Regreso a la tierra quemada por los devastadores incendios de Canarias
Los fuegos desmesurados son una consecuencia de la nueva era ambiental en Espa?a. Regresamos a los enclaves del que arras¨® Gran Canaria en agosto
LAS LLAMAS BAJABAN desde la cumbre en r¨ªos de lava, como si se hubieran producido varias erupciones volc¨¢nicas a la vez. Se te part¨ªa el alma¡±. As¨ª describe el agricultor Miguel Medina el dantesco momento que vivi¨® el domingo 18 de agosto, hasta que decidi¨® abandonar su parcela a la una de la madrugada con los pinos ardiendo. El devastador incendio, que arras¨® 9.800 hect¨¢reas en Gran Canaria (el 84%, espacios naturales protegidos) a finales de agosto, respet¨® la casa y el pedazo de tierra donde cultiva desde papas hasta mijo, en el municipio de Acusa Verde, en la falda del barranco del Silo, uno de los m¨¢s rec¨®nditos de la isla. Los pinos canarios de la ladera de la monta?a, la vegetaci¨®n de los alrededores y un palmeral aut¨®ctono salieron peor parados. El fuego se detuvo a escasos metros de su propiedad. ¡°Quiz¨¢ por los caminos que abren los guaniles [cabras dom¨¦sticas asilvestradas] que limpian el terreno¡±, sonr¨ªe.
Todav¨ªa con el trauma y el susto a flor de piel, los grancanarios tratan de reponerse, evaluar los da?os y entender qu¨¦ fall¨®. Un conocimiento vital para evitar desastres mayores en un escenario de cambio clim¨¢tico, en el que los expertos prev¨¦n que los grandes fuegos, los m¨¢s devastadores e incontrolables, se intensifiquen. No ocurre lo mismo con los incendios en general en Espa?a, que presentan una curva descendente, tanto en su n¨²mero como en la superficie quemada. Es la conocida como la paradoja del fuego: los dispositivos de extinci¨®n, cada vez mejor preparados, consiguen que no pasen de la fase de conato, pero no pueden con los incendios que se escapan en condiciones meteorol¨®gicas adversas. En Gran Canaria, entre 2000 y 2019 se han producido 949 incendios forestales en 32.060 hect¨¢reas. De ellos, 946 se quedaron en conato (menos de una hect¨¢rea) o quemaron entre 1 y 500 hect¨¢reas. Solo tres alcanzaron la categor¨ªa de gran incendio (m¨¢s de 500 hect¨¢reas) y fueron m¨¢s que suficiente: son los responsables de abrasar el 95% del total.
El problema tiene dos patas. Por un lado, la gesti¨®n del territorio, con el abandono de zonas agr¨ªcolas y ganaderas ahora pobladas por monte lleno de biomasa (Espa?a ha ganado un 33% de masa forestal desde 1990) que han perdido su capacidad para actuar como terreno de transici¨®n y cortafuegos improvisados. Y por otro, el cambio clim¨¢tico, con un aumento de las temperaturas y de las olas de calor procedentes del norte de ?frica hacia la Pen¨ªnsula, que reducen la humedad de la atm¨®sfera, agudizan las sequ¨ªas y la desertificaci¨®n, aceleran el deshielo de los glaciares o intensifican fen¨®menos meteorol¨®gicos adversos. Y todo confluye en una gran p¨¦rdida de biodiversidad.
Fernando Valladares, investigador del departamento de biogeograf¨ªa y cambio global del CSIC, apunta a que el calentamiento ha elevado un par de meses el periodo en el que hay mayor probabilidad de que se originen fuegos. ¡°El riesgo en toda la Pen¨ªnsula ha pasado de tres meses (junio a agosto) a cinco (mayo a septiembre), casi se ha duplicado¡±, afirma. Galicia tuvo que ampliar el a?o pasado por primera vez la temporada de alto riesgo de incendios hasta octubre debido a las altas temperaturas y para prevenir una eventual oleada de fuegos como la que asol¨® a esta comunidad en octubre de 2017, la peor de esta ¨²ltima d¨¦cada, que arras¨® 50.000 hect¨¢reas y dej¨® cuatro muertos.
En este c¨®ctel ambiental se originan los llamados fuegos de sexta generaci¨®n, que tienen fuerza para producir cambios en el viento, crear remolinos y tormentas de fuego debido a la gran densidad de combustible acumulado y en condiciones meteorol¨®gicas favorables. El infierno para las brigadas de extinci¨®n. En Gran Canaria se roz¨® la hecatombe con un incendio que provoc¨® vientos propios con llamas de 50 metros de altura. Las brigadas sent¨ªan el calor a 200 o 300 metros. Imposible acercarse.
