Colonos lunares de ocho patas
El env¨ªo de tard¨ªgrados a la Luna es la ¨²ltima idea de bombero de los magnates visionarios empe?ados en cambiar el mundo
Acabamos de enterarnos de que los primeros animales no humanos ya han llegado a la Luna, como puedes leer en Materia. Por desgracia para ellos, viajaban en la misi¨®n israel¨ª Beresheet, que se estamp¨® contra el suelo lunar a 700 kil¨®metros por hora por un fallo en el sistema de frenado. Lo m¨¢s probable es que murieran en el impacto, aunque nadie puede asegurarlo. Los animales en cuesti¨®n se llaman tard¨ªgrados (u osos de agua, o cerditos del musgo), y pese a esos seud¨®nimos miden en realidad menos de un mil¨ªmetro y tienen ocho patas. Su resistencia a las condiciones extremas (deshidrataci¨®n, radiaci¨®n, falta de ox¨ªgeno) es tal que no se puede descartar que hayan sobrevivido al desastre y est¨¦n ahora en estado de animaci¨®n suspendida, esperando a que mejore la situaci¨®n para revivir. Es un escenario de ciencia ficci¨®n, pero no resulta incompatible con la extraordinaria biolog¨ªa de estos primitivos parientes de los artr¨®podos (insectos, gambas, ara?as).
Enviar tard¨ªgrados a la Luna es seguramente una idea de bombero, al menos en el estado actual de la exploraci¨®n espacial. Y el bombero parece haber actuado en solitario. Se trata del empresario norteamericano Nova Spivak, de 50 a?os, cofundador de la Arch Mission Foundation (fundaci¨®n de la misi¨®n del arca), una organizaci¨®n nacida en 2015 para esparcir repositorios del conocimiento humano por todo el sistema solar. El a?o pasado puso en ¨®rbita una copia de la Wikipedia. Y tambi¨¦n coloc¨® en la misi¨®n Beresheet una ¡°librer¨ªa lunar¡± de 30 millones de p¨¢ginas, que tal vez siga intacta tras el malogrado aterrizaje. Lo que nadie sab¨ªa es que hab¨ªa metido en esa misma nave varios miles de osos de agua vivos. Y ¡°nadie¡± quiere decir nadie: ni siquiera el director cient¨ªfico de la misi¨®n, Oded Aharonson, conoc¨ªa esa parte del cargamento, como revela el art¨ªculo de Materia. Por lo dem¨¢s, tanto Spivak como los responsables de Beresheet han rodeado el asunto de un escudo de opacidad digno de un secreto de Estado. La primera misi¨®n privada a la Luna no solo termin¨® hecha a?icos, sino que llevaba en su interior una carga secreta de seres vivos, c¨¦lulas y muestras de ADN del propio Spivak y otras dos docenas de personas seleccionadas por el magnate.
La inyecci¨®n de capital privado en la exploraci¨®n espacial est¨¢ resultando un soplo de aire fresco para las agencias espaciales, siempre acogotadas por la cicater¨ªa presupuestaria, pero tambi¨¦n ha introducido en los proyectos una notable dosis de arbitrariedad por parte de los socios capitalistas que los financian. Ideas de bombero. Son bien conocidas las ocurrencias de Elon Musk, fundador de la firma de cohetes Spacex y de la f¨¢brica de autom¨®viles el¨¦ctricos Tesla, como por ejemplo mandar al espacio uno de sus coches. Un caso m¨¢s reciente, y m¨¢s rodeado de flecos oscuros, es el del financiero Jeffrey Epstein, ca¨ªdo ahora en desgracia por las acusaciones de tr¨¢fico sexual que penden sobre su cabeza.
La iniciativa privada en la exploraci¨®n espacial est¨¢ resultando un soplo de aire fresco
El sue?o de Epstein, informa The New York Times, era propagar su propio ADN por la especie humana, mediante la inseminaci¨®n de mujeres en su gigantesco rancho de Nuevo M¨¦xico. ¡°Mujeres¡± puede significar aqu¨ª ni?as de 14 a?os. Epstein es un fervoroso practicante del transhumanismo, una especie de ideolog¨ªa que pretende mejorar la poblaci¨®n humana con la ayuda de la ingenier¨ªa gen¨¦tica y la inteligencia artificial. La mejor manera de hacerse una idea del personaje es que Epstein considere que sembrar a la humanidad con su propio ADN sea una forma de mejora de la especie. Pero el Times tambi¨¦n documenta que es un mentiroso compulsivo, o un ¡°ilusionista serial¡±. Y que logr¨® seducir a parte de la ¨¦lite cient¨ªfica, como el premio Nobel Murray Gell-Mann, descubridor de los quarks; el cosm¨®logo y te¨®rico Stephen Hawking; el evolucionista Stephen Jay Gould; el neur¨®logo Oliver Sacks; el genetista de vanguardia George Church y el Nobel de F¨ªsica Frank Wilczek. Los cient¨ªficos reciben como agua de mayo cualquier dinero que sirva para financiar sus proyectos.
Y eso, dinero, es lo que ten¨ªa Epstein a espuertas. Tambi¨¦n lo tienen Spivak, Musk y unos pocos magnates visionarios m¨¢s. Al resto de la especie humana, y tambi¨¦n a los tard¨ªgrados, solo nos queda esperar en un estado de animaci¨®n suspendida a que alg¨²n millonario tenga la pr¨®xima idea de bombero.
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