La sociedad decente
La pol¨ªtica econ¨®mica no se regir¨¢ solo por viejos indicadores como el PIB, sino por el llamado bienestar general
VIVIMOS EN UN R?GIMEN de tiempo perdido. Hay especialistas en empantanarlo. Secuestradores del tiempo. Ese tipo de gente con la que te pones a hablar cinco minutos y cuando te das cuenta hemos vuelto atr¨¢s cinco siglos. Est¨¢s en el medievo, de tapas por la reconquista de Granada o tomando una fabada con Don Pelayo. Y, eso s¨ª, poniendo a parir la ¡°memoria hist¨®rica¡±. Son pocos, pero los cenizos se han hecho con gran parte de la conversaci¨®n p¨²blica, con el inestimable apoyo de intelectuales y coment¨®cratas afines a un exot¨¦rico liberalismo intolerante.
?Estamos a tiempo? es el t¨ªtulo de una obra de la estirpe de las luci¨¦rnagas que nos ayuda a rescatar el tiempo, otro tiempo, con relumbres de John Berger ilustrados por Sel?uk Demirel. Ah¨ª se dice: ¡°Paciencia, paciencia, porque los grandes movimientos de la historia siempre han comenzado en esos peque?os par¨¦ntesis que denominamos ¡®mientras tanto¡±.
Mientras tanto. Mientras tanto, con el tiempo varado en los repartos de poder o en el bucle simb¨®lico de un lazo amarillo o en un juicio con evocaci¨®n de ¡°auto de fe¡±, apenas existe en el tiempo de Espa?a el tiempo real. Los grandes desaf¨ªos. Los grandes colapsos. Lo que de verdad est¨¢ en juego en la vida de la gente y del planeta. Por ejemplo, el dilema entre un modelo de sociedad 4.0, la de una cuarta revoluci¨®n industrial, el infocapitalismo, dominada por plut¨®cratas y que ahonda desigualdades, o la sociedad 5.0, un modelo de democracia colaborativa, ambientalista, centrada en el bienestar. ?De qu¨¦ habla nuestra comentocracia? Me temo que estamos en peligro de abismar en pensamiento 0.0, entrando al trapo a las macanas de los carcamales.
Mientras tanto, hay que tratar de salir de esta deshora en la que nos quieren enjaular. Mientras tanto, buscar el tiempo real, el tiempo en vilo, el tiempo creativo. Podemos encontrarlo justo en las ant¨ªpodas, y no es una iron¨ªa. Llama la atenci¨®n lo poco que se ha hablado de Nueva Zelanda y de esa revoluci¨®n positiva, a contracorriente, que significa el ¡°presupuesto del bienestar¡±. La pol¨ªtica econ¨®mica no se regir¨¢ solo por viejos indicadores como el PIB, sino por el llamado GWB (general ?well-being) o bienestar general. No creo en los milagros pol¨ªticos, aunque mi excepci¨®n contempor¨¢nea es Jacinda Ardern, la laborista que lidera el Gobierno neozeland¨¦s. En el ¨²ltimo encuentro de Davos dej¨® mudo a todo el parnaso de expertos. No me extra?a. Ves sus intervenciones y parece que se limpia en la pantalla la costra acumulada de mentiras y miedos.
El presupuesto del bienestar, aprobado en mayo, no es una quimera. Est¨¢ planteado con rigor, y con fondos econ¨®micos, a partir del marco de est¨¢ndares de vida (LSF, en ingl¨¦s). Los cinco campos prioritarios de bienestar son: transici¨®n a una econom¨ªa sostenible y ecol¨®gica; el impulso a la innovaci¨®n superando las brechas sociales; la elevaci¨®n de ingresos y oportunidades a los maor¨ªes; poner fin a la pobreza infantil, y el apoyo al bienestar mental con atenci¨®n especial a los menores.
A John Berger le gustaba mucho un poema sobre el tiempo que terminaba diciendo: ¡°Quisiera desarmar el tema / como un soldado que desmontara su fusil¡±. Esa es la sensaci¨®n que uno tiene con la obra en marcha, excepcional, de Albino Prada: El despilfarro de las naciones (Clave Intelectual, 2017) y Cr¨ªtica del hipercapitalismo digital (Catarata, 2019). Doctor en Econom¨ªa, profesor, y miembro de ATTAC, Albino Prada desarma con una paciencia aliviadora los dogmas establecidos, y transmite con cierto gozo, a la manera del soldado que desmonta el fusil, su cr¨ªtica de los cerrojos que atrancan la agenda para ¡°una sociedad decente¡± y para una ¡°ciudadan¨ªa global¡±.
El maestro Ant¨®n Costas incluye a Albino Prada en la categor¨ªa de worldly philosophers, en la estela de Keynes. La de quienes suman a una mirada universal y l¨²cida el aliento moral. Hay una decencia laboriosa en cada uno de los an¨¢lisis y argumentos por los que el autor nos encamina en la b¨²squeda de una sociedad decente. Sin sectarismos, liberando a Hayek o a Marx de los intransigentes. ?C¨®mo vibra de actual la idea del ¡°trabajo emancipado¡± que Marx formul¨® en 1847! ¡°Una naci¨®n es verdaderamente rica cuando en vez de 12 horas se trabajan 6¡±.
La ruptura del contrato social. Las amenazas ecol¨®gicas. La descivilizaci¨®n machista y xen¨®foba. El aumento brutal de las desigualdades. Este absurdo destiempo. ?Y mientras tanto? Como en las ant¨ªpodas, Espa?a podr¨ªa alumbrar la ¡°sociedad decente¡±.
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