Tuvimos buenos momentos
Se cumplen 75 a?os de la creaci¨®n del FMI, el organismo m¨¢s criticado y menos querido
Existen al menos tres momentos en los que las historias de Espa?a y del Fondo Monetario Internacional (FMI) se entrecruzan. El primero es el a?o 1959, cuando se aprueba el Plan de Estabilizaci¨®n que cambiar¨¢ para siempre la pol¨ªtica econ¨®mica de nuestro pa¨ªs, olvidando la miserable autarqu¨ªa franquista que hab¨ªa durado m¨¢s de dos d¨¦cadas y que le hab¨ªa arruinado; unos meses antes Espa?a hab¨ªa ingresado en el FMI, que actuar¨¢ como asesor t¨¦cnico y como prestamista de la operaci¨®n. A destacar la visita que el director gerente del organismo multilateral Per Jacob?son hizo a un general Franco pr¨¢cticamente analfabeto en el territorio de lo econ¨®mico, en el palacio del Pardo.
El segundo jal¨®n ocurre en 1982. Felipe Gonz¨¢lez ha ganado las elecciones generales por mayor¨ªa absoluta y se encuentra con un pa¨ªs que pr¨¢cticamente est¨¢ estancado, con una inflaci¨®n del 14%, una tasa de paro del 17%, un elevado d¨¦ficit exterior, una hemorragia de reservas de divisas que hu¨ªan del experimento socialista por falta de confianza en el mismo y un d¨¦ficit p¨²blico del 5,5% del PIB. Fue entonces cuando Gonz¨¢lez dijo aquello de que ¡°no consentir¨¦ que Espa?a vaya a la quiebra ni que tenga que intervenir el FMI para evitarla¡±. E inici¨® un programa de ajuste. Tras esas declaraciones, parte de la prensa internacional identificar¨¢ al Gabinete socialista espa?ol como compuesto por ¡°j¨®venes nacionalistas¡±.
El tercer hito es muy reciente: en 2008 el mundo entra en la Gran Depresi¨®n. El FMI (que en este caso no act¨²a solo, sino acompa?ado por la Comisi¨®n Europea y el Banco Central Europeo, en lo que se denomin¨® ¡°la troika¡± y ¡°los hombres de negro¡±) ha de intervenir en pa¨ªses como Grecia, Portugal, Irlanda o Chipre, y en varios pa¨ªses del este de Europa como Hungr¨ªa, Polonia, Letonia y Ucrania. Espa?a se libra de ese tipo de intervenci¨®n (quiz¨¢ porque era demasiado grande para quebrar), pero en 2012 se firma el llamado ¡°memorando de entendimiento¡± por el que sus socios de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria le proporcionan una p¨®liza de cr¨¦dito de 100.000 millones de euros para capitalizar el sistema financiero a cambio de una bater¨ªa de reformas estructurales; entre ellas, la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico.
?A qu¨¦ viene recordar esto ahora? Porque en unos d¨ªas se iniciar¨¢n las celebraciones del 75? aniversario de la creaci¨®n del organismo multilateral, con aquella disputa intelectual tan interesante entre el representante del norteamericano Roosevelt, Harry Dexter White, y el economista m¨¢s renombrado del siglo XX, el brit¨¢nico John Maynard Keynes. Lo cuenta el profesor Pablo Mart¨ªn-Ace?a en una espectacular Historia del Fondo Monetario Internacional (editorial Catarata), recientemente publicada. En la misma se describen las distintas etapas de una de las instituciones m¨¢s atacadas y vilipendiadas del planeta, se?alada por sus cr¨ªticos como responsable de parte de la pobreza y la desigualdad en el mundo a trav¨¦s de sus pol¨ªticas de talla ¨²nica, con escasos defensores en los Gobiernos de los 189 pa¨ªses que la componen, en la academia y mucho menos en la ciudadan¨ªa.
A pesar de todo ello, el FMI sigue existiendo. Mientras haya crisis econ¨®micas y desequilibrios financieros, dice Mart¨ªn-Ace?a, se necesitar¨¢ un prestamista de ¨²ltima instancia internacional. Cuando se cierran todos los mercados, all¨ª est¨¢ el Fondo. Y uno recuerda, por ejemplo, lo que ahora est¨¢ pasando en Argentina. ?Sobrevivir¨¢ el FMI a otros 75 a?os, en una coyuntura en la que el mundo pasa por un momento de desglobalizaci¨®n, donde se extienden las democracias iliberales y el unilateralismo, y el proteccionismo ha dejado de ser de ¡°baja intensidad¡± como en las d¨¦cadas anteriores? Christine Lagarde, su actual directora gerente (la ¨²nica mujer en estas siete d¨¦cadas y media de existencia de la organizaci¨®n), parece haberse transformado en un personaje de Marcel Proust en En busca del tiempo perdido y, m¨¢s all¨¢ de la tradicional preocupaci¨®n por la estabilidad financiera de los pa¨ªses, ha incorporado a sus reflexiones conceptos como los del crecimiento inclusivo, la lucha contra la desigualdad y la emergencia clim¨¢tica. ?Ser¨¢ suficiente para esa supervivencia y para su centralidad?
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