Ummo: el mayor caso de ovnis en Espa?a que acab¨® en esc¨¢ndalo sexual
A mediados de los setenta, un suceso acaecido en la periferia de Madrid era tema habitual en revistas, programas de radio y espacios televisivos. Un suceso ufol¨®gico complejo, con ramificaciones de abusos. Hoy, algunos siguen creyendo en aquellos extraterrestres
El lunes 7 de febrero de 1966, Aluche amaneci¨® conmocionado. Periodistas y curiosos se acercaron al lugar para preguntar por un supuesto objeto volante no identificado que la tarde anterior se habr¨ªa posado en esa popular barriada madrile?a. ¡°Los testigos, sin duda quemados por tantas y tantas historias como se han dicho acerca de los platillos volantes, no han querido afirmar que se trate de uno de estos artefactos. Pero afirman rotundamente y coinciden en decir que no era ni un avi¨®n ni un helic¨®ptero¡±, afirmaba el diario El Caso, que se hizo eco de la noticia sin comprometerse demasiado con el acontecimiento. ¡°Por nuestra parte ni afirmamos ni negamos este relato que, una vez m¨¢s, puede llevar a los campos de las historias de la ciencia-ficci¨®n. El hecho concreto e innegable es que hay dos testigos y una porci¨®n de terreno chamuscado que hablan de la aparici¨®n de un extra?o objeto volador ayer domingo en Madrid¡±. Lo que s¨ª confirmaban desde ese peri¨®dico era que ni el observatorio de Madrid ni la torre de observaci¨®n de Barajas hab¨ªan registrado ning¨²n objeto volante sin identificar ese d¨ªa y a esa hora. Lo que no sab¨ªan en ese momento era que se estaba empezando a construir el mayor caso de ovnis en Espa?a: por duraci¨®n, por impacto, por la cantidad de gente que estuvo vinculada y por el eco que tuvo en el extranjero.
Fotograf¨ªas, informes mecanografiados, llamadas de tel¨¦fono, contactismo¡ El caso Ummo era tan inusual, original e inapelable, que algunos uf¨®logos se atrevieron a calificarlo como ¡°el caso perfecto¡±
A pesar de la sorpresa de los madrile?os, la visita extraterrestre de febrero de 1966 no pill¨® desprevenidos a los asistentes a la tertulia ufol¨®gica de la Ballena Alegre. En ese local, situado en el s¨®tano del caf¨¦ Lion, a pocos metros de la Plaza de Cibeles de la capital, se celebraban semanalmente unas charlas sobre objetos volantes no identificados y vida alien¨ªgena que dirig¨ªa Fernando Sesma. Este hombre era funcionario de Correos y creador de la Sociedad de los Amigos del Espacio BURU, cuya consigna en lo que al tema se refiere era: ¡°Cre¨¦rselo todo hasta que no se demuestre lo contrario¡±.
Desde hac¨ªa alg¨²n tiempo, a dicha tertulia ¨Cfrecuentada por aficionados a los temas paranormales, por dramaturgos de la talla de Buero Vallejo y, c¨®mo no, por miembros de la polic¨ªa secreta franquista¨C, hab¨ªan empezado a llegar mensajes mecanografiados remitidos por seres extraterrestres procedentes de un planeta al que llamaban Ummo. En ellos, los ummitas compart¨ªan sus conocimientos cient¨ªficos con los terr¨ªcolas, les hablaban de su planeta, les informaban de que algunos de ellos viv¨ªan en la Tierra junto a los humanos y que, adem¨¢s del aterrizaje de Aluche de 1966, una nave ummita ser¨ªa visible unos meses m¨¢s tarde en San Jos¨¦ de Valderas, tambi¨¦n en Madrid.
Dicho y hecho. La tarde del 1 de junio de 1967, sobre los castillos de esa localidad madrile?a ¨Cque en la actualidad son un centro cultural y el museo del vidrio de Alcorc¨®n¨C, apareci¨® una imponente nave circular que, seg¨²n los testigos que dijeron presenciarlo, mostraba en su panza el mismo signo con el que los ummitas firmaban sus comunicaciones, dos par¨¦ntesis enfrentados, unidos por una franja horizontal atravesada por otra vertical: )+(.
