Colombia, la paz no ha sido hecha trizas
Sectores diversos ¡ªfuera del Gobierno y el presidente Iv¨¢n Duque mismo¡ª han reaccionado frente al adem¨¢n guerrerista con mensajes convergentes que reafirman el prop¨®sito de la paz
La escenograf¨ªa estuvo bien montada. Cuando Iv¨¢n M¨¢rquez, Jes¨²s Santrich y otros anunciaron que se apartaban del proceso de paz, lograron generar en algunos un s¨®rdido mensaje: el proceso de paz ¡ª?al fin!¡ª ¡°hecho trizas¡±. ?Es as¨ª?
La escenograf¨ªa del anuncio y algunos recursos po¨¦tico-hist¨®ricos en el mensaje de M¨¢rquez, apuntan a m¨¢s guerra. Y no estoy pensando en algo curioso que ha hecho notar Antonio Caballero en la revista Semana: ¡°Santrich, que carga un descomunal fusil ¡ªqu¨¦ susto, en manos de un ciego¡±. Invidente que, con esta movida, escapa de cualquier posible acci¨®n de la justicia frente a los s¨®lidos indicios de su involucramiento personal en tr¨¢fico de coca¨ªna el a?o pasado. Con esto se libran, tambi¨¦n, de la justicia transicional. La Jurisdicci¨®n Especial de Paz (JEP) ya no tendr¨¢ c¨®mo procesar a la mayor¨ªa de los m¨¢ximos responsables de varios de los hechos m¨¢s sangrientos durante el conflicto. Por ejemplo, el coche bomba en el Club El Nogal en Bogot¨¢ en 2003.
El anuncio de los disidentes golpea la participaci¨®n de la exguerrilla en la pol¨ªtica y jaquea a los reinsertados y sus dirigentes. Si bien, por los acuerdos, cuentan con 10 representantes el Congreso, la verdad es que su respaldo electoral en las elecciones parlamentarias del a?o pasado ya fue ralo (0,2 % de los votos). Lo anunciado la semana pasada puede afectar las aspiraciones electorales de sus 254 candidatos en las elecciones municipales y regionales de octubre. Hay que reconocer el paso ya iniciado para zanjar con quienes desertaron de la paz expuls¨¢ndolos de sus filas.
Dentro de ese escenario pesimista hay tres aspectos que nos permiten matizarlo. Primero, quienes apostaron por la democracia y la paz ¡ªm¨¢s de 10.500 excombatientes¡ª son la inmensa mayor¨ªa. El grupo encabezado por M¨¢rquez/Santrich, seg¨²n varios analistas, est¨¢ integrado b¨¢sicamente por exjefes de la guerrilla y no tanto por combatientes de a pie. Es decir, discutible capacidad operacional. Segundo, disidentes ya exist¨ªan: el llamado Bloque Oriental (alrededor de 1.000) desde que se firmaron los acuerdos. Eran parte del panorama y se encontrar¨ªan muy articulados, al parecer, con el narcotr¨¢fico. Hay dificultades concretas para que estos se subordinen a los nuevos disidentes pues desear¨ªan continuar con sus negocios.
Tercero, que esto ¡ªque tiene mucho de bravata¡ª puede lograr que el pa¨ªs se una. Sectores diversos ¡ªfuera del Gobierno y el presidente Iv¨¢n Duque mismo¡ª han reaccionado frente a este adem¨¢n guerrerista con mensajes convergentes que reafirman el prop¨®sito de la paz. Si el expresidente Santos ha se?alado que la mejor respuesta es cumplir con los acuerdos, el presidente Duque, con su bandera de paz con legalidad, nunca cay¨® en el discurso de hacerlos trizas.
Condiciones objetivas excelentes, pues, para responder a esta amenaza con grandes acuerdos pol¨ªticos sociales para contrarrestar al guerrerismo con desarrollo y democracia.
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