Una estrategia inteligente para la salud mental
Soluciones basadas en inteligencia artificial pueden ayudar a suplir las carencias en atenci¨®n en este ¨¢mbito de la medicina, sin reemplazar a los psic¨®logos o psiquiatras humanos
Hace unos a?os, hacia el fin de su vida, mi padre libr¨® una pelea contra una depresi¨®n profunda. Como m¨¦dico y profesor, no carec¨ªa de acceso a una atenci¨®n de la salud mental. Pero hab¨ªa crecido en una sociedad que estigmatizaba la enfermedad mental, y no estaba dispuesto a buscar ayuda profesional. Como hijo, fue devastador ver sufrir a mi padre. Como investigador de la salud p¨²blica, cobr¨¦ una nueva conciencia de la infinidad de fallas sist¨¦micas en el suministro de atenci¨®n profesional.
Cient¨ªficos de todo el mundo hoy buscan abordar los problemas con la Cuenta atr¨¢s para las enfermedades mentales globales en 2030, una ¡°colaboraci¨®n de monitoreo y responsabilidad de m¨²ltiples actores en el campo de la salud mental¡±, lanzada en febrero pasado. Pero, si bien esta iniciativa es un paso positivo, ignora un elemento clave para una soluci¨®n efectiva: la tecnolog¨ªa avanzada, especialmente la inteligencia artificial (IA).
La oferta de psiquiatras y psic¨®logos cl¨ªnicos es suficiente. Por ejemplo, en Zimbabue, hay apenas 25 profesionales de la salud mental para una poblaci¨®n de m¨¢s de 16 millones de habitantes. Si bien el pa¨ªs ha generado algunas iniciativas innovadoras y ¨²tiles lideradas por la comunidad, como el ¡°banco de la amistad¡±, su escalabilidad es limitada.
La falta de acceso a una atenci¨®n de la salud mental no es un problema exclusivo de los pa¨ªses en desarrollo. En Estados Unidos, casi la mitad de la poblaci¨®n no tiene acceso a una atenci¨®n integral de la salud mental, muchas veces debido a restricciones financieras.
En Zimbabue, hay apenas 25 profesionales de la salud mental para una poblaci¨®n de m¨¢s de 16 millones de habitantes
M¨¢s all¨¢ del acceso, tambi¨¦n est¨¢ la cuesti¨®n del estigma, ejemplificada por la experiencia de mi padre. La evidencia cl¨ªnica indica que el estigma adopta dos formas. La gente que recurre a una atenci¨®n de la salud mental puede enfrentar el estigma p¨²blico en forma de discriminaci¨®n y exclusi¨®n, debido a concepciones err¨®neas end¨¦micas sobre las enfermedades mentales. Cuando esas creencias se internalizan, quienes padecen esas enfermedades quiz¨¢ tambi¨¦n tengan que luchar contra la propia estigmatizaci¨®n: una baja autoestima, una baja autoeficacia y una falta de voluntad para buscar oportunidades productivas.
Las consecuencias de no ofrecer una atenci¨®n adecuada se han subestimado profundamente. Seg¨²n un estudio, las cuestiones de salud mental son responsables de 32,4% de a?os vividos con discapacidad y 13% de a?os de vida por discapacidad (AVAD) ¡ªa?os de vida ¡°saludable¡± perdidos debido a una enfermedad, una discapacidad o, en definitiva, la muerte.
Los costos econ¨®micos son enormes. Seg¨²n un an¨¢lisis de 2015, solo en Estados Unidos, la carga econ¨®mica total ocasionada por la salud mental supera los 210.000 millones de d¨®lares anualmente. M¨¢s de la mitad de esta cifra se atribuye al absentismo en el lugar de trabajo y a las p¨¦rdidas de productividad; otro 5% se atribuye a costos vinculados al suicidio. Los esfuerzos de las empresas para eludir la necesidad de una atenci¨®n de la salud mental record¨¢ndoles a los empleados ejercitar la atenci¨®n probablemente no sean tan ¨²tiles como sostienen sus defensores.