Horas despu¨¦s del acontecimiento, Antonio San Antonio, periodista del diario Informaciones, recibi¨® una llamada en la redacci¨®n. Una persona que no quiso identificarse dijo haber sido testigo del hecho y haber tomado im¨¢genes del objeto volador. Si le interesaban, las fotograf¨ªas estaban depositadas a su nombre en una tienda de la zona de Carabanchel. El periodista se desplaz¨® hasta all¨ª, recogi¨® el sobre con los negativos y public¨® las fotograf¨ªas en el diario con el t¨ªtulo: ¡°?Platillos volantes sobre Madrid? Centenares de personas los vieron ayer en las cercan¨ªas de la capital¡±.
Expertos que dieron veracidad al relato
Si bien algunos uf¨®logos, como el gallego ?scar Rey Brea, pusieron en duda la veracidad de las fotograf¨ªas de San Jos¨¦ de Valderas argumentando, entre otras cosas, que las tiras de negativos hab¨ªan sido cortadas y no mostraban n¨²meros correlativos, la mayor¨ªa de expertos en ovnis dieron por buenas las im¨¢genes. Tampoco se quisieron escuchar aquellas voces que afirmaban que los informes ummitas no conten¨ªan datos cient¨ªficos relevantes, sino informaciones que, en algunas ocasiones, ya se hab¨ªan publicado en revistas cient¨ªficas extranjeras dif¨ªciles de conseguir en la Espa?a de la ¨¦poca.
No obstante, las ganas de que nuestro pa¨ªs fuera el epicentro del contactismo extraterrestre provoc¨® que esos uf¨®logos disidentes fueran criticados y ridiculizados por sus colegas en revistas especializadas, cuyos editores estaban empe?ados en defender a machamartillo la veracidad de Ummo. Lo de menos era que el caso estuviera plagado de afirmaciones contradictorias, situaciones inveros¨ªmiles y momentos c¨®micos.
A mediados de los ochenta comenzaron a surgir grupos de corte sectario que empleaban esa historia de alien¨ªgenas para doblegar la voluntad de los adeptos y conseguir de ellos dinero o favores sexuales. El caso m¨¢s famoso fue el de Edelweiss
Entre esos hechos chocantes se encontraba el de que los ummitas, que dec¨ªan tener las yemas de los dedos extremadamente sensibles, hab¨ªan contratado un mecan¨®grafo espa?ol a trav¨¦s de los anuncios por palabras del diario ABC para pasar a m¨¢quina sus informes. En aquellos casos en los que, en lugar de mandar cartas, los extraterrestres prefer¨ªan llamar por tel¨¦fono, su voz sonaba gangosa porque, seg¨²n explicaban, los ummitas m¨¢s evolucionados perd¨ªan la habilidad del habla para pasar a comunicarse telep¨¢ticamente, un detalle que indicaba que a Espa?a hab¨ªan mandado a los menos inteligentes.
En medio de este ambiente entra en juego Enrique L¨®pez Guerrero, sacerdote del pueblo sevillano de Mairena del Alcor. El religioso ofreci¨® un par de entrevistas en el diario ABC en las que afirmaba, con la autoridad que le otorgaba su cargo, que todo lo que se contaba sobre Ummo era cierto y que algunos de sus habitantes viv¨ªan desde hac¨ªa tiempo en la Pen¨ªnsula. ¡°Tengo conocimiento pleno de que en Espa?a reside una colonia cuya misi¨®n es totalmente bienhechora y pac¨ªfica, pero cuyo descubrimiento equivaldr¨ªa a una especie de shock de tipo macrosocial y a serios y graves perjuicios¡±, afirmaba L¨®pez Guerrero.
Asimismo, el sacerdote aprovechaba sus apariciones en ABC para describir con todo detalle el planeta y su organizaci¨®n pol¨ªtica que, antes de ser una sociedad democr¨¢tica y armoniosa, tambi¨¦n hab¨ªa pasado por una dictadura. Seg¨²n L¨®pez Guerrero, ese sistema autoritario estaba liderado por una cruel n¨ªnfula, a la que se hab¨ªa enfrentado el mism¨ªsimo Cristo ¨Cque all¨ª era conocido como Ummo-Woa¨C que, antes de venir a la Tierra, hab¨ªa desarrollado su labor pastoral en Ummo. ¡°All¨ª comenz¨® a predicar su nueva doctrina, que coincide totalmente con la evang¨¦lica¡±, comentaba el p¨¢rroco sevillano.
