Defender el derecho a defender los derechos humanos en Am¨¦rica Latina

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Derechos humanos en la encrucijada

¡°Esto es solo la punta del iceberg¡±

Colombia registra el asesinato de un l¨ªder social cada tres d¨ªas desde la firma de la paz con las FARC

Primer tratado de derechos humanos

Levantarse y organizarse contra compa?¨ªas mineras, discriminaci¨®n por motivos de g¨¦nero, y la censura impuesta por gobiernos; movilizar la resistencia, por el derecho a amar a quien elijas, defender la herencia territorial que viene de tus ancestros y enfrentar amenazas y da?o f¨ªsico; ser etiquetado como enemigo de Estado solo por el intento de asegurar un debido acceso a agua, saneamiento, un h¨¢bitat adecuado, entre otras muchas necesidades b¨¢sicas para el ser humano; presenciar c¨®mo tu familia, tus colegas caen a lo largo de la regi¨®n, uno a uno, por defender los derechos que hoy son privilegios para tan pocos, aun cuando se tomen como una obviedad para tantas personas. Defender derechos humanos: una tarea tit¨¢nica en el mejor de los casos, y una condena de muerte, en el peor.

En 2018, el a?o en que conmemoramos el 20? aniversario de la Declaraci¨®n sobre Defensores de Derechos Humanos, asumir este papel en Am¨¦rica Latina significa navegar un mar turbulento, desprovistos de las garant¨ªas de protecci¨®n del Estado, sin respuestas adecuadas, mientras arrastran la preocupaci¨®n y el dolor de que los derechos de miles de personas sean vulnerados a diario.

Mientras, bajo las olas, una corriente sobre la que leemos a diario, va y viene: desde los Acuerdos de paz en Colombia, en 2018, 331 defensores de derechos humanos nos han sido arrebatados. En Honduras, 123 han muerto desde el golpe de Estado de 2009 y 33 de estos casos se dieron despu¨¦s de que le quitaran la vida a la defensora Berta C¨¢ceres, quien se opon¨ªa a la explotaci¨®n del medio ambiente de parte de industrias extractivas.

Recientemente, en Nicaragua m¨¢s de 300 personas han sido asesinadas en contexto de protesta social, en oposici¨®n al Gobierno actual. M¨¢s a¨²n: durante la reciente consulta regional realizada en Lima por el relator de Naciones Unidas para las personas defensoras de derechos humanos, Michel Forst, a principios de agosto, los patrones de violencia e impunidad utilizados hacia activistas de Paraguay, Chile, Ecuador y Per¨² se asemejan mucho a los que enfrentan las personas en aquellos pa¨ªses donde la violencia contra defensores se visibiliza m¨¢s, como Colombia y Honduras.

Es innegable que los ataques contra defensores debilitan las bases de las democracias, lo que se vuelve a¨²n m¨¢s preocupante en aquellas que sostienen a Estados fr¨¢giles

A partir de estas estad¨ªsticas, es claro que los l¨ªderes y las lideresas sociales de Am¨¦rica Latina est¨¢n en posici¨®n de jaque frente a una grave crisis. Es innegable que los ataques contra defensores debilitan las bases de las democracias, lo que se vuelve a¨²n m¨¢s preocupante en aquellas que sostienen a Estados fr¨¢giles.

Lo grave de esta situaci¨®n es que las altas tasas de muertes de defensores de derechos humanos se han vuelto tan normales y parte basal de las discusiones, que no hay espacio para celebrar las importantes victorias que han alcanzado junto con sus comunidades.

En Argentina, por ejemplo, el Senado se acerc¨® m¨¢s que nunca antes en la historia a legalizar el aborto para los embarazos de hasta 14 semanas. El movimiento #NiUnaMenos, que parti¨® en 2015 para posicionar la violencia contra la mujer en una sociedad conservadora fue, en gran medida, responsable de este ¨¦xito.

En Costa Rica, entretanto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos marc¨® un hito al presentar los resultados y sus conclusiones frente a la opini¨®n consultiva que aclara las obligaciones de los Estados suscritos a la Convenci¨®n Americana de Derechos Humanos, respecto del derecho a contraer uniones civiles, matrimonio por parejas del mismo sexo, a la vez que entrega lineamientos sobre las bases para el derecho a la identidad. El apoyo y la presi¨®n de los activistas LGTBIQ fue esencial para visibilizar la necesidad de desarrollar un marco regional en este sentido.

Finalmente, en un contexto donde la impunidad es la norma, el juicio contra los imputados como autores materiales del asesinato de Berta C¨¢ceres est¨¢ programado para iniciar en septiembre. Esto fue posible solo gracias a la incansable b¨²squeda de justicia de parte de quienes integran el COPINH, la comunidad Lenca, y las organizaciones nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos y el medioambiente.

Cerca del 84% de las muertes de defensores de derechos humanos fueron precedidas de actos de violencia

En el 20? aniversario de la Declaraci¨®n de las personas defensoras de los derechos humanos, deber¨ªamos sentir a quienes fueron arrebatados de nuestro lado, pero nunca dejar de celebrar los movimientos que inspiraron frente a toda adversidad. El entender el impacto nos permite honrar su legado y nos recuerda el camino que tenemos por delante para alcanzar sociedades m¨¢s justas. La clave est¨¢ en respetar y reconocer p¨²blicamente sus contribuciones para avanzar en nuestras construcciones democr¨¢ticas, asegurando la protecci¨®n de quienes nos defienden, para que puedan realizar su trabajo.

A trav¨¦s del desarrollo de pol¨ªticas p¨²blicas interseccionales, que consideren las causas estructurales de la violencia; que apunten a una debida implementaci¨®n; que cuenten con suficiente apoyo financiero y pol¨ªtico, podemos aspirar a tener las sociedades que aspiramos quienes defendemos derechos humanos.

A¨²n m¨¢s: estas pol¨ªticas deber¨ªan implicar la debida investigaci¨®n de las amenazas contra defensores apenas estas son reportadas. Cerca del 84% de las muertes de defensores de derechos humanos fueron precedidas de actos de violencia como agresiones en canales digitales, agresiones verbales, notas o correos electr¨®nicos con amenazas, ataques o desplazamiento.

Est¨¢ndares como aquellos documentados en las declaraciones de personas defensoras de derechos humanos destacan la protecci¨®n y garant¨ªa de derechos para todos quienes realizan esta labor o se ven en necesidad de apelar a ella. En este 20? aniversario, esta declaraci¨®n se debe adoptar y cumplir por los Estados de Am¨¦rica Latina, traduci¨¦ndose en pol¨ªticas p¨²blicas que fortalezcan nuestras capacidades para responder a las necesidades de quienes, en alg¨²n momento realicen actividades de defensa de los derechos fundamentales, ya sea frente a una crisis pol¨ªtica o econ¨®mica puntual, o en su vida cotidiana.

Esto, porque defender derechos humanos debe ser un esfuerzo colectivo de apoyo mutuo para construir un futuro m¨¢s brillante y pavimentar los caminos de la dignidad humana.

Alex McAnarney es directora de comunicaci¨®n del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil)

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