Amaia, su disco, 40 fans y un cr¨ªtico musical: viaje de la ternura al sonrojo
Un experto en m¨²sica acude a la fiesta de presentaci¨®n del esperad¨ªsimo disco de la cantante navarra. Le requisan el m¨®vil, se sienta y pasa por una monta?a rusa de sensaciones
¡°Esto es una mierda¡±. Acaba de irrumpir?Amaia Romero (Pamplona, 1999) en escena. Estamos en una sala de los Teatros Luchana en Madrid, donde tiene lugar la primera escucha de su esperado disco de debut, Pero no pasa nada, horas antes de que est¨¦ disponible, hoy 20 de septiembre. El p¨²blico lo conforman unos 40 afortunados fans. El evento ha empezado con casi una hora de retraso, o m¨¢s o menos, porque tampoco parec¨ªa estar muy clara la hora en que deb¨ªa arrancar la escucha.
Amaia, hasta ahora, ha sido esa concursante de OT celebrada por hacerlo todo tarde y bien. Hemos firmado un documento de cesi¨®n de derechos de imagen, que para los m¨¢s j¨®venes aqu¨ª tal vez sea lo ¨²nico que vayan a firmar en la pr¨®xima d¨¦cada, porque visto como est¨¢ el panorama, muchos contratos laborales o hipotecas no van a poder rubricar. Tambi¨¦n nos han requisado el m¨®vil. Para el p¨²blico de otro artista eso hubiese significado una afrenta, se hubiera armado un mot¨ªn. Pero aqu¨ª la iniciativa se acepta de forma mansa y ordenada. Todo es inofensivo y mono, con esa vocaci¨®n de "para todos los p¨²blicos" cada vez m¨¢s complicada de encontrar en este mundo tan inestable y fragmentado. Ellos sabr¨¢n. ¡°Lo siento mucho, es que¡ he tenido que salir porque¡ esto es una mierda. Lo siento¡±, insiste Amaia.
Nos devuelven los m¨®viles y nos vamos con la sensaci¨®n de haber escuchado algo que es el reflejo perfecto de lo que sucede cuando a un personaje se le piden muchas cosas y casi todas incompatibles
Despu¨¦s de cuatro temas de su disco de debut lastrados por problemas t¨¦cnicos que hacen que en algunas canciones se haya ido el sonido hasta tres veces, la navarra ha decidido salir a dar la cara con ese desparpajo y ese rollo campechano que tanto celebramos en gentes tan dispares como miembros de la realeza o exconcursantes de talent shows. ¡°?No te preocupes!¡±, le gritan desde el patio de butacas.
Pero Amaia est¨¢ preocupada. Algo abatida, sube las escaleras de la platea y se sienta en una de las ¨²ltimas filas, desde la que responder¨¢ preguntas de los fans. La cosa parece una mezcla entre rueda de prensa espont¨¢nea y sesi¨®n de alcoh¨®licos an¨®nimos, si sustituimos la adicci¨®n al alcohol por, a saber, una a las gominolas o los helados de pistacho. Amaia es la anti Euphoria (recordemos: esa serie tan destroyer sobre adolescentes que tan buenas cr¨ªticas tiene).
Lo que se ha escuchado del disco hasta le momento descubre una obra extremadamente naif, a ratos simp¨¢tica, a ratos sonrojante. Arranca con una nana min¨²scula y deliciosa titulada ?ltima vez. Su letra habla de ir en un avi¨®n que se va a caer y que esta va a ser la ¨²ltima vez. Filos¨®ficamente es impecable. Ser¨¢ la primera y ¨²ltima vez en que una letra del disco pueda tener m¨¢s de una lectura, que est¨¦ abierta a cierta interpretaci¨®n que vaya m¨¢s all¨¢ de algo as¨ª como: cantante est¨¢ enamorada, en los temas pares le sale bien y en los impares, regular.
Para Amaia, la segunda persona del plural y ya no digamos la tercera tanto del singular como del plural, no existen. Musicalmente, esta pieza peque?ita tambi¨¦n es de lo m¨¢s logrado. Luego es el turno de Quedar¨¢ en nuestra mente, el single que lanz¨® hace unas semanas y que, al principio suena como una mezcla entre The Ronettes y Los Planetas y, al final, es algo as¨ª como Karina con ansiol¨ªticos. La melod¨ªa es impecable, la producci¨®n grandiosa. No tiene nada que la haga distinta a nada, pero funciona a la perfecci¨®n, del mismo modo que si pones una taza con caf¨¦ en el microondas y lo calientas un minuto te sale un caf¨¦ calentito y rico. La siguiente, ya es como meter caf¨¦ soluble y olvidarse de sacarlo del cacharro. Y la de m¨¢s all¨¢, como meter la taza sin caf¨¦ y en un microondas desenchufado.
