La educaci¨®n en derechos humanos: un reto fuera y dentro del aula
La construcci¨®n de una nueva ciudadan¨ªa tambi¨¦n se aprende m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito escolar, desde los medios de comunicaci¨®n, las actividades extracurriculares y en el trabajo
En este momento existe un consenso acerca de los valiosos e innumerables aportes que tiene educar en derechos humanos y ciudadan¨ªa. Nadie cuestiona su importancia y contribuci¨®n para el futuro de la regi¨®n iberoamericana. Sin embargo, ?est¨¢ inserta en todos los curr¨ªculos en Iberoam¨¦rica? ?Cuentan todos los centros educativos con planes de estudio o unidades did¨¢cticas que hagan referencia a la educaci¨®n en derechos humanos y ciudadan¨ªa? ?Qui¨¦nes son los responsables de favorecer su aprendizaje?
Es muy dif¨ªcil dar respuesta a todas las preguntas sin un an¨¢lisis mucho m¨¢s profundo. Sin embargo, el interrogante que s¨ª podemos valorar con mayor convencimiento y sin necesidad de una investigaci¨®n m¨¢s exhaustiva es qui¨¦nes son los garantes de la educaci¨®n en derechos humanos y ciudadan¨ªa.
Sin olvidar la decisiva importancia de los gobiernos nacionales y locales, no cabe duda que el rol protagonista recae en la comunidad educativa: docentes, alumnos, madres y padres de familia, directores y administradores, principalmente. Pero no solo. La educaci¨®n en derechos humanos no es un fen¨®meno aislado. La construcci¨®n de una nueva ciudadan¨ªa tambi¨¦n se aprende fuera del ¨¢mbito escolar, desde los medios de comunicaci¨®n, las actividades extracurriculares, en el trabajo, con los espacios culturales que compartimos con los amigos, con las redes sociales o con las organizaciones. Existe todo un desaf¨ªo, tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de los centros. T¨¦rminos como diversidad, justicia, tolerancia, igualdad, interculturalidad, vulnerabilidad o paz tambi¨¦n se aprenden fuera del aula.
En este sentido, tenemos que terminar de convencernos de que la educaci¨®n en derechos humanos no es un simple ejercicio de ense?anza de cu¨¢les son los derechos que tenemos, sino que es todo un proceso m¨¢s amplio que necesita de alumnos y ciudadanos sensibilizados e implicados en la promoci¨®n, defensa y garant¨ªa de los mismos.
La idea de responsabilidad compartida de la que habla la Agenda 2030 se ve reflejada en iniciativas de todo tipo, como el Premio Iberoamericano de Educaci¨®n en Derechos Humanos ?scar Arnulfo Romero, que este a?o va ya por su tercera edici¨®n. Es una iniciativa conjunta entre la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (OEI), la Fundaci¨®n SM y los ministerios de Educaci¨®n de la regi¨®n con el objeto de reconocer el trabajo de instituciones educativas que han actuado de manera ejemplar en la promoci¨®n y defensa de los derechos humanos a trav¨¦s de la educaci¨®n en centros escolares y en organizaciones de la sociedad civil.
Nos ense?an a convivir desde peque?os, en diferentes contextos, pero continuamos aprendiendo siempre, cada d¨ªa, y eso hace que nuestra participaci¨®n democr¨¢tica sea un activo como ciudadanos
El nombre del premio le viene dado de San Romero de las Am¨¦ricas, como popularmente se le conoce. Monse?or Romero fue un arzobispo salvadore?o que muri¨® asesinado en 1980 mientras oficiaba una misa, un hito que para muchos desencaden¨® la guerra civil en el pa¨ªs que dur¨® 12 a?os y dej¨® tras de s¨ª unos 100.000 muertos. Fue canonizado el pasado 14 de octubre de 2018, convirti¨¦ndose as¨ª en el primer santo de El Salvador. Su ejemplo como firme defensor de los derechos humanos y continuas denuncias de las situaciones de violencia e injusticia de los m¨¢s desfavorecidos le han valido ser un referente, no solo en El Salvador, sino en toda la regi¨®n iberoamericana. Nos encontramos aqu¨ª con un ejemplo de derechos humanos y ciudadan¨ªa desde una figura religiosa. Porque cualquier persona puede contribuir.
Nos ense?an a convivir desde peque?os, en diferentes contextos, pero continuamos aprendiendo siempre, cada d¨ªa, y eso hace que nuestra participaci¨®n democr¨¢tica sea un activo como ciudadanos. Abel P¨¦rez Rojas, escritor y educador mexicano dice que ¡°la participaci¨®n social es pieza clave en la educaci¨®n permanente de las personas¡±. No resulta sencillo delimitar qu¨¦ porcentaje de responsabilidad tienen los centros educativos, nuestros padres o tutores, los amigos o la televisi¨®n, en su contribuci¨®n a que las personas puedan establecer un di¨¢logo, tomar decisiones, evitar conflictos, generar confianza o incluso votar.
Uno de los ganadores de la segunda edici¨®n del Premio Iberoamericano de Educaci¨®n en Derechos Humanos fue Infant, instituci¨®n sin fines de lucro de Per¨², que trabaja para promover, defender y garantizar el ejercicio pleno de los derechos de infancia. Ni?as, ni?os y adolescentes de la comunidad desarrollan actividades de sensibilizaci¨®n y cuidado del medioambiente, que no solo les benefician a ellos, sino a sus propias familias y a todos los habitantes de esa localidad. De esta experiencia galardonada no deja de impresionarnos c¨®mo los m¨¢s j¨®venes pueden llegar a involucrarse en la sociedad en la que viven, su respeto al medioambiente y su compromiso para construir una ciudadan¨ªa activa y transformadora, un movimiento silencioso al que a nivel mundial ha puesto voz Greta Thunberg, la ni?a sueca de 15 a?os que ha puesto de manifiesto la protesta adolescente contra la inacci¨®n de los Gobiernos frente al cambio clim¨¢tico.
Construir una sociedad iberoamericana m¨¢s justa y equitativa requiere de una doble inversi¨®n de esfuerzos. De la educaci¨®n en derechos humanos y ciudadan¨ªa que recibamos va a depender la igualdad de oportunidades, la democracia, el medioambiente sostenible o la inclusi¨®n de la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable de la regi¨®n. A simple vista, parece crucial dicha inversi¨®n. El respeto por los derechos humanos y la cultura democr¨¢tica de la poblaci¨®n en Iberoam¨¦rica est¨¢ en manos, por un lado, del compromiso de los ministerios de educaci¨®n, la contribuci¨®n de los centros educativos, el liderazgo de los directores y la formaci¨®n de los docentes, aunque por otro lado, la preparaci¨®n y pensamiento de la presente y futuras generaciones tambi¨¦n depende, y mucho, de otro conjunto de actores y de la realidad que nos rodea fuera de las cuatro paredes de los diferentes niveles de la educaci¨®n formal y que nos va a permitir tambi¨¦n un verdadero cambio.
Juan Jos¨¦ Leal Mart¨ªnez es t¨¦cnico de Educaci¨®n de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (OEI).
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