Porno y adolescentes: ¡°Hay que ense?arles que hay m¨¢s que esta mierda en Internet¡±
El porno tradicional¡± y el 'mainstream' pueden confundir a la juventud en c¨®mo el sexo conecta con las relaciones y el erotismo
"Necesitamos ense?arle a los j¨®venes que hay m¨¢s que esta horrible mierda que se puede ver en Internet". Lo dec¨ªa en una entrevista Sarah Louise, una de las madres protagonistas de Mums Make Porn, el programa que la cadena inglesa Channel 4 estrenaba el pasado 20 de marzo para tratar de visibilizar la necesidad urgente de hacer un porno en el que la mujer no sea menospreciada. Y es que, salvo proyectos contados como el de la cineasta Erika Lust, que apuesta por el feminismo y el empoderamiento de la mujer en sus trabajos, el cine porno ¡°tradicional¡± crea una idea bastante distorsionada de lo que es la sexualidad y el erotismo. Y los adolescentes, incluso preadolescentes, est¨¢n en contacto con ¨¦l. Cada vez antes, y sin que podamos evitarlo, por lo que la informaci¨®n y las herramientas que podamos aportarles son fundamentales para una sexualidad sana.
Las expectativas irreales del porno
Seg¨²n un estudio publicado en 2017 en The Journal of Sex Research, el cine porno genera expectativas irreales a la hora de tratar de alcanzar un orgasmo; especialmente en el caso de las mujeres. Y no solo en este sentido. Tambi¨¦n en cuanto a c¨®mo ¡°actuar¡± o c¨®mo ¡°relacionarse¡± durante las experiencias sexuales, lo que en la adolescencia primero y en la edad adulta despu¨¦s se traduce en la generaci¨®n de unas expectativas respecto a la sexualidad que quedan lejos de la realidad. ¡°El ¡°porno tradicional¡± y mainstream puede confundir a la juventud en c¨®mo el sexo conecta con las relaciones y el erotismo. Est¨¢ ofreciendo una visi¨®n sobre la er¨®tica totalmente err¨®nea y ficticia. Muestra una sexualidad desigualitaria entre los sexos, entre las diversas orientaciones e identidades sexuales, entre las razas, entre los distintos cuerpos. Por otro lado, es una er¨®tica deshumanizada, cosificante, violenta y lo que es m¨¢s relevante para m¨ª, desprovista de intimidad, de comunicaci¨®n, de seducci¨®n y cortejo¡±, cuenta Laura Cruz, psic¨®loga y sex¨®loga y colaboradora del portal de recursos educativos The porn conversation.
Para la sex¨®loga lo m¨¢s irreal es la visi¨®n de la sexualidad femenina: ¡°No se puede apreciar el deseo de la mujer en estas pel¨ªculas y v¨ªdeos. Los gemidos son falsos y est¨¢n desconectados de las sensaciones reales de esas mujeres. Esto tambi¨¦n las puede guiar a ellas a depender de los hombres para obtener placer o priorizar el placer de la pareja sobre el propio¡±. Pero tambi¨¦n los hombres tienen muy definido su papel en este tipo de cine: ¡°Se les muestra como ¡°irresponsables, dominantes, rudos, siempre deseantes y con un apetito sexual voraz e incontrolable¡±, atributos que pueden hacer llegar a creer a un adolescente que es eso lo que se espera de ellos como hombres¡±.
Este tipo de pornograf¨ªa, ampliamente disponible en internet, forma parte de una cultura que tolera la agresi¨®n sexual y la violencia. Desde Geoviolencia Sexual, una herramienta colaborativa del proyecto Feminicidio, recogen los datos de las agresiones m¨²ltiples que se producen en Espa?a desde 2016. Seg¨²n sus datos, en 2018 se produjeron un total de 54 agresiones sexuales m¨²ltiples. En este sentido, seg¨²n Cruz, la pornograf¨ªa parece que puede estar agravando los casos de violencia sexual. ¡°Cada vez escucho m¨¢s historias de abuso sexual e intentos de abuso de la boca de muchas chicas adolescentes a las que atiendo. Veo que empieza a ser algo habitual c¨®mo las tratan los chicos, c¨®mo las abordan, c¨®mo les faltan al respeto, y c¨®mo ellas se quedan tan at¨®nitas que muchas veces no saben ni c¨®mo actuar, con lo que luego se sienten todav¨ªa peor, porque se creen culpables de todo ello por permitirlo¡±, explica.