Los llamados incendios de sexta generaci¨®n son explosivos e inesperados
¡°En apenas media hora ten¨ªamos una gran columna convectiva en Valleseco [donde el 17 de agosto se inici¨® el fuego m¨¢s destructivo de los tres que asolaron la isla en dos semanas]¡±, relat¨® Federico Grillo, jefe de emergencias, en un pleno extraordinario celebrado el jueves 5 de septiembre en el Cabildo de Gran Canaria. El incendio continu¨® su avance. Fallaron ¡°todas las estrategias¡± y se convirti¨® en un fuego ¡°imposible de detener con la tecnolog¨ªa actual¡±. Las llamas alcanzaron el parque natural de Tamadaba, 7.500 hect¨¢reas de masa arb¨®rea de pino canario consideradas el pulm¨®n verde de la isla. Se tem¨ªa que el fuego arrasara Tamadaba en 24 horas y se desplazara hacia el sur, a Inagua, otro de los tres pinares emblem¨¢ticos de la isla.
La inquietud se multiplic¨® al formarse una impresionante nube de cuatro kil¨®metros de altura encima de Tamadaba. ¡°El fuego gener¨® dos formaciones de ese tipo llamadas piroc¨²mulos, algo que no hab¨ªamos visto nunca aqu¨ª¡±, precis¨® Grillo. Estas nubes, similares a las de erupciones volc¨¢nicas, pueden lanzar cenizas a largas distancias [en Tenerife hay constancia de hasta 20 kil¨®metros] y provocar otros focos. Si se desploman, el fuego se extiende hacia todos los lados generando vientos en cualquier direcci¨®n. Pero hubo suerte: la temperatura, que lleg¨® a pasar de los 40 grados, baj¨®; el viento cambi¨® y el peligroso frente que se manten¨ªa activo ¡ªse hab¨ªan extinguido otros dos¡ª entr¨® en una zona ¡°de una calma sorprendente¡±, comenta Grillo, todav¨ªa incr¨¦dulo. El fuego se ralentiz¨® y quem¨® un tercio de Tamadaba, el 32% del total, del que solo el 10% est¨¢ gravemente afectado.
¡°Todos esos pinos tirar¨¢n la pinocha [hoja del pino] quemada, que proteger¨¢ el suelo cuando llueva, y luego brotar¨¢n porque resisten al fuego¡±, se?ala el agente medioambiental Isidro del Rosario en el pinar de Tamadaba, que a principios de septiembre no estaba abierto al p¨²blico. Su preocupaci¨®n se centra en el sotobosque calcinado, las plantas que crec¨ªan bajo los pinos, protectoras del suelo frente a la erosi¨®n. En muchos lugares han quedado reducidas a cenizas de las que emergen pinos que han cambiado su verde brillante por tonos ocres y amarillentos. Sus pinochas, cristalizadas en las ramas, enfocan hacia donde soplaba el viento cuando las llamas las alcanzaron. Como estatuas petrificadas. Otros est¨¢n completamente chamuscados. ¡°El pinar ser¨¢ el mismo, se regenerar¨¢ por zonas y nacer¨¢n pinos donde antes no pod¨ªan por la cantidad de pinocha acumulada¡±, comenta Grillo. En la zona norte y noroeste, el fayal-brezal (monte de los bosques h¨²medos canarios) tambi¨¦n rebrotar¨¢.
?Cu¨¢nto tarda en revivir un ecosistema de ese tipo tras un incendio? Actualmente es el fen¨®meno m¨¢s importante de degradaci¨®n de los sistemas forestales espa?oles, indica el Ministerio de Agricultura. ¡°En 10 a?os habr¨¢ una restauraci¨®n aparente, pero lo que sufre la biodiversidad, formada por los invertebrados, la avifauna o las plantas, eso nadie lo ha evaluado¡±, evidencia Manuel Nogales, cient¨ªfico del Instituto de Productos Naturales y Agrobiolog¨ªa del CSIC.
Que cada vez hace m¨¢s calor en Espa?a no es una percepci¨®n. El informe Efectos del cambio clim¨¢tico de la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa revela, tomando como periodo de referencia de 1971 a 2000, una tendencia al alza de las temperaturas ¡°tanto en valores promedio como en m¨¢ximas y m¨ªnimas¡±. Un ascenso que se ha intensificado en la ¨²ltima d¨¦cada y ha provocado que los veranos sean casi cinco semanas m¨¢s largos que al inicio de los a?os ochenta. El est¨ªo crece a unos nueve d¨ªas por d¨¦cada.
