La hospitalidad como derecho
El profesor senegal¨¦s Felwine Sarr reflexiona sobre una sociedad en movimiento, la acogida entre distintas culturas y la humanidad como comunidad
¡°Nuestro mundo est¨¢ cada vez m¨¢s afectado por la movilidad, por sociedades cada vez m¨¢s cosmopolitas, lo que nos hace relativizar las culturas y vislumbrar una sociedad nueva¡± afirma Felwine Sarr, acad¨¦mico, escritor y m¨²sico senegal¨¦s. Es docente de la Universidad Gaston Berger de Saint-Louis, en Senegal, y su primer libro traducido al castellano, Afrotop¨ªa, cuestiona todas las im¨¢genes, clich¨¦s y estereotipos que marcan y lastran a ?frica desde hace siglos. Igualmente, es, junto a la historiadora francesa B¨¦n¨¦dicte Savoy, autor del informe encargado por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, sobre la restituci¨®n de los bienes robados por Francia a ?frica durante el periodo colonial.
¡°No hay una crisis de migraciones sino de los Estados-naci¨®n que no son capaces de dar respuestas adecuadas ante este movimiento, a esta movilidad que caracteriza a la sociedad actual¡±, opina el acad¨¦mico durante su participaci¨®n en un Conversatorio en torno a la hospitalidad junto a la fil¨®sofa y profesora de la Universtat Oberta de Catalunya Marina Garc¨¦s, celebrado el 13 de junio en Medialab Prado de Madrid en el marco de las jornadas Grigri pixel, en las que colabora Casa ?frica. Para Sarr, ¡°debajo de todo esto hay una crisis de la sociedad. Una sociedad que hemos construido en oposici¨®n al otro. Somos, nos identificamos frente al otro. Nos aferramos a la pertenencia al suelo, al ius solis: porque he nacido aqu¨ª, porque vivo aqu¨ª, porque mis antepasados son de aqu¨ª¡ En cambio, se impone construir un mundo com¨²n, una comunidad humana no basada en la pertenencia a un suelo, sino a un mundo que tenga una historia com¨²n¡±.
"Acoger implica renunciar a cosas y espacios propios"
¡°Es una vieja pr¨¢ctica en todas las sociedades acoger al que llega, no digo extranjero, sino al que llega de fuera. Aunque este h¨¢bito est¨¦ presente en todas las culturas, no es algo sencillo porque implica aceptar que alguien sea un intruso en un espacio individual y privado, lo que significa renunciar a cosas propias¡±. Por eso hay una tensi¨®n entra la temporalidad de la hospitalidad y las renuncias del que acoge, ¡°esto plantea una cuesti¨®n moral: acoger al otro, al que viene de fuera, que a veces tiene usos y lenguas diferentes, que es alguien que no conocemos¡±.
El profesor tambi¨¦n quiso ahondar en el t¨¦rmino xenofobia y buce¨® en su origen, cuando la palabra griega xeno se refer¨ªa al hu¨¦sped. ¡°El estatuto del otro no estaba ligado al concepto de extranjero sino al de hospitalidad y poco a poco se ha deslizado hacia el extranjero mientras que en su acepci¨®n primera tiene m¨¢s que ver con la relaci¨®n de hospitalidad. Esa acogida puede ser considerada como un conocimiento del otro. Por eso, en la hospitalidad se reduce la alteridad y el otro se nos hace cercano por una relaci¨®n de acogida, y ya no es alguien lejano¡±.
Esto lleva a preguntarnos c¨®mo hacemos del extranjero alguien cercano. ¡°Cada cultura es distinta. Los ritos de acogida var¨ªan. A veces, como es el caso de Senegal, se hace a trav¨¦s de la comida. El compartir la comida acerca al otro, lo introduce en la intimidad. Siempre hay c¨®digos culturales que hacen del que pasa delante de la casa un hu¨¦sped. Si la relaci¨®n perdura en el tiempo, el riesgo, entonces, es encerrar al otro en una condici¨®n de alteridad infinita y la pregunta es c¨®mo evitarlo¡±.
"De ah¨ª que el que es acogido tenga que hacer algo similar, es una relaci¨®n de deuda. El que es acogido tambi¨¦n debe dar algo a la sociedad que le recibe¡± insiste Sarr. A ¨¦l no le gustan t¨¦rminos como integraci¨®n o asimilaci¨®n ¡°porque tanto el que acoge como el que es acogido comparten¡± y esos t¨¦rminos niegan esta realidad. ¡°Adem¨¢s, hemos visto c¨®mo las pol¨ªticas de integraci¨®n fracasan en todas partes¡±.
"Mientras las leyes nacionales se hacen menos acogedoras, los individuos se hacen m¨¢s hospitalarios"
¡°Generalmente, cuando hay una crisis de hospitalidad general, los acogidos pueden reaccionar contra las leyes nacionales. Mientras normativas se hacen menos acogedoras, los individuos se hacen cada vez m¨¢s hospitalarios. Hay una tensi¨®n entre los Estados-naci¨®n y los individuos¡±, enfatiza el profesor que opina que m¨¢s que como un deber, la hospitalidad hay que pensarla como un derecho. "Kant dijo que todo extranjero tiene derecho a no ser tratado como un enemigo. Esta verdad, que ser¨ªa algo b¨¢sico, no se respeta y por eso, en los ¨²ltimos a?os, se han producido 40.000 muertes en las fronteras europeas. Las fronteras matan a individuos¡±, asevera. En contraposici¨®n a eso, ¡°la hospitalidad se puede convertir en un deber frente a la vida que se ve amenazada, una obligaci¨®n de cuidado de estas vidas fr¨¢giles¡±.
No se puede olvidar que cualquier persona puede convertirse en extranjera. "En cuanto me pongo en movimiento puedo convertirme en uno¡±, se?ala. Por eso, Sarr cree que hay que recobrar los relatos globales permiten pensar en un destino com¨²n de la humanidad "porque permiten pensar en comunidad.
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