Un vag¨®n de tren abandonado: la ¨²ltima trinchera del arte en Kenia
El grafitero Msale da rienda suelta a sus creaciones en un antiguo ferrocarril que sirve de escaparate a toda una generaci¨®n de artistas recelosa con la imagen monocroma que se vende de ?frica
Rodeado de fantasmas de otra ¨¦poca y de antiguas reliquias ferroviarias, el grafitero Msale halla la concentraci¨®n necesaria para dar rienda suelta a sus creaciones art¨ªsticas en Nairobi. El estudio en el que trabaja, un remodelado vag¨®n de tren no muy alejado del bullicioso coraz¨®n de la capital keniana, sirve hoy de escaparate a toda una generaci¨®n de artistas recelosa con la imagen monocroma que todav¨ªa se vende de ?frica.
Un desafiante retrato de Malcom X, un rollizo rinoceronte de geom¨¦tricos trazos a?iles, y una mujer de exuberante pelo afro adornado con plateados discos de ordenador son algunas de las pinturas que abarrotan las entra?as, los techos y las paredes entre ventanillas sin cristal de este antiguo vag¨®n, localizado a las espaldas del Museo del Ferrocarril de Nairobi.
Un espacio de trabajo en el que, desde hace poco m¨¢s de un a?o, j¨®venes artistas del colectivo BSQ se sienten lo suficientemente a salvo como para poder ser ellos mismos, pensar por ellos mismos y pintar sobre ellos mismos dejando fuera, donde todav¨ªa yacen los esqueletos oxidados de majestuosas locomotoras de vapor, antiguas ideas preconcebidas y estereotipadas sobre el mal apodado "continente negro".
"El muralismo y el arte callejero son relativamente nuevos en Kenia pese a que las culturas africanas originarias ya lo practicaban adornando las paredes y el suelo de sus casas, algo que se perdi¨® cuando nos fue arrebatada nuestra forma de expresarnos y nuestra humanidad", explica Msale, cuyo nombre real es Brian Musasia, sumergido en el cuidadoso dise?o a grafiti del rostro de una mujer.
"Lo que busco con mi arte es redefinir qu¨¦ significa ser africano, negro y keniano. Hemos crecido influenciados por otras culturas como la norteamericana y la ¨¢rabe, pero especialmente por la ¨¦poca colonial y dem¨¢s", resume este keniano de 26 a?os, como queriendo ningunear con sus palabras los 70 a?os de dominaci¨®n brit¨¢nica y discriminaci¨®n racial que precedieron la aclamada rebeli¨®n proindependencia de los Mau Mau.
El clich¨¦ africano est¨¢ tocado de muerte gracias a que los j¨®venes ahora pintan m¨¢s cosas, como el lado feliz y loco de la vida
Al igual que ¨¦l, los otros miembros fundadores de este grupo creen tambi¨¦n que se trata de un buen momento para re-ocupar el espacio p¨²blico, que a menudo todav¨ªa les es negado como figuras negras ¡ªtanto en las calles como en las universidades, la academia, la literatura o el s¨¦ptimo arte¡ª, con murales capaces de hablarle al africano de a pie, de ensalzar su singularidad, de abrazarle como a un igual.
"El mensaje es belleza y aceptaci¨®n. Pienso que hemos olvidado nuestra cultura, [pues] durante mucho tiempo nosotros como africanos no pose¨ªmos nada originariamente nuestro. Quiero expresar esa carencia", explica el cofundador Kenneth Otieno, cuyo nombre art¨ªstico es Kaymist4, y quien no duda en fusionar sobre un pedazo de madera retratos m¨¢s cl¨¢sicos con enso?aciones futuristas.
Made in ?frica
Esa misma ausencia, esto es, la falta de cuerpos negros en la tradici¨®n pict¨®rica occidental, o por el contrario, la sobrerrepresentaci¨®n una y otra vez de los mismos arquetipos manidos fue tambi¨¦n lo que moviliz¨® en los a?os ochenta al pintor afroamericano Kerry James Marshall, uno de los ejemplos m¨¢s claros de c¨®mo es posible cuestionar y reinventar las construcciones sociales de poder y belleza a trav¨¦s del arte.
Entre los millares de cuadros que hay en los museos del mundo, ?en cu¨¢ntos de ellos aparecen hombres, mujeres o ni?os negros?, se cuestion¨® Marshall antes de abandonar la t¨¦cnica del collage y comenzar a pintar autorretratos y retratos de caras tan oscuras como el carb¨®n; algunas sumergidas en fondos negros sobre los que solo sobresalen unos ojos y unos dientes blancos.
Reconocer y transformar esa invisibilidad en belleza constituye a su vez una parte central del trabajo del artista keniano Patrick Mukabi, mentor de los tres fundadores de BSQ y en cuyo estudio Dust Depo ¡ªlocalizado tambi¨¦n a la entrada del Museo del Ferrocarril de Nairobi¡ª acoge a bandadas de j¨®venes artistas ansiosos de formarse y de crear entre caballetes a medio pintar, cuadros y esculturas a la venta.
En su trabajo, Mukabi explora principalmente la figura de "mujer universal", que habita tanto en las zonas rurales de Kenia como en los campamentos de refugiados pr¨®ximos a Somalia o en la alejada India, al considerarla el mejor indicador a la hora de conocer la salud de la que disfruta una sociedad.
"Hay sociedades en las que la mujer puede expresar de una forma m¨¢s libre sus opiniones, hacerse o¨ªr, otras en las que menos; su forma de vestirse tambi¨¦n revela el nivel de pobreza y de discriminaci¨®n social; el grado de censura", detalla Mukabi, quien a lo largo de su carrera ha pintado, ense?ado o expuesto su arte en m¨¢s de una veintena de pa¨ªses.
Una mujer, en el caso de la africana, que transborda la representaci¨®n cl¨¢sica de "madre-joven-embarazada con un ni?o a la espalda, le?a sobre la cabeza y otro hijo al lado; siempre vista como una carga", reclama el artista, para quien ese clich¨¦ africano est¨¢ tocado de muerte gracias a que "los j¨®venes ahora pintan muchas m¨¢s cosas, como el lado feliz y loco de la vida. Sus sue?os y esperanzas de futuro".
"Es nuestra responsabilidad como artistas ¡ªconcuerda Msale¡ª mostrar una historia diferente de la que nos han contado y ense?ado sobre ?frica. Tenemos que contar esa (otra) ?frica que existe y que vivimos en nuestro d¨ªa a d¨ªa como parte de una narrativa que desaf¨ªa lo que sea que se dice de nosotros ah¨ª fuera".
"El arte es un arma para el cambio", concluye Bebeto Ochieng, de nombre art¨ªstico Thufu-B y tercer cofundador de este grupo art¨ªstico. "Se avecina una nueva generaci¨®n (de artistas) que sacudir¨¢ todo Nairobi", a?ade con entusiasmo quien, a pocos metros de la locomotora usada en la famosa pel¨ªcula Memorias de ?frica (1985), cada d¨ªa recrea a golpe de grafiti un continente inagotable y diverso.
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