El c¨¢ncer se previene desde antes de nacer
Aunque todav¨ªa no han encontrado evidencias sobre los factores de riesgo, investigar el origen de los tumores en la etapa embrionaria y fetal ocupa cada vez m¨¢s a los m¨¦dicos e investigadores
Cada a?o, entre 1.000 y 1.500 ni?os de entre 0 y 14 a?os son diagnosticados de c¨¢ncer en Espa?a. "?Por qu¨¦ a mi hijo? ?Qu¨¦ hemos hecho que se lo haya causado, o qu¨¦ no hemos hecho que le haya afectado?" Este sentimiento de culpa -que aflora aunque esta no exista- y la idea de que podr¨ªa haber habido alguna manera de evitar la enfermedad, es habitual en los padres cuando reciben el impacto del diagn¨®stico. Los dem¨¢s nos preguntamos si es posible determinar los agentes causantes y en qu¨¦ medida son responsables; y anhelamos la respuesta porque ayudar¨ªa a evitar la aparici¨®n de la enfermedad y sus consecuencias. Con los conocimientos actuales, la ciencia a¨²n no puede identificar las causas concretas para el desarrollo del c¨¢ncer infantil, salvo en algunos tumores con una predisposici¨®n gen¨¦tica o asociados a determinadas enfermedades. Pero los investigadores no albergan dudas respecto a la necesidad de profundizar en las causas, ni respecto a la idea de que la prevenci¨®n de la enfermedad empieza antes de nacer.
?Qu¨¦ pasa cuando el feto est¨¢ en desarrollo?
El desarrollo embrionario es, por definici¨®n, la etapa m¨¢s cr¨ªtica de la vida. "Es el momento en el que las c¨¦lulas se dividen m¨¢s veces y en el que la madre debe protegerse mejor para evitar problemas. Cuando se desarrolla el embri¨®n, cada una de las c¨¦lulas generan m¨¢s c¨¦lulas. Si alguna est¨¢ da?ada, el problema se trasladar¨¢ y persistir¨¢ en muchas otras que se generen de ella. Si en los adultos los problemas aparecen en unas pocas c¨¦lulas, en el feto es en cientos de miles. El impacto es mucho mayor en el descendiente que en la madre", explica ?scar Fern¨¢ndez-Capetillo, bioqu¨ªmico y jefe del Grupo de Inestabilidad Gen¨®mica del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO). Francisco Real, jefe del Grupo de Carcinog¨¦nesis Epitelial del mismo centro, recuerda que en el desarrollo embrionario evolucionamos de una sola c¨¦lula hasta alcanzar los 3 kilos de ellas: "El n¨²mero de divisiones celulares durante la gestaci¨®n es brutal, y se pueden producir errores en la copia de la informaci¨®n gen¨¦tica porque el cambio es enorme", explica el investigador.
Los efectos de la fase embrionaria en las dem¨¢s etapas de la vida se engloba desde los a?os noventa bajo el concepto de programaci¨®n intrauterina, tambi¨¦n conocida como hip¨®tesis de Barker, que fue descubierta al investigar enfermedades metab¨®licas como la diabetes. La idea de la investigaci¨®n era identificar los problemas del feto que podr¨ªan afectar en la enfermedad en la edad adulta. "Seg¨²n esta teor¨ªa, las madres con problemas metab¨®licos tienen una alta probabilidad de que sus hijos los desarrollen muchos a?os despu¨¦s. Ese campo es hasta ahora el m¨¢s estudiado", se?ala Fern¨¢ndez-Capetillo, cuyo grupo de investigaci¨®n descubri¨® en 2009 la relaci¨®n entre el proceso embrionario y la velocidad del envejecimiento.
?Podr¨ªamos decir, entonces, que somos lo que nuestra madre ha comido? Para Jaime Font de Mora, jefe de Grupo de Investigaci¨®n cl¨ªnica y traslacional en c¨¢ncer del Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria La Fe de Valencia, no hay duda. "Incluso antes de la propia concepci¨®n, el estilo de vida de la madre condiciona la maduraci¨®n de sus ovocitos, que se inici¨® durante su propio desarrollo embrionario en el seno de su madre y que, antes del proceso de fecundaci¨®n, ha tenido su ¨²ltima maduraci¨®n. Incluso cambios epigen¨¦ticos provocados por toxinas y pesticidas como el DDT, ampliamente usado en la agricultura en el pasado y prohibido desde hace d¨¦cadas, que alteran la expresi¨®n de genes, persisten generaciones despu¨¦s de haberse discontinuado su uso. Sin embargo, el mayor impacto en la aparici¨®n del c¨¢ncer infantil se debe a alteraciones espont¨¢neas de manera natural que los cient¨ªficos seguimos intentando elucidar", subraya este investigador.
La dif¨ªcil tarea de conocer los efectos del ambiente
En los ¨²ltimos a?os, los avances cient¨ªficos permiten considerar el ambiente como un factor clave en varios tipos de c¨¢ncer. En 2005, un estudio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) sobre las condiciones ambientales de 2.500 ni?os fallecidos por c¨¢ncer, publicado en la revista Epidemiology and Community Health, revolucion¨® la investigaci¨®n que relaciona contaminaci¨®n medioambiental y c¨¢ncer infantil, sugiriendo un mayor control de los centros de emisi¨®n de contaminantes, especialmente de butadieno y de mon¨®xido de carbono. Desde entonces, la ciencia y la medicina tratan de averiguar la relaci¨®n entre contaminaci¨®n medioambiental y la aparici¨®n de c¨¢ncer infantil. En Espa?a, la Unidad de Salud Medioambiental Pedi¨¢trica del Hospital Virgen de Arrixaca de Murcia es pionera en elaborar una cuidadosa historia cl¨ªnica ambiental en relaci¨®n con la aparici¨®n de la enfermedad.