Los textos ummitas informaron tambi¨¦n de que los extraterrestres hab¨ªan tenido un laboratorio para hacer sus experimentos en Espa?a. Concretamente en la zona de Albacete, en un palacio perteneciente a Margarita Ruiz de Lihory, arist¨®crata y esp¨ªa que, en 1966, fecha del avistamiento de Aluche, se encontraba cumpliendo condena en un centro psiqui¨¢trico por haber mutilado el cad¨¢ver de su hija Margot amput¨¢ndole una mano, la lengua y los ojos. Seg¨²n las cartas extraterrestres, este hecho no hab¨ªa sido cometido por Margarita sino por los ummitas, despu¨¦s de que los experimentos biol¨®gicos que desarrollaban en Albacete contaminaran el cuerpo de la joven Margot y se vieran obligados a tomar esas dr¨¢sticas medidas para evitar que el contagio se extendiera entre la poblaci¨®n. Un inesperado giro de guion que, de repente, convert¨ªa unos seres de naturaleza fant¨¢stica en autores de un acontecimiento real que hab¨ªa conmocionado a la sociedad espa?ola.
Gracias a detalles como este, el asunto Ummo fue calando poco a poco entre los aficionados a la ufolog¨ªa, algo en lo que tambi¨¦n influy¨® la coyuntura pol¨ªtica. En pleno franquismo, los extraterrestres defend¨ªan una sociedad tecnol¨®gicamente evolucionada, arm¨®nica, fraternal y en la que las necesidades b¨¢sicas estaban resueltas. Un atractivo mensaje que funcion¨® a la perfecci¨®n en una ¨¦poca caracterizada por la falta de libertades, en la que solo hab¨ªa dos cadenas de televisi¨®n y en la que el quiosco rebosaba de publicaciones dedicadas al misterio. De esta forma, rara era la semana o el mes en que Ummo no aparec¨ªa mencionado en programas como M¨¢s all¨¢, de Fernando Jim¨¦nez del Oso; Madrugada en la SER, de Antonio Jos¨¦ Al¨¦s, o en revistas como Paraciencia, M¨¢s all¨¢ de medianoche, Karma 7, Stendek, Mundo desconocido u Horizonte.
"He sido el autor de Ummo. Es un experimento que hice para estudiar la credulidad del hombre, pero se me fue de las manos¡±, reconoci¨® Jord¨¢n Pe?a
Uno de los personajes que sol¨ªan aparecer con frecuencia en esos programas y reportajes era Jos¨¦ Luis Jord¨¢n Pe?a, un alicantino afincado en Madrid que, adem¨¢s de ser vicepresidente de la Sociedad Espa?ola de Parapsicolog¨ªa, hab¨ªa tenido la enorme suerte de ver la nave ummita de Aluche. Al menos eso dec¨ªa ¨¦l.
El caso perfecto
Fotograf¨ªas, informes mecanografiados, cartas, llamadas de tel¨¦fono, contactismo¡ El caso Ummo era tan inusual, original e inapelable, que algunos uf¨®logos se atrevieron a calificarlo como ¡°el caso perfecto¡±. De hecho, Antonio Ribera y Rafael Farriols, respetados expertos en el tema de los platillos volantes, publicaron un libro con ese t¨ªtulo que fue un ¨¦xito de ventas. Sin embargo, eran muchas las piezas que no encajaban en ese puzle de dimensiones c¨®smicas.
Adem¨¢s de las dudas sobre la veracidad de los informes y de las fotograf¨ªas que cuestionaban el caso Ummo desde el principio, a mediados de los ochenta comenzaron a surgir grupos de corte sectario que empleaban esa historia de alien¨ªgenas para doblegar la voluntad de los adeptos y conseguir de ellos dinero o favores sexuales. El caso m¨¢s conocido, por la alarma social que provoc¨® y por su cobertura en medios como ABC, La Vanguardia o EL PA?S, fue el del grupo de monta?a Edelweiss, secta creada por Eduardo Gonz¨¢lez Arenas. Este sujeto, que hab¨ªa estado emparejado con una nieta del dictador dominicano Le¨®nidas Trujillo, captaba a los menores en barrios acomodados de Madrid con el reclamo de que era un pr¨ªncipe extraterrestre.
Posteriormente, invitaba a los muchachos a su casa de Cercedilla (sierra de Madrid), donde les contaba que los llevar¨ªa con ¨¦l a su planeta si, y solo si, acced¨ªan a hacer aquello que ¨¦l y sus amigos les dijesen. Unas peticiones que abarcaban desde mantener relaciones sexuales con ellos a marcarse a fuego el signo ummita de los par¨¦ntesis invertidos. La gravedad del caso Edelweiss fue tal que conmocion¨® a la sociedad espa?ola e hizo aflorar en el mundillo ufol¨®gico las sospechas de que Ummo no era un asunto tan perfecto y que Jos¨¦ Luis Jord¨¢n Pe?a sab¨ªa sobre el asunto mucho m¨¢s de lo que realmente contaba.