¡°Este no es el tema final. En el disco suena mejor¡±, se queja de nuevo Amaia. Al parecer, se est¨¢n lanzando los temas desde un tel¨¦fono m¨®vil y no se sabe por qu¨¦ motivo, algunos no corresponden con las versiones finales que se escuchan en el ¨¢lbum. Este nuevo par¨®n se agradece: los dos minutos y medio de Nadie podr¨ªa hacerlo pueden llegar a hacerse eternos. Amaia monta otra rueda de prensa con los fans. La conversaci¨®n fluye y asusta un poco, m¨¢s que nada porque uno descubre que algunas de las preguntas que estos formulan las ha hecho cualquier periodista cultural en m¨¢s de una ocasi¨®n y es muy probable que se las hiciera a Amaia si la entrevistara ma?ana.
La cosa parece una mezcla entre rueda de prensa espont¨¢nea y sesi¨®n de alcoh¨®licos an¨®nimos, si sustituimos la adicci¨®n al alcohol por, a saber, una a las gominolas o los helados de pistacho. Amaia es la anti 'Euphoria'
Arranca el tercer acto despu¨¦s de que la cantante nos hable de su pasi¨®n por el grupo donostiarra La Buena Vida, confiese que ha producido parte del disco ¡°sin casi saberlo¡±, nos diga que est¨¢ ensayando ya para la gira, que para la foto de portada llevaba solo un tanga -ya se intu¨ªa en una foto de making of que subi¨® a su Instagram- y que, a la siempre peligrosa pregunta de c¨®mo se encuentra, responda explicando realmente c¨®mo se encuentra. Resumen: ahora bien; no siempre bien; a veces mal; ma?ana igual regular; qui¨¦n sabe. Entonces, casi a traici¨®n, empieza a sonar Quiero que vengas, el nuevo sencillo y otro de los momentos inspirados de este disco. El corte es un poco Astrud. Amaia nos cuenta que ha ido a muchos sitios de Navarra para rodar el videoclip. Y cuando se le olvida el nombre de un valle o una de esos castillos que ha visitado todos sonre¨ªmos.
Desafortunadamente, ya no hay m¨¢s fallos t¨¦cnicos hasta el final del ¨¢lbum, lo que hace que escuchemos sin pausas un corte que es medio tiempo ac¨²stico con una letra que habla de imprimir cosas y hasta personas. Luego, uno que empieza como Marta tiene un marcapasos, de Hombres G, y que en un momento tiene a Amaia diciendo: ¡°Son las 10 de la noche y ya casi es ma?ana¡±. Suponemos que la he escrito alguien que vive en Minnesota o en Gotemburgo.
La sigue una que se llama Cuando est¨¦s triste, un balad¨®n hecho de conglomerado al m¨¢s puro estilo La Oreja de Van Gogh. Y para acabar, Porque apareciste. De lejos, la mejor canci¨®n. Una especie de ranchera folk en la que Amaia suena a un cruce entre Leonard Cohen y Julieta Venegas. Y ahora, el v¨ªdeo de Quiero que vengas, que es a partes iguales ?guila Roja y una promoci¨®n de Turismo de Navarra. En una secuencia del v¨ªdeo, la cantante aparece degollando a alguien. Los fans le preguntan luego sobre eso. ¡°Me ha gustado un poco¡±, bromea ella. Inspirado en estas palabras, hoy m¨¢s de uno se ir¨¢ a la cama barajando la posibilidad de ma?ana negarse a poner la mesa.
Un disco de pop normal, interpretado de forma normal y dirigido a gente que, cuando le preguntas que destacar¨ªan de s¨ª mismos, te responden: ser normal. La idea que ten¨ªamos muchos de ella no era esta. Pero igual lo que pasaba es que no ten¨ªamos, ni tenemos, ni idea
Nos devuelven los m¨®viles y nos vamos con la sensaci¨®n de haber escuchado algo que es el reflejo perfecto de lo que sucede cuando a un personaje se le piden muchas cosas y casi todas incompatibles. Sobre todo, si a¨²n no sabe ni qui¨¦n es como artista y casi como persona. Es injusto y hasta peligroso demandarle que sea, a la vez, la persona que le d¨¦ el ¨¦xito comercial que se le neg¨® al indie espa?ol de los noventa, que lleve a una dimensi¨®n de autenticidad y amabilidad transgeneracional un programa como OT, que sea gamberra y desprejuiciada, pero tambi¨¦n la novia que quieres para tu hijo o hija, que sea ella misma cuando toque y lo que toca cuando se lo pidan, que est¨¦ siempre demasiado enamorada como para perrear...
A Amaia se le ha endosado la responsabilidad de ser aquella joven que es lo que los mayores esperan que sean los j¨®venes. Al final, lo que ha terminando saliendo de todo esto es algo normal. Un disco de pop normal, interpretado de forma normal y dirigido a gente que, cuando le preguntas que destacar¨ªan de s¨ª mismos, te responden: ser normal. La idea que ten¨ªamos muchos de ella no era esta. Pero igual lo que pasaba es que no ten¨ªamos, ni tenemos, ni idea.
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