Reencarnaciones falangistas
Pilar Primo de Rivera en el cuerpo de Roc¨ªo Monasterio, de Vox
El 23 de julio se celebraba la primera investidura fallida (de dos) de Pedro S¨¢nchez y estuve la mayor parte de la ma?ana pegada a la radio y al televisor, como un t¨ªo abuelo m¨ªo que ve¨ªa por la tele los partidos del Athletic de Bilbao, con el transitor a todo volumen pegado a la oreja. Pero ese d¨ªa era tambi¨¦n el decimonoveno aniversario de la muerte de Carmen Mart¨ªn Gaite. Con tanta excitaci¨®n pol¨ªtica, casi se me pasa por alto, hasta que me top¨¦ con un art¨ªculo de Lara Hermoso en la revista Jot Down que me salv¨® de tanta desaz¨®n. La periodista reflexiona sobre las dedicatorias de los libros de Mart¨ªn Gaite, en las que va ¡°enhebrando su vida¡±: la relaci¨®n con su querida hermana Ana, con Rafael S¨¢nchez Ferlosio, el duelo por la muerte de su hija Marta. Y pas¨® que, leyendo a Hermoso, se me olvid¨® la investidura y me fui a la estanter¨ªa para buscar a Mart¨ªn Gaite. Pero los ecos de nuestra pol¨ªtica actual me acompa?aban porque acab¨¦ eligiendo, entre todas sus obras, los Usos amorosos de la posguerra espa?ola (Anagrama, 1986). Y ah¨ª me encontr¨¦ con Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera. Y con su hermana Pilar. Dos figuras que cobran nueva vigencia, desgraciadamente, en los tiempos que corren.
No hace mucho Javier Ortega Smith recordaba a Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, diciendo que fue ¡°un magn¨ªfico patriota, un gran ide¨®logo pol¨ªtico, que se enfrent¨®, como nos estamos enfrentando todos, a los enemigos de la patria¡±. Carmen Mart¨ªn Gaite no mira con tanto arrobo al l¨ªder fascista y se?ala c¨®mo ¡°fue abiertamente contrario a la emancipaci¨®n de la mujer¡±. A?ade, para ilustrarlo, esta cita de un discurso del ide¨®logo, faro pol¨ªtico y moral de Ortega Smith: ¡°No entendemos que la manera de respetar a la mujer consista en sustraerla de su magn¨ªfico destino... El hombre es torrencialmente ego¨ªsta; en cambio la mujer casi siempre acepta una vida de sumisi¨®n¡±. Su hermana Pilar, nos cuenta Mart¨ªn Gaite, supo perpetuar estas ideas durante el franquismo a trav¨¦s de la Secci¨®n Femenina: con sus consignas, su control f¨¦rreo de las costumbres, sus cursos de formaci¨®n obligatorios con asignaturas indispensables en la formaci¨®n femenina, como estos que menciona la autora: Religi¨®n, Cocina, Formaci¨®n familiar y social, Corte y Confecci¨®n, Floricultura, Ciencia dom¨¦stica, Costura, etc. Pilar Primo de Rivera defend¨ªa la sumisi¨®n sobre todas las cosas: ¡°En lo tocante a la exaltaci¨®n del magn¨ªfico destino de la mujer abnegada, nadie hubiera podido seguir las huellas del maestro con mayor ortodoxia que Pilar¡±, explica la autora. Impuso la obediencia, el servicio al hombre y a la Patria e hizo, de esa normatividad moral, ley. Us¨® toda la fuerza de su linaje y su instituci¨®n para perpetuar la opresi¨®n de la mujer durante generaciones. Ya sabemos que no por ser mujer con poder se es feminista.
En el ep¨ªlogo de esta obra, Mart¨ªn Gaite habla de c¨®mo a principios de los sesenta ¡°toda jovencita que se tildara de moderna devoraba El segundo sexo", de Simone de Beauvoir. Muchas mujeres iban adoptando abiertamente actitudes que contraven¨ªan las Consignas de Pilar y salieron a las calles de Espa?a a manifestarse para conseguir los derechos de los que ahora disfrutamos. Veo a Roc¨ªo Monasterio y a otras mujeres del partido acompa?ando a los hombres de Vox, esos hombres que nos quieren arrebatar los derechos que tanto cost¨® conseguir, y me imagino el disgusto de Mart¨ªn Gaite si viera revolotear feliz, entre ellos, al esp¨ªritu de Pilar.
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