letra, un personaje desconcertante e impertinente que desquiciaba a los interlocutores y que nunca llegaba a alterarle. La flema de ?vole. La dulzura de las formas como camino de seducci¨®n. ¡°Mi naturalidad nunca ha sido buscada. Me expongo como soy, nunca he fingido¡±, explic¨® en una charla con EL PA?S. ¡°No me gusta la crispaci¨®n. A la televisi¨®n le falta sosiego, reflexi¨®n. No me interesan las entrevistas agresivas, sino la conversaci¨®n. Que surjan ideas, que las palabras tengan peso¡±.

El olimpo period¨ªstico de ?vole lo jalonan I?aki Gabilondo, Enric Gonz¨¢lez, Mart¨ª G¨®mez, Carlos Alsina ¡ª¡°nadie entrevista como ¨¦l¡±¡ª, pero destaca entre sus devociones la figura senatorial de Soler Serrano, mito cat¨®dico de los setenta ¡ªy de los cincuenta y de los ochenta¡ª que indag¨® entre las inquietudes y reflexiones de la gran constelaci¨®n cultural. Incluidas las conversaciones con Dal¨ª, Borges, Bertolucci, Cort¨¢zar, Fellini, Marguerite Duras, Forsyth o Buero Vallejo.

Son m¨¢s contempor¨¢neas las inquietudes culturales de ?vole. Lee con especial inter¨¦s a Javier Cercas y David Trueba, se reconoce en el linaje sentimental de los cantautores (Aute, Silvio Rodr¨ªguez y Sabina a la cabeza) y forma parte de los pocos espectadores que disfrutan de la ceremonia de los Goya. No por masoquismo, sino porque ha visto casi siempre las pel¨ªcu?las espa?olas en concurso. Una fidelidad omn¨ªvora que no contradice la adhesi¨®n espec¨ªfica a Pedro Almod¨®var, Le¨®n de Aranoa y Ra¨²l Ar¨¦valo.

Comparte con su hijo de 12 a?os la pasi¨®n ¡ªy el dolor¡ª del Barcelona, pero tambi¨¦n pertenece ?vole a la plataforma de progenitores afectados por el Fortnite, juego adolescente de supervivencia cuya irrupci¨®n en los hogares ha abierto una brecha generacional y tecnol¨®gica que el expresentador de Salvados observa con resignaci¨®n.

Hace balance de estos 11 a?os ?vole. Le resulta frustrante no haber podido entrevistar a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y le desconcierta que sus abundantes detractores le hayan acusado de haber blanqueado a personajes de trayectoria abyecta, cuando no criminal. ¡°La obligaci¨®n period¨ªstica consiste en exponerte a las cosas que te gustan y a las que no te gustan. Y entrevistar a personajes oscuros, a delincuentes, a demonios, en absoluto significa empatizar con ellos. Mi tono no es agresivo, pero mis preguntas procuran ser comprometidas e inc¨®modas. Nunca he blanqueado a nadie. Ni lo pienso hacer en el futuro¡±.