"Cuando un ni?o tiene c¨¢ncer, al igual que pasa por una cl¨ªnica gen¨¦tica, ahora tambi¨¦n pasa por nuestra unidad para hacer la evaluaci¨®n del riesgo", dice Juan Antonio Ortega, jefe de la unidad, para qui¨¦n la hip¨®tesis ambiental es clave para entender este doloroso mal. Aunque sus trabajos sobre los efectos ambientales empezaron hace veinte a?os de la mano del doctor Josep Ferris, pediatra jubilado de La Fe de Valencia, todav¨ªa se considera una l¨ªnea incipiente en investigaci¨®n. "Se debe a la visi¨®n cautelar de la prevenci¨®n del c¨¢ncer, pero ahora empieza a o¨ªrse algo, el c¨¢ncer infantil como enfermedad ambiental es una idea que est¨¢ cogiendo fuerza. Los grupos de investigaci¨®n internacionales se?alan que hay un crecimiento sostenido de casos, y el factor m¨¢s potente es la pobreza, que se asocia a una mayor tasa de tabaquismo, m¨¢s exposici¨®n a agentes qu¨ªmicos, a drogas, a las industrias con emisiones que se distribuyen en los barrios m¨¢s deprimidos...", sostiene Ortega.
En 2001 comenz¨® a trabajar en los casos que llegan a su consulta con la historia cl¨ªnica ambiental. "Todos los ni?os pacientes tienen derecho a ella para dirimir factores de riesgo y reducir o eliminar segundos tumores o reca¨ªdas, tan frecuentes en los ni?os con c¨¢ncer. Esta herramienta se usa en lugares como California. Tenemos una recopilaci¨®n de datos cuidadosa, con historias del embarazo y de la etapa posnatal. Muchas enfermedades del adulto como el c¨¢ncer y en la poblaci¨®n infanto-juvenil se escriben en unos periodos de la vida ¨²nicos y exclusivos de la vida como la gestaci¨®n", se?ala el m¨¦dico.
?Igual en adultos que en ni?os?
La mayor¨ªa de los tumores pedi¨¢tricos se originan en el desarrollo embrionario, y algunas mutaciones importantes para el desarrollo del c¨¢ncer en el adulto pueden desencadenarse tambi¨¦n en el desarrollo embrionario, "por lo que tiene sentido hablar de prevenci¨®n del c¨¢ncer antes de nacer", sostiene Real. "La enfermedad es el resultado de mutaciones en los genes. Hay pruebas que demuestran que el perfil gen¨¦tico de un c¨¢ncer se establece a?os antes de ser diagnosticado, y est¨¢ demostrada la existencia de factores transgeneracionales. Hay beb¨¦s que nacen con mutaciones producidas durante el desarrollo embrionario y que no solo son heredadas de los padres. Ahora sabemos que en los tejidos normales de los reci¨¦n nacidos las mutaciones son numerosas y pueden producir c¨¢ncer, pero todav¨ªa desconocemos c¨®mo lo hacen", explica este catedr¨¢tico del departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra.
Pese a conocerse que el c¨¢ncer pedi¨¢trico tiene su origen en los fallos del proceso de diferenciaci¨®n, muerte controlada y divisi¨®n de las c¨¦lulas durante el desarrollo embrionario, la ciencia todav¨ªa no puede dar una respuesta a los factores que lo desencadenan. "Pueden ser factores ambientales, pero todav¨ªa est¨¢n pobremente identificados. En alrededor del 10% de los casos, pueden deberse a uno o varios genes heredados. Estos c¨¢nceres con origen en el desarrollo embrionario se manifiestan durante el propio desarrollo embrionario, o la infancia e incluso la adolescencia", explica Font de Mora. Para ¨¦l, la prevenci¨®n basada en una vida saludable debe iniciarse antes de la concepci¨®n: ejercicio y dieta equilibrada, evitar el tabaco, el exceso de bebidas alcoh¨®licas y la exposici¨®n a la radiaci¨®n y agentes qu¨ªmicos. "Son factores cuyo impacto no es del todo conocido pero que son habituales en la vida moderna, como en aerosoles y tintes de todo tipo, disolventes o bisfenol derivado de pl¨¢sticos", a?ade.
Se impone la cautela. La prevenci¨®n del c¨¢ncer en el desarrollo embrionario y fetal todav¨ªa no constituye, seg¨²n Fern¨¢ndez-Capetillo, una tendencia en investigaci¨®n. "Aunque el campo de la epidemiolog¨ªa atiende a los factores de riesgo, el peso est¨¢ en desarrollar terapias, entender la resistencia y c¨®mo funcionan los tratamientos m¨¢s que en la prevenci¨®n", sostiene este bioqu¨ªmico, que comparte que los factores de riesgo que podr¨ªan afectar en la etapa embrionaria son los mismos que en los adultos.
El investigador subraya que "protegerse de todas las pr¨¢cticas de riesgo es el ¨²nico ¨¢ngulo que tenemos para abordarlo ahora mismo. La edad, el peso al nacer o la obesidad de la madre son factores basados en muy pocos datos y en correlaciones muy d¨¦biles. No hay nada especial que sea m¨¢s mut¨¢geno en el embarazo que en la etapa adulta, la ¨²nica diferencia est¨¢ en que la etapa es m¨¢s cr¨ªtica. Si hay un factor que evidencia a todos los dem¨¢s es el tabaco. En comparaci¨®n, la alimentaci¨®n o la contaminaci¨®n tienen un peque?o impacto. Tengo claro que prohibir fumar vale m¨¢s que cien institutos de investigaci¨®n", concluye el investigador del CNIO.
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