Lo que podr¨ªa ayudar son las soluciones basadas en IA, como los chatbots. Al imitar el lenguaje natural para sostener una conversaci¨®n con un usuario humano, estos sistemas de software podr¨ªan actuar como terapeutas virtuales, y ofrecer consejo y apoyo a quienes no tienen otras alternativas. Un ensayo controlado aleatorio difundido por psic¨®logos cl¨ªnicos de la Universidad de Stanford demostr¨® que los chatbots, a la hora de reducir los s¨ªntomas de la depresi¨®n, eran sustancialmente mejores que una estrategia basada solo en informaci¨®n.
El tipo de atenci¨®n provisional de la salud mental proporcionada por los chatbots ser¨ªa particularmente ¨²til en comunidades con una oferta inadecuada de profesionales capacitados. En un momento de acceso sin precedentes a tel¨¦fonos inteligentes en las econom¨ªas en desarrollo, las soluciones basadas en Internet representar¨ªan un impulso para el acceso a la salud mental.
En Estados Unidos, la carga econ¨®mica total ocasionada por la salud mental supera los 210.000 millones de d¨®lares anualmente
Los chatbots tambi¨¦n podr¨ªan ayudar a superar el problema del estigma, porque pueden interactuar con personas que de otra manera son reacias a buscar atenci¨®n psiqui¨¢trica. Un estudio reciente determin¨® que hasta el 70% de los pacientes est¨¢n interesados en utilizar aplicaciones m¨®viles para auto-controlar y auto-gestionar su salud mental. Una vez que la gente inicia contacto con un chatbot, indica otro estudio, tiende a expresarse m¨¢s libremente que con un terapeuta humano, lo que subraya la prioridad que la gente le asigna a mantener la privacidad y evitar ser juzgada cuando se trata de una cuesti¨®n de salud mental.
Ahora est¨¢ en los cl¨ªnicos, como los psic¨®logos, el colaborar de manera m¨¢s amplia con los desarrolladores de IA. Varias universidades de Estados Unidos ya han lanzado programas que conectan a expertos de ciencias cl¨ªnicas con ingenieros de software. Estas asociaciones deber¨ªan expandirse para incluir a las universidades, especialmente en pa¨ªses con una alta necesidad no satisfecha de atenci¨®n de la salud mental, para respaldar el desarrollo de terapeutas virtuales ling¨¹¨ªstica y culturalmente aptos.
Involucrar a actores m¨¢s diversos en el desarrollo de algoritmos tambi¨¦n ayudar¨ªa a abordar la cuesti¨®n de la discriminaci¨®n racial y de g¨¦nero que ha surgido en la investigaci¨®n de IA. Los investigadores deber¨ªan utilizar grupos de ensayo plenamente representativos, siempre teniendo cuidado de respetar protocolos de privacidad ye responsabilidad estrictos.
Por supuesto, estas iniciativas cuestan dinero. Las empresas de capital de riesgo hoy invierten 3.200 millones de d¨®lares al a?o en investigaci¨®n y desarrollo sobre la salud global. Deber¨ªan ampliar el alcance de sus inversiones para incluir tecnolog¨ªas basadas en IA para el suministro de atenci¨®n psiqui¨¢trica. Tambi¨¦n podr¨ªan financiar competencias entre emprendedores tecnol¨®gicos con conciencia social, para fomentar una mayor innovaci¨®n en este campo.
Sin duda, las intervenciones en salud mental que permite la IA no reemplazar¨ªan ¡ªy no deber¨ªan reemplazar¡ª a los psic¨®logos o psiquiatras humanos. Despu¨¦s de todo, un chatbot no puede proyectar una empat¨ªa real. Lo que puede hacer es examinar a individuos de alto riesgo, como los que tienen ideas suicidas, y potencialmente evitar un comportamiento destructivo en el corto plazo.
La demanda y la necesidad suelen impulsar la innovaci¨®n. Desafortunadamente, eso no ha sido as¨ª en el caso de la atenci¨®n de la salud mental. Es hora de invertir en soluciones de largo plazo, costo-efectivas y escalables para generar una capacidad de atenci¨®n de la salud mental. Ese esfuerzo debe incluir un mayor respaldo de los servicios tradicionales. Pero tambi¨¦n deber¨ªa aprovecharse de tecnolog¨ªas de avanzada como la IA.
Junaid Nabi es investigador en Salud p¨²blica en Brigham and Women¡¯s Hospital y Harvard Medical School, Boston.
Copyright: Project Syndicate, 2019.
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