El agua del asteroide Itokawa es igual que la de los oc¨¦anos de la Tierra
Un an¨¢lisis de muestras recogidas en 2005 apoya la teor¨ªa de que la mitad del agua terrestre pudo llegar a bordo de estas rocas del espacio
Hollywood ha dado mala fama a los asteroides. Cuando uno se dirige contra la Tierra solo queda esperar que alguna luminaria de la NASA evite la org¨ªa de muerte y destrucci¨®n. Es probable que los dinosaurios atestiguasen la justicia de esta reputaci¨®n, pero cada vez hay m¨¢s pruebas de que sin estos objetos no habr¨ªa habido vida que destruir en la Tierra.
Las teor¨ªas m¨¢s aceptadas sugieren que hace 3.900 millones de a?os la Tierra sufri¨® un intenso bombardeo de asteroides o cometas. Solo 400 millones de a?os despu¨¦s, un suspiro en t¨¦rminos geol¨®gicos, aparecieron los primeros seres vivos. Los ingredientes b¨¢sicos para la vida, en particular grandes cantidades de agua, pero tambi¨¦n nitr¨®geno, carbono y otros materiales org¨¢nicos, habr¨ªan viajado a bordo de un tipo de meteoritos conocidos como condritas carbon¨¢ceas.
Para llegar a estas conclusiones sobre sucesos tan remotos, los cient¨ªficos han ido acumulando pruebas repartidas por todo el cosmos, como las similitudes entre la atm¨®sfera de nuestro planeta y Tit¨¢n, la lejana luna de Saturno donde los mares son de metano. Pero para completar la historia sobre esta etapa fundamental de la historia de la vida terrestre, faltaba informaci¨®n recogida in situ. Esa informaci¨®n se obtuvo hace ya 14 a?os, en el asteroide Itokawa, pero ha llevado tiempo saber que estaba ah¨ª.
El viaje de exploraci¨®n, que como muchos proyectos de este tipo es una m¨¢quina del tiempo, comenz¨® en 2003 cuando la agencia espacial japonesa (JAXA) lanz¨® la sonda Hayabusa, una misi¨®n que roz¨® el desastre en varias ocasiones. Lleg¨® a Itokawa en 2005 y se pos¨® en su superficie en dos ocasiones para tomar muestras de su suelo. Despu¨¦s, volvi¨® a despegar para retornar a la Tierra con su valiosa carga.
En su momento, el polvo recogido por Hayabusa permiti¨® confirmar que Itokawa era un asteroide de tipo S, la principal fuente de los meteoritos que llegan con mayor frecuencia a la Tierra. Ahora, en un estudio publicado recientemente en la revista Science Advances, Ziliang Jin y Maitrayee Bose, dos investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (EE UU), han utilizado unas pocas part¨ªculas de las recogidas por Hayabusa para concluir que Itokawa y los asteroides de su categor¨ªa contienen grandes cantidades de agua. Seg¨²n ellos, la mitad del agua de los oc¨¦anos de la Tierra lleg¨® en este tipo de objetos celestes hace miles de millones de a?os.
La misi¨®n de Hayabusa pretend¨ªa analizar el asteroide porque se cree que estos objetos son restos sueltos que quedaron de la formaci¨®n del sistema solar. De alguna manera, son f¨®siles de aquel tiempo primigenio y pueden ayudar a entender c¨®mo era nuestro entorno hace miles de millones de a?os. Pese a su aspecto de roca des¨¦rtica, la informaci¨®n extra¨ªda de su superficie indica que contienen m¨¢s agua que la habitual para los cuerpos que orbitan en la parte interior de nuestro sistema planetario.
Las muestras analizadas ten¨ªan un grosor menor que la mitad de un cabello humano
La tarea de Jin y Bose requiri¨® una precisi¨®n extrema. JAXA solo les proporcion¨® cinco muestras diminutas, de un tama?o menor que la mitad de un cabello humano. Para analizarlas, emplearon un tipo de espectr¨®metro de masas nanom¨¦trico que permite analizar la composici¨®n de granos min¨²sculos de mineral con mucha sensibilidad. En un comunicado de su instituci¨®n, Jin afirmaba que ¡°aunque las muestras se recogieron de la superficie, no sabemos d¨®nde se encontraban en el objeto original [Itokawa se desprendi¨® de un asteroide de mayor tama?o], pero nuestra mejor estimaci¨®n es que estaba enterrado a 100 metros de profundidad. Ahora, el asteroide, que orbita entre la Tierra y Marte dando una vuelta al Sol cada 18 meses, tiene un di¨¢metro de algo m¨¢s de 300 metros y una longitud de 500.
La presencia de agua en el sistema solar se ha ido confirmando con observaciones a trav¨¦s de telescopios y con la recogida de muestras por parte de sondas en los ¨²ltimos a?os. La Luna o Marte albergan grandes cantidades de agua, principalmente en forma de hielo, pero tambi¨¦n l¨ªquida. La primera vez que se encontr¨® agua en un asteroide fue en 2010, cuando un equipo de investigadores empleando el Telescopio Infrarrojo de la NASA en Hawaii identific¨® se?ales de hielo y material org¨¢nico. En diciembre del a?o pasado, la misi¨®n OSIRIS-REx hall¨® minerales hidratados en el asteroide Bennu y el consenso cient¨ªfico indica que el agua es com¨²n en este tipo de objetos.
Lo m¨¢s llamativo del agua encontrada en Itokawa es que su marca isot¨®pica es id¨¦ntica a la de la Tierra, un indicio m¨¢s de que nuestros oc¨¦anos pudieron nutrirse del bombardeo de asteroides ricos en el l¨ªquido esencial para la vida.
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