Durante las charlas y jornadas de educaci¨®n que la sex¨®loga imparte en los colegios e institutos, se encuentra con ni?os y j¨®venes ¡°expectantes y deseosos de escuchar y aprender¡±, pero reconoce que dependiendo del nivel evolutivo, su comportamiento cambia. ¡°Los m¨¢s peque?os, sexto de Primaria o primero de ESO, alrededor de los 12 a?os, se r¨ªen mucho, bromean, se ponen nerviosos, se hacen los graciosos, a veces son incluso ¡°provocadores¡±. Las chicas suelen ser m¨¢s vergonzosas, pero tambi¨¦n m¨¢s respetuosas, su acercamiento a la sexualidad es diferente¡±, cuenta Cruz, para quien es el s¨ªntoma m¨¢s claro de que no hemos avanzado tanto, ¡°que seguimos con la misma doble moral sexual y que continuamos educando a nuestros peques con diferencias de roles muy marcadas con respecto a la sexualidad¡±. Sobre los m¨¢s mayores, cuarto de ESO y Bachillerato, opina que ya van madurando. Lo ve en las preguntas m¨¢s concretas, en su curiosidad por los mitos de la sexualidad o por su capacidad de reflexi¨®n, sin embargo, tambi¨¦n encuentra en los debates que se generan en dichas jornadas ¡°un gran ¡°machismo¡± latente en las aulas, que se traduce tambi¨¦n en una grave homofobia. ¡°Queda a¨²n mucho por hacer¡±, se lamenta.
Una cuesti¨®n de educaci¨®n
Laura Cruz considera ¡°imprescindible y necesario que todas las personas puedan acceder a una educaci¨®n sexual cient¨ªfica e integral desde la infancia¡±. Seg¨²n la experta, est¨¢ demostrado que las personas que la reciben retrasan el inicio de sus primeras relaciones, y lo hacen de una manera m¨¢s consciente y libre. ¡°Una persona que se conoce, acepta su sexualidad y la de los dem¨¢s como parte integral del ser humano. Si ha sido educada en la diversidad sexual y amorosa, en la ¨¦tica del consentimiento, en igualdad, y en la realidad sobre qu¨¦ es el sexo, las sexualidades y la er¨®tica, ser¨¢ capaz de tener un pensamiento cr¨ªtico y flexible sobre lo que le est¨¢n vendiendo a trav¨¦s de la pornograf¨ªa mainstream. Por eso la educaci¨®n previa va a influir de manera positiva siempre¡±, se?ala.
Aunque no es f¨¢cil. Los miedos de las familias respecto al tema sexual y al porno complican el acceso a esa educaci¨®n en el hogar. ¡°Generalmente, las familias suelen tener fantasmas que tienen que ver sobre todo con que pierdan la inocencia o se hagan precoces. A que se les inculquen ideas o creencias contrarias a los suyas¡±, apunta Laura Cruz, quien destaca que entre los miedos sobre la sexualidad de los hijos m¨¢s habituales se encuentran la condici¨®n sexual de los hijos, la masturbaci¨®n, el env¨ªo de fotos o v¨ªdeos propios con contenido sexual o las pr¨¢cticas ¡°de riesgo¡±.
Con respecto a la pornograf¨ªa, el informe Menores e Internet: la asignatura pendiente de los padres espa?oles, elaborado por la plataforma Qustodio, apunta a que es a partir de los nueve a?os cuando las familias empiezan a preocuparse por el acceso de sus hijos a material pornogr¨¢fico. Para Laura Cruz esta cuesti¨®n se reparte entre las familias que est¨¢n convencidas de que sus hijos ¡°no lo ven¡±, o que son demasiado peque?os como ¡°para estar con eso¡±, lo que se traduce seg¨²n la sex¨®loga en una falsa sensaci¨®n de realidad; y las familias que empiezan a ser conscientes de que s¨ª acceden al porno, ya sea voluntariamente o de manera accidental o casual. ¡°En general las familias est¨¢n bastante asustadas, porque se sienten abrumadas por no saber qu¨¦ ven y de qu¨¦ manera, y de si esto les est¨¢ influyendo en la propia visi¨®n de la sexualidad que van a tener y en c¨®mo les va a afectar ante sus propias relaciones sexuales¡±, expone. En cualquier caso, y dado que no podemos dar la espalda a la realidad, Laura Cruz insiste en la necesidad de informar y de educar en valores como el de la intimidad, la igualdad, la diversidad, la lealtad, la salud y el consentimiento.
Qu¨¦ podemos hacer
Es un hecho que el porno existe y que es susceptible de ser consumido, de ah¨ª que una educaci¨®n sexual previa sea tan importante para disminuir el riesgo de que se produzca una interiorizaci¨®n err¨®nea de lo que es la sexualidad. Laura Cruz da algunas recomendaciones para las familias:
- Hablar con nuestros hijos e hijas sobre sexualidad y sobre pornograf¨ªa a edades tempranas, y educarles para que sepan ser reflexivos con lo que ven, y que sean respetuosos con los derechos de los dem¨¢s.
- Podemos contribuir tambi¨¦n hablando de otro tipo de pornograf¨ªa. El movimiento post-porn est¨¢ intentando cambiar todo esto. Tambi¨¦n hay directoras, como Erika Lust, que hacen una pornograf¨ªa con un discurso real y ¨¦tico sobre la sexualidad, adem¨¢s de que muestran una sexualidad diversa, y no basada en el modelo imperante y tradicional, coitocentrista, genitalizado, finalista y faloc¨¦ntrico.
- Demandar a los centros educativos que cuenten con profesionales de la sexolog¨ªa para que desarrollen programas, cursos y talleres sobre educaci¨®n sexual, ya sea de forma p¨²blica ¨Clo ideal¨C o privada.
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