?El sue?o americano o la pesadilla centroamericana?
Am¨¦rica vive un desolador panorama migratorio generado por la violencia pol¨ªtica de sus propios pa¨ªses
La desconsoladora imagen de los migrantes salvadore?os Oscar y su peque?a hija Valeria ahogados en el r¨ªo Bravo. Las fotograf¨ªas de ni?as, ni?os y adolescentes enjaulados en centros de detenci¨®n estadounidenses, calificados por la congresista dem¨®crata Alexandria Ocasio Cortez como ¡°campos de concentraci¨®n¡±, en los cuales cinco ni?os guatemaltecos han muerto en los ¨²ltimos meses. Las im¨¢genes de miles de centroamericanos enfrent¨¢ndose a la represi¨®n policial y recorriendo el territorio mexicano en sucesivas caravanas, tras la salida de la primera de ellas el 12 de octubre de 2018 desde la ciudad hondure?a de San Pedro Sula.
Ante este panorama, ya no parece apropiado hablar de migrantes en busca del sue?o americano sino m¨¢s bien huyendo de una pesadilla centroamericana y de un contexto que las pol¨ªticas estadounidenses han tenido un papel fundamental en generar a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria bajo la administraci¨®n de Trump no ha frenado mucho menos el fen¨®meno. En 2017, durante el primer a?o de mandato de Trump, 294.000 personas del norte de Centroam¨¦rica (Guatemala, Honduras y El Salvador) solicitaron asilo o refugio, un incremento del 58% con relaci¨®n a 2016.
¡°Somos pobres, no hay trabajo aqu¨ª, por eso se fue mi hija pero lastimosamente la mataron¡± explicaba la madre de Claudia Patricia G¨®mez, la joven ind¨ªgena guatemalteca de 19 a?os asesinada por un agente de la patrulla fronteriza de Estados Unidos el a?o pasado. Para muchas personas migrantes el motivo principal para enfrentarse a este peligroso viaje sigue siendo la pobreza y la falta de oportunidades econ¨®micas. Como ya se?alaba Johan Galtung en los a?os sesenta, podemos interpretar esta falta de oportunidades como sintom¨¢tica de una situaci¨®n de violencia estructural. Tambi¨¦n en los ¨²ltimos a?os, hay que sumar el actual escenario de emergencia clim¨¢tica, con el Corredor Seco Centroamericano como ¨¢rea altamente vulnerable, donde las poblaciones que ya no pueden cubrir sus necesidades de alimento, se ven obligadas a migrar con impactos bien diferenciados para hombres y mujeres.
Al mismo tiempo, un n¨²mero creciente de personas salen de su pa¨ªs huyendo de la violencia del narcotr¨¢fico y las pandillas criminales. Las v¨ªctimas de este tipo de violencia se enfrentan a una tasa espeluznante de homicidios, adem¨¢s de sufrir extorsiones, violencia sexual y abuso de autoridad. Esto ha sido recogido por una sentencia reciente que ha obligado al Gobierno salvadore?o a reconocer la existencia del desplazamiento interno por violencia y establecer un protocolo para la coordinaci¨®n de las distintas instituciones del Estado para apoyar a las v¨ªctimas, aunque sigue siendo insuficiente.
Sin embargo, apuntar ¨²nicamente a las maras, pandillas u otras bandas de actores ilegales puede ocultar parte de la realidad: la violencia pol¨ªtica tambi¨¦n desempe?a un papel importante. En Honduras el golpe de Estado de 2009, apoyado por Estados Unidos, desat¨® una fuerte crisis econ¨®mica y pol¨ªtica y una interminable represi¨®n militar y policial. No se puede separar la violencia pol¨ªtica de la violencia criminal, especialmente en los denominados narcoestados. ¡°La crisis como consecuencia del golpe de 2009 marc¨® el inicio de un nuevo ciclo. A la crisis pol¨ªtica sigui¨® la crisis econ¨®mica, se vivi¨® un aumento de la narcoactividad, de los niveles de violencia y un repunte del militarismo, que se produjo coincidiendo con un aumento de la corrupci¨®n y una agudizaci¨®n del modelo econ¨®mico neoliberal-extractivista, asfixiante para la poblaci¨®n¡±, se?ala Yolanda G¨®nzalez, investigadora de la organizaci¨®n hondure?a ERIC-SJ (Equipo de Reflexi¨®n, Investigaci¨®n y Comunicaci¨®n).? Por esa raz¨®n, es importante trabajar para fortalecer a las organizaciones hondure?as que luchan contra la corrupci¨®n, como forma de devolver a la sociedad su poder y luchar contra la desigualdad.
No se puede separar la violencia pol¨ªtica de la violencia criminal, especialmente en los denominados narcoestados.
Aunque la mayor parte del enfoque medi¨¢tico en el mundo sobre la migraci¨®n se relaciona con la crisis migratoria a Estados Unidos, tambi¨¦n las crisis pol¨ªticas como las de Nicaragua y Venezuela han provocado migraciones masivas dentro de la regi¨®n. En cuanto a los desplazamientos internos, El Salvador entr¨® en 2018 en la lista de los diez pa¨ªses m¨¢s afectados por desplazamientos internos, con al menos un 54% de mujeres. Es as¨ª que el desplazamiento interno afecta de forma desproporcionada a las mujeres, por el hecho de que deben desplazarse con sus n¨²cleos familiares, mientras los hombres suelen desplazarse solos. Ellas se enfrentan a riesgos espec¨ªficos durante su trayecto, como la violencia sexual y la trata de personas a manos de grupos criminales. De igual forma, desde 2014 existe una presencia cada vez m¨¢s importante de menores no acompa?ados en las rutas migratorias.
Tanto para las personas que migran a otros pa¨ªses como para las que se desplazan internamente, existe una fuerte estigmatizaci¨®n, y los estados centroamericanos no est¨¢n respondiendo de una manera adecuada con servicios especiales que podr¨ªan facilitar la reubicaci¨®n. Ante estos intentos fallidos, las organizaciones sociales debemos seguir desempe?ando un papel fundamental para luchar contra la impunidad en caso de violaciones de derechos humanos, prevenir al m¨¢ximo la violencia juvenil y promover una cultura de paz.
Equipo de Reflexi¨®n, Investigaci¨®n y Comunicaci¨®n
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