La fracasoman¨ªa
En la campa?a electoral cotizar¨¢ m¨¢s la estabilidad que las preferencias ideol¨®gicas
Recientemente Felipe Gonz¨¢lez dijo que las sociedades no soportar¨¢n una nueva crisis. Y sin embargo, las tendencias que se van consolidando y la acumulaci¨®n de datos parecen ir hacia ah¨ª irremediablemente. La Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) analizaba hace pocos d¨ªas que el mundo camina hacia el crecimiento global ¡°m¨¢s d¨¦bil¡± desde la crisis financiera, y en lo que respecta a nuestro pa¨ªs el Banco de Espa?a advert¨ªa, casi al mismo tiempo, de una mayor aton¨ªa, menor creaci¨®n de empleo e inversi¨®n reducida. ?Forma parte esta fase baja del ciclo de la misma Gran Recesi¨®n que empez¨® en 2008, a¨²n sin superar, o es otra cosa distinta? En cualquier caso, padecemos a nuestro alrededor lo que el gran economista Albert Hirschman denomin¨® la ¡°fracasoman¨ªa¡±, esa especie de complejo/prejuicio que en ocasiones impide aquilatar los avances obtenidos.
No es ¨¦sta la mejor situaci¨®n para nuevas elecciones generales. Tampoco lo es la de no tener Gobierno o tener un Gobierno d¨¦bil. Es muy probable que, ante el c¨²mulo de circunstancias excepcionales que nos acompa?an, los electores del 10 de noviembre tengan menos en cuenta que en otras ocasiones las preferencias ideol¨®gicas de las formaciones pol¨ªticas, y se esmeren por buscar las f¨®rmulas para la estabilidad a largo plazo. Lo importante no ser¨¢, como se ha aseverado durante muchos meses, la investidura del presidente, sino la legislatura completa. La ¨²ltima, de 126 d¨ªas (la anterior, de Rajoy, fue de 111 d¨ªas), se disolvi¨® sin culminar ni una sola de las 52 leyes propuestas por los grupos parlamentarios.
Las recientes estimaciones del Banco de Espa?a han hecho trizas el cuadro macroecon¨®mico del Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez, con el que ¨¦ste preve¨ªa ir a los comicios con cierta comodidad. No s¨®lo es que todo va a la baja, sino que esta tendencia se acelera con rapidez. El banco emisor recorta el crecimiento, el consumo, el empleo y la inversi¨®n, y revisa al alza el objetivo de d¨¦ficit p¨²blico. En estas condiciones, el margen del que dispondr¨¢ quien gobierne para hacer las pol¨ªticas necesarias para recuperar lo perdido durante la Gran Recesi¨®n y recortar las desigualdades son muy peque?as, por ser optimista. Y el marco para hacer las principales reformas pendientes, esas que llevan atoradas casi ocho a?os (fiscal, energ¨¦tica, laboral, educativa o financiaci¨®n auton¨®mica), es muy desfavorable. Por otra parte, Espa?a tiene que cumplir los compromisos adquiridos con Bruselas pese a que en junio pasado, despu¨¦s de una d¨¦cada y cuatro pr¨®rrogas, sali¨® del procedimiento de d¨¦ficit excesivo y los hombres de negro ya no se pasean por las calles madrile?as. No est¨¢ en vigilancia intensiva, pero s¨ª bajo observaci¨®n y con unos ajustes pendientes que entonces se valoraron ya en 7.600 millones de euros.
No podremos recibir mucha ayuda desde el exterior. El ¨²ltimo informe de perspectivas de la OCDE describe casi sin matices que el lento crecimiento ¡°se est¨¢ consolidando de modo preocupante¡±, el comercio se contrae y las perspectivas globales son cada vez m¨¢s fr¨¢giles e inciertas. ?Una fase de desglobalizaci¨®n? Aunque Espa?a resiste mejor que otros pa¨ªses, el economista jefe de la organizaci¨®n destac¨® la incertidumbre pol¨ªtica: en vista de lo extendida que est¨¢, cualquier cosa que la eleve no ser¨¢ una buena noticia. Tambi¨¦n manifest¨® su inquietud porque esta etapa de ¡°estancamiento secular¡± no se trate de algo pasajero y se convierta en algo estructural. A ello hay que a?adir los efectos del Brexit, la guerra comercial, el precio del petr¨®leo y los ¨²ltimos e inquietantes movimientos del mercado interbancario de EE UU que hace unos d¨ªas llevaron los tipos de inter¨¦s al 10% (se ha aducido que fue un problema t¨¦cnico, no de liquidez). En este contexto no tendr¨ªa perd¨®n que los partidos pol¨ªticos no presentasen a los ciudadanos sus verdaderos programas econ¨®micos sobre qu¨¦ hacer, c¨®mo y cu¨¢ndo. Ser¨ªa bochornoso que, en estas condiciones excepcionales, prosiguiesen con los t¨®picos banales de subir o bajar impuestos, contradici¨¦ndose inmediatamente despu¨¦s de llegar al poder central, auton¨®mico o municipal. La democracia espa?ola es suficientemente madura para no soportar esos enga?os.
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