Una persona con t¨²nica y barba no puede estar integrada
La integraci¨®n en Espa?a consiste en dejar de ser distinto a causa de ir reduciendo tus diferencias
Llevo varios meses pensando en escribir un articulo como este, basado en una historia en primera persona. Me he decidido a llevarlo a cabo porque me sent¨ªa obligado, quiz¨¢ por el contexto en el que vivimos o quiz¨¢ por mi sentimiento personal.
Espa?a es un pa¨ªs por el que han pasado casi todas las culturas a excepci¨®n de la asi¨¢tica y alguna que otra m¨¢s. Es un pa¨ªs rico en ellas por su historia y m¨¢s rico todav¨ªa por su ambiente multicultural. En Espa?a hay ciudadanos de, pr¨¢cticamente, todos los pa¨ªses y espa?oles de casi todas las culturas. Como es obvio, el discurso de la identidad nacional hace tiempo que caduc¨® pese a que algunos movimientos fascistas quieran hacerlo renacer.
Hablar de intolerancia, racismo, desigualdad y discriminaci¨®n no es compatible con el pa¨ªs en el que vivimos ni con la ¨¦poca en la que estamos. Desde hace muchos a?os se copi¨® el discurso fraternalista del pa¨ªs vecino de que ¡°todos somos iguales, todos somos hermanos y tenemos la obligaci¨®n de respetarnos como quiera que seamos¡±. Y, como todo lo que se copia, carece de sentido propio. Ese discurso en Espa?a qued¨® como una medalla e hizo que el ¨²nico objetivo sea recibir un premio de los dem¨¢s por lo que se dice, hace o piensa... En pocas palabras: quedar bien delante de otros pa¨ªses (y esta estrategia es muy actual). Creo que no es necesario entrar en el tema del valor que se le otorga hoy en d¨ªa a la imagen.
Pues bien, despu¨¦s de esta introducci¨®n del pa¨ªs en el que vivimos y del discurso que abandera, me gustar¨ªa compartir con el lector mi sentimiento y mi experiencia en el mismo. Los que trabajamos en el ¨¢mbito social o somos personas diferentes, conocemos de primera mano c¨®mo se vive y cu¨¢les son los defectos de este pa¨ªs. Defectos basados en la realidad y en el poco trabajo que se ha hecho con la poblaci¨®n en materia de convivencia y respeto.
Llegu¨¦ a Espa?a hace pr¨¢cticamente 20 a?os, he vivido, viajado y trabajado en casi todas las comunidades aut¨®nomas y he visto, sentido y vivido experiencias que es necesario plasmar. En primer lugar, me gustar¨ªa dejar claro que la idea de integraci¨®n en Espa?a ha sido siempre sesgada y limitada al lema de ¡°tienes que parecerte a nosotros para estar integrado¡±. La integraci¨®n espa?ola, y me atrever¨ªa a decir europea, consiste en dejar de ser diferente a causa de ir reduciendo tus diferencias. Una persona con t¨²nica y barba no puede estar integrada. Una persona calva y con una t¨²nica naranja no puede estar integrada. Una persona afro o negra con ropa muy ancha, con rastas y numerosos colgantes no puede estar integrada. Para estar integrado hay que parecerse m¨¢s al prototipo espa?ol. El que quiera ser diferente se convertir¨¢ en objeto, indudablemente, de miradas asesinas, comentarios discriminatorios y maleducados y, algunas veces, agresiones basadas en argumentos racistas.
Despu¨¦s de vivir 20 a?os en Espa?a, acabar mis estudios superiores y formar mi peque?a familia, hoy, tengo 28 a?os, trabajo de educador social, soy padre y marido. ?Todo normal? ?Estoy integrado? Contin¨²o: Despu¨¦s de casarme decid¨ª, junto con mi mujer, ser musulmanes practicantes y seguir las ense?anzas del profeta Mohamed. Me he dejado la barba, llevo t¨²nica, no lleno lugares donde haya tabaco, alcohol y m¨²sica. ?Sigue todo normal? ?Sigo integrado o he dejado de integrarme? Los bienqueda polifac¨¦ticos seguro que habr¨¢n respondido igual a todas las preguntas. Para otras personas, he quedado excluido cuando he dicho ser practicante y seguir mi religi¨®n como tal. Hay un peque?o porcentaje de individuos a quienes da igual la forma de vestir o pensar porque creen en los mismos valores que yo: respeto, tolerancia, convivencia y solidaridad.
Los musulmanes practicantes no somos un peligro para la sociedad
A los primeros, mi consejo es que sean personas y no meras reproducciones. A los segundos, les diria que conozcan la historia y presente del mundo en el que vivimos y se integren en una sociedad donde la convivencia y el respeto debe ser la base. A los terceros, les pido fuerza, paciencia y perseverancia en seguir trabajando para contagiar a los dem¨¢s. Es una labor dif¨ªcil, lo s¨¦. Pero no tir¨¦is nunca la toalla porque, entonces, el mal tendr¨¢ todas las de ganar.
Durante mis 20 a?os en Espa?a nunca he utilizado la violencia ni la he justificado, siempre he sido de defenderme con palabras. Nunca he sido de callarme las injusticias. Y no lo voy a hacer ahora. Los musulmanes practicantes no somos un peligro para la sociedad, al contrario, pensamos y practicamos valores basados en la convivencia, respeto y solidaridad con los iguales y con los diferentes. Aclaro: pensamos diferente y respetamos al diferente. Somos pocos los que nos atrevemos a vestir como nos da la gana sin temer que alg¨²n terrorista nos agreda verbal o f¨ªsicamente. Mencionando el terrorismo, nuestra pr¨¢ctica no justifica ni la violencia ni el terror a excepci¨®n del derecho del oprimido a defenderse. Practicamos y pedimos paz. Nuestro saludo y nuestra despedida es un ¡°que la paz sea contigo¡±.
Lo que no tolero personalmente son las injusticias y las falacias contra las personas que no se pueden defender. Estoy harto del discurso de los medios de comunicaci¨®n, harto de las miradas asesinas, harto de los comentarios racistas, harto de que la gente sea incapaz de respetar al diferente. Quiero animar a todas las v¨ªctimas a alzar la voz, a no sufrir en silencio, a exigir respeto siendo, siempre, respetuoso. En resumidas cuentas, pidamos a la gente que sea como nosotros somos. Y nosotros debemos de ser como Dios nos ha ordenado ser.
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