Hacia finales de los a?os noventa surgieron nuevos profesionales en el campo del misterio. Investigadores j¨®venes que, aunque hab¨ªan crecido con libros como Un caso perfecto y conoc¨ªan personalmente a muchas de las personas que hab¨ªan investigado el caso Ummo, comenzaban a poner en duda las informaciones contenidas en esos textos y los testimonios de sus mayores. Uno de esos j¨®venes era el periodista Manuel Carballal, que lleg¨® a recrear en 1997 las m¨ªticas fotograf¨ªas de San Jos¨¦ de Valderas con una ca?a de pescar y una maqueta, probando as¨ª que eran falsas y confirmando las acusaciones de fraude realizadas por Rey Brea varias d¨¦cadas antes. El siguiente paso de Carballal fue encararse con aquel al que muchos se?alaban como autor de todo el fraude: Jos¨¦ Luis Jord¨¢n Pe?a.
El periodista, que colaboraba en una revista relacionada con la Guardia Civil, contact¨® con Jord¨¢n Pe?a y este, creyendo err¨®neamente que Carballal era un miembro de la benem¨¦rita, acept¨® reunirse con ¨¦l y confesar que hab¨ªa sido el inventor de todo ese caso ufol¨®gico. ¡°He sido el autor de Ummo. Es un experimento que hice para estudiar la credulidad del hombre, pero se me fue de las manos¡±, reconoc¨ªa Jord¨¢n Pe?a a Carballal. ¡°Fue un fallo m¨ªo. Estoy arrepentido. Mi intenci¨®n fue hacer creer que exist¨ªa un grupo de extraterrestres que hab¨ªan llegado hasta Francia y desde all¨ª se extendieron a Espa?a, Sudam¨¦rica, etc¨¦tera. Pero es preciso decir que no hac¨ªa alusi¨®n a ninguna secta. Los creyentes eran libres de creer o no. Lo que pasa es que, con el tiempo, algunas personas se han fanatizado con Ummo y lo han convertido en una secta. Una cosa que no era peligrosa la hicieron peligrosa¡±.
A d¨ªa de hoy, siguen llegando cartas y mensajes que, como corresponde a una civilizaci¨®n tecnol¨®gicamente avanzada, tambi¨¦n son enviados a trav¨¦s de redes sociales como Twitter, en la que hay perfiles de supuestos 'ummitas'
Jord¨¢n Pe?a tambi¨¦n declar¨® que, para mantener ese ambicioso entramado durante varias d¨¦cadas, hab¨ªa recibido la ayuda econ¨®mica e infraestructura de agencias de inteligencia de potencias extranjeras. Sin embargo, nunca aport¨® demasiados datos sobre ellas y, cuando lo hizo, fueron vagos y contradictorios. A consecuencia de esas explicaciones err¨¢ticas e incongruentes, muchos aficionados a los ovnis se negaron a creer a Jord¨¢n Pe?a. Para ellos, el asunto Ummo no es un fraude, sigue vigente hoy en d¨ªa y niegan que pueda ser obra de un solo hombre y, menos a¨²n, de la ¨¦poca actual porque, en su opini¨®n, los ummitas conviven con los humanos desde hace siglos, como atestiguar¨ªan numerosos restos arqueol¨®gicos de antiguas civilizaciones.
Para complicar m¨¢s el asunto y en contra de lo que habr¨ªa cabido esperar, las comunicaciones ummitas no cesaron tras la muerte de Jord¨¢n Pe?a, acaecida en 2014. A d¨ªa de hoy, siguen llegando cartas y mensajes que, como corresponde a una civilizaci¨®n tecnol¨®gicamente avanzada, tambi¨¦n son enviados a trav¨¦s de redes sociales como Twitter, en la que hay perfiles de supuestos ummitas que siguen compartiendo su sabidur¨ªa con los terr¨ªcolas. Entre ellos est¨¢ @oyagaaayuyisaa, que tiene habilitado el ¡°candadito¡± para proteger su privacidad. Despu¨¦s de varias d¨¦cadas habitando entre los terr¨ªcolas, est¨¢ claro que los ummitas saben bien c¨®mo se las gastan los haters.
El autor de este art¨ªculo, Eduardo Bravo, ha publicado recientemente el libro Ummo. Lo incre¨ªble es la verdad.
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