En Espa?a, los veranos son casi cinco semanas m¨¢s largos que en los a?os ochenta
El archipi¨¦lago canario no es una excepci¨®n y sigue la t¨®rrida estela. El aumento de grados se observa en todas las estaciones del a?o, confirma V¨ªctor Quintero, director del centro meteorol¨®gico de Santa Cruz de Tenerife. ¡°Hace 15 a?os habr¨ªa respondido que hab¨ªa indicios, ahora son evidencias¡°, recalca. En cualquiera de los modelos planteados por el IPCC [grupo de expertos sobre cambio clim¨¢tico de la ONU], m¨¢s optimistas o pesimistas, ¡°todas las proyecciones apuntan a subidas¡±.
Igual que con la temperatura existe una mayor precisi¨®n, con las precipitaciones, otro de los par¨¢metros que pueden controlar la virulencia de los fuegos, se aterriza en el campo de los resultados imprecisos. ?Llueve m¨¢s o menos con el cambio clim¨¢tico? ¡°Si miras la cantidad, puede ser la misma, el problema es que el agua cae de forma irregular y, en muchas ocasiones, en episodios torrenciales¡±, puntualiza Quintero.
WWF se suma al aviso de que los superincendios est¨¢n llamando a la puerta empujados por el cambio clim¨¢tico. ¡°En junio de 2017 se produjo en Portugal, por primera vez en nuestras latitudes, una nueva tipolog¨ªa de incendio desconocida hasta la fecha para la comunidad cient¨ªfica: un megaincendio de sexta generaci¨®n, vincu?lado al calentamiento. Extremo, incontrolable y letal¡±, se?ala la organizaci¨®n conservacionista en un informe sobre incendios de 2019. En octubre de ese mismo a?o, el fen¨®meno se repiti¨® en Portugal y Espa?a, y un a?o m¨¢s tarde, en Grecia. ¡°Hemos pasado de no tener este tipo de fuegos a reunir los tres m¨¢s grandes de Europa en apenas dos a?os¡±, asegura Lourdes Hern¨¢ndez, autora del estudio y portavoz de WWF.
Portugal, dice el informe, es el pa¨ªs que m¨¢s siniestros acumula en los ¨²ltimos 30 a?os (el 40% de los que se han producido en la regi¨®n mediterr¨¢nea) y en el que m¨¢s hect¨¢reas se han quemado, con una media anual del 3% de su superficie forestal. ¡°El an¨¢lisis de la siniestralidad, entendida como el n¨²mero de incendios por hect¨¢rea de superficie forestal, indica que a Portugal le siguen en incendios Grecia, Italia y Espa?a¡±.
Los grandes fuegos dejan tras de s¨ª un reguero de consecuencias sociales muy traum¨¢ticas. Tejeda y Artenara, dos de los municipios canarios afectados, con impresionantes vistas al roque Nublo y el Bentayga (lugares de culto de los abor¨ªgenes canarios), est¨¢n sufriendo bajas en el turismo que les visita en busca de la naturaleza isle?a descrita por Miguel de Unamuno como ¡°tempestad petrificada¡±. ¡°Hoy hemos tenido solo dos mesas para comer, no es normal. Yo creo que hay demasiado alarmismo¡±, relata Fina Su¨¢rez, due?a del hotel rural Fonda de la Tea, en Tejeda, y de un restaurante. Ella fue una de las casi 10.000 personas evacuadas por la cercan¨ªa de las llamas y hoy, de vuelta, no tiene confianza en c¨®mo va a discurrir esta temporada, que inicia su periodo ¨¢lgido ahora, en septiembre. ¡°Ya me han cancelado cinco alemanes¡±, dice.
Para reducir al m¨¢ximo el riesgo que sigue ah¨ª queda la gesti¨®n del territorio. Eugenio Reyes, miembro del colectivo Ben Magec-Ecologistas en Acci¨®n, asomado a uno de los barrancos canarios ennegrecido por el paso de las llamas, muestra c¨®mo su efecto fue distinto seg¨²n el tipo de parcela. En medio de bancales quemados asoma un trozo de tierra preparado para la siembra que las llamas han respetado. ¡°Las parcelas en las que entr¨® el fuego estaban abandonadas y en ellas crec¨ªa matorral inmaduro, sensible al fuego, mientras que los suelos agr¨ªcolas productivos han soportado mejor las llamas¡±, explica.
Porque, en su opini¨®n, ¡°el fuego no es tan caprichoso como se dice¡±. ¡°Tambi¨¦n ha respetado aquellos pinos¡±, se?ala a un rodal verde en medio del incendio. ¡°Son lugares h¨²medos en los que los ¨¢rboles cuentan con un mejor sistema radicular y aguantan m¨¢s. A mayor estr¨¦s h¨ªdrico [la vegetaci¨®n demanda m¨¢s agua de la que dispone], aumenta la sensibilidad al fuego¡±, explica Reyes, que, adem¨¢s de abrazar el ecologismo, trabaja en el jard¨ªn bot¨¢nico Viera y Clavijo del Cabildo de Canarias, dedicado a la conservaci¨®n y gesti¨®n de la flora.
Para evitar que el campo se deshidrate, Reyes propone recuperar los acu¨ªferos. ¡°Llevamos 500 a?os de?sangr¨¢ndolos con miles de pozos y galer¨ªas que se llevan el agua para la costa¡±, sostiene. El problema de la sobreexplotaci¨®n de las reservas subterr¨¢neas de las que se saca m¨¢s agua de la que recargan, sobre todo para cultivos de regad¨ªo, se extiende por toda Espa?a y se exacerba por el cambio clim¨¢tico. Amenaza a entornos tan emblem¨¢ticos como el parque nacional de Do?ana (Huelva) o el de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real).
La situaci¨®n se complica en un pa¨ªs donde el clima semi¨¢rido ha crecido 30.000 kil¨®metros cuadrados (un 6% del territorio nacional) de 1961 a 2010, revel¨® la AEMET en marzo. Todo ello en un contexto nacional con amplias ¨¢reas ¡°potencialmente afectadas por el proceso de desertificaci¨®n¡± y en el que ¡°m¨¢s de dos terceras partes del territorio son zonas ¨¢ridas, semi¨¢ridas y subh¨²medas secas¡±. Las regiones m¨¢s afectadas son Castilla-La Mancha, el valle del Ebro y el sureste peninsular.
Otra de las soluciones en Gran Canaria apunta a cambiar la vegetaci¨®n de los barrancos y ¡°plantar laurisilva [bosque h¨²medo], eliminando especies invasoras como la ca?a, que es una mecha en los fuegos¡±, a?ade Luis S¨¢nchez, de Ben Magec. La ca?a se utilizaba en Canarias como un complemento de la vida agr¨ªcola, para fabricar cestos o en las plantaciones de tomates. Con el abandono del campo, la ca?a comenz¨® a expandirse. Ahora renace de las cenizas, de forma literal. A pocos d¨ªas del incendio, es la ¨²nica planta que brota en la tierra ennegrecida. El Gobierno canario est¨¢ de acuerdo en que la vuelta a la vida rural y la recuperaci¨®n del bosque de laurisilva ¡°son los escudos antiincendios¡± que se necesitan.
Hay voces que plantean la limpieza del bosque. A Nogales, cient¨ªfico del CSIC y canario, ¡°se le ponen los pelos de punta¡± cuando oye hablar de ello. ¡°El sotobosque y la pinocha tienen que existir para que un bosque sea sano y maduro. Se pueden tomar medidas preventivas en zonas m¨¢s pr¨®ximas a carreteras y accesos de personas, en las partes m¨¢s antropizadas, para evitar riesgos¡±, concreta.
¡°Es bastante fat¨ªdico que el incendio afectara a Gran Canaria, donde la regresi¨®n del bosque del archipi¨¦lago ha sido m¨¢s brutal¡±, reflexiona. Los conquistadores que llegaron de la Pen¨ªnsula en el siglo XV aniquilaron el bosque term¨®filo de origen mediterr¨¢neo que exist¨ªa, y de la laurisilva del bosque de Doramas solo queda un 1%. ¡°Este tipo de vegetaci¨®n retiene la humedad de los vientos alisios, por eso es tan importante, es como una esponja¡±, explica. Y el pinar, sometido a un aprovechamiento intensivo, por ejemplo para elaborar carb¨®n, se ha ido reduciendo hasta quedar en un 10% del original. ¡°Mi padre sol¨ªa decir que la llegada del butano en 1950 salv¨® los pinares¡±, rememora.
No hubo v¨ªctimas y se perdieron ¡°solo¡± 15 viviendas de los 3.500 inmuebles de todo tipo que se encontraban dentro del per¨ªmetro del incendio. Las 15.000 personas afectadas no quieren volver a verse rodeados por las llamas. Ahora toca prevenir y curar.?
EL PA?S forma parte de Covering Climate Now, una iniciativa global de m¨¢s de 220 medios de comunicaci¨®n enfocada a poner atenci¨®n en la crisis clim¨